Este verano en el mes de julio, envié a unas dos docenas de dirigentes socialistas conocidos míos el siguiente texto, proponiéndoles en broma que se tomaran como una "tarea de vacaciones", la tarea de elaborar y enviarme una respuesta
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OS PROPONGO QUE ME DEIS UNA RESPUESTA A ESTA INCÓGNITA QUE TENGO
“ Si la mayor parte de la gente socialista que ha dejado de militar
activamente, sea dejando de pagar las cuotas, o simplemente inhibiéndose, es
gente que lo que quería es liderar votantes,y han cedido el sitio a burócratas,
¿esto explicaría porqué una gran parte de las agrupaciones son incapaces de
mejorar los resultados políticos, y de ahí una causa del estancamiento de los
votos?
Para evitar debates estériles:
- Hay otros motivos de estancamiento de los votos; pero este es uno y no menor.
- Algunos de los que han dejado de militar lo son por otras razones. Y algunos mejor que lo hayan hecho. Lo que importa es descubrir en cuánto ha podido contribuir la pérdida de estos militantes activos en busca de votos a la desvitalización de las redes y el capital social socialista.
Muchas gracias, a los que me contestéis. Prometo publicar resultados
anónimos (salvo indicación expresa en contrario),en el mes de setiembre. Y por
el camino estoy dispuesto a cualquier dialogo por cualquier medio.
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Solamente he recibido una sola respuesta; la de Kilian Cuerda, historiador, miembro de la comisión ejecutiva del PSPV-PSOE de Valencia Ciudad, que transcribo literalmente a continuación, de acuerdo con su autor
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La respuesta a la cuestión planteada pasa, a mi entender, por una reproducción del pensar global y actuar (o aplicar) local que se suele dar a otras áreas. En este sentido, cuando hablamos del liderazgo de votantes por parte de militantes o activistas comprometidos, no hablamos o no deberíamos hablar, de simplemente "liderar" u organizar a los votantes para el día de las elecciones, para canalizarse hacia el voto. Esto, pese a ser importante y fundamental, no debe ser sino una consecuencia de un proceso previo, que es el de empoderamiento ciudadano, construcción de poder popular. Es decir, liderar votantes, ciudadanos, que por el proceso de organización y liderazgos articulados en red en un partido, se hagan más protagonistas de la política, del gobierno de las cosas, y cuando eso desemboque en el voto, no sea para votar terceros que les representarán y harán y desharán, sino para dar cuerpo y herramienta institucional al partido que es en el día a día vehiculo de empoderamiento y transformación con ellos, y por tanto potenciar y hacer crecer exponencialmente esto.
En nuestro entorno y contexto, debemeos
echar un poco la vista hacia el proceso que nos ha llevado hasta el momento
actual, desde la construcción del actual estado democrático durante la
transición, pasando por su evolución en un proceso con sus dificultades y
contradicciones de construcción del Estado del Bienestar por parte de los
gobiernos socialistas en un momento en que arreciaba la contrarrevolución
neoliberal o neocon en Europa y EEUU, y por lo tanto, sin la plena capacidad
para construirlo plenamente, cayendo en déficits.
En este sentido,
se empezó a construir democracia y ciudadanía en la transición, pero este es un
proceso incompleto y todavía deficitario. Estos elementos son dinámicos y
dialécticos, y en el periodo previamente expuesto, los partidos socialistas o
socialdemócratas occidentales han caído generalmente en dinámicas de excesiva
institucionalización de la acción política, de falta de vínculo activo y
práctico entre la militancia y activismo, y el empoderamiento ciudadano/popular.
De ahí el abandono de quien quería liderar votantes, y la burocratización
excesiva. La pérdida de la percepción de un partido de izquierdas como elemento
de transformación de la realidad continuo y activo, para pasar a considerarlo un
instrumento de gestión del estado actual de las cosas, ha desmotivado y
desactivado a muchas personas, proceso en el que no hay que olvidar tampoco las
derrotas ideológicas de la izquierda ante los antivalores del neoliberalismo
(capitalismo en su forma actual) de individualismo exacerbado, consumismo o
competencia, durante los años 80-90 y parte del inicio del siglo XXI. El
convertirse en instrumento de gestión de lo que ya hay, para el cual la
organización de votantes y militancia no es sino el paso previo y trámite para
llegar, resta grandes capacidades de transformación real, pese a que de
posibilidades efectivamente reales de paliar los efectos de las políticas de
derechas y conseguir nuevos derechos, pero siempre circunstancial o
temporalmente y en riesgo de regresión, como vemos hoy en día, por no operar
trasformaciones estructurales que partan desde abajo y después se
institucionalicen. Por ello ha podido cundir el desánimo entre quienes querían o
necesitaban una herramienta de transformación y de
empoderamiento.---------------------------------------------
Me alegra reproducir este texto. Sólo queda invitar a quien tenga interés a debatir esto en la práctica al seminario ACTIVISMO/LIDERAZGO POLÍTICO, que tendrá lugar en Madrid, los día 4 y 5 de octubre próximos. El programa y la manera de participar están en los eventos de Facebook. Allí profundizaremos Kilian y yo el diálogo sobre esto.
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