Los votantes no son
un conjunto de átomos aislados o una multitud de consumidores pasivos. Viven en
municipios concretos y, en ellos, en barrios más o menos estructurados. La vida
democrática de un país, gana cuando sus ciudadanos viven en barrios
estructurados, es decir, reconocidos como tales por sus vecinos, centros de
relación social, vida publica compartida.
Un barrio así configurado,
es un poderoso instrumento de integración y socialización de los ciudadanos. En
la vida social del barrio, los ciudadanos van pasando de sus intereses y
comportamientos políticos individuales a otros colectivos, y aprendiendo, si
existen adecuados liderazgos sociales y políticos, cómo la acción colectiva
puede generar el poder necesario para ir
satisfaciendo sus necesidades de desarrollo. Y pueden asociarse sin perder el
control de la asociación, de modo que ésta y sus dirigentes son interlocutores
fiables para el liderazgo político del municipio.
La conciencia de barrio se
desarrolla a través de:
- reuniones regulares de los vecinos y/o sus
líderes para la consideración de los problemas del barrio;
- discusiones genuinas en estas reuniones
regulares;
- liderazgo de su vida actual como comunidad:
aprendizajes conjuntos a través de lecturas, clases, clubs, compartir
experiencias de otros a través de interacciones, aprender formas de
expresar el arte de la comunidad…
- asumiendo gradualmente más responsabilidad por
la vida del barrio;
- estableciendo una conexión regular con los
activistas y líderes políticos del municipio y de otras instancias más
amplias.
Desde esta capacidad de identificar colectivamente su calidad de
vida y de actuar sobre los factores inmediatos que la mejoran o empeoran, los
votantes, sus líderes sociales y los líderes políticos que trabajan por empoderarlos,
se encuentran en muy buenas condiciones para participar en el debate de
políticas más generales, si alguien quiere regular esos debates para armonizar
las políticas de arriba abajo con otras de abajo arriba. De este modo, las
necesidades de los barrios vienen a ser la base sustancial de la política (Mary
Parker Follet, “The New State”, 1918)
Ahora bien, qué es un
barrio es algo poco claro en la vida política de nuestros países. Hay barrios
tradicionales que tienen un contorno bien definido, pero también hay nuevas
aglomeraciones de población que nunca han llegado a ser barrio, y otras en las
que el núcleo original ha quedado diluido con la llegada de personas foráneas.
En ciudades grandes, se confunden más los límites cuando se procede a la
división administrativa en distritos y barrios grandes, como agrupaciones de
secciones electorales, sin respeto a los contornos de los barrios
tradicionales.
Cuando un municipio, aumenta su tamaño y su
población puede encontrarse con tensiones de diferenciación que pueden atentar
contra la unidad del barrio, y alimentan aspiraciones críticas y/o
secesionistas del gobierno existente.
Todos estos problemas son
precisamente oportunidades para el desarrollo de los activistas políticos y sus
dirigentes. Interviniendo en ellos, puede tener lugar su inserción social en la
vida colectiva del barrio y su aceptación como participantes en las
conversaciones donde se perfilan las decisiones
políticas de los votantes.
En este sentido, la
experiencia parece demostrar que la intervención de los activistas/líderes
políticos en favorecer la estructuración del barrio, apoyando a los lideres
sociales que estimulen la asociación de los vecinos alrededor de intereses
comunes, contribuye a la sostenibilidad de los resultados políticos, a través
de la coalición líderes políticos/líderes sociales.
La intensidad del trabajo
de interacción que deben llevar a cabo los activistas, pone límites a la
amplitud de lo que pueden abarcar. Por
ello, se va viendo prácticamente que la dimensión de un barrio, estructurado o
por estructurar, ofrece un campo muy apropiado para que, a través de la
coalición liderazgo político//liderazgo social, un pequeño equipo de activistas
pueda asegurar la sostenibilidad de los resultados políticos.
Estos equipos de
activistas de barrio, contribuyendo a la estructuración social del mismo y
empoderando a los ciudadanos en la propia resolución de sus problemas, bien por
su cuenta o consiguiendo prestaciones de las administraciones, son la piedra
clave de las redes sociales partidarias.
--------------------Este es un fragmento de la documentación del Seminario "Activismo/Liderazgo" que se va a celebrar en Barcelona los días 23 y 24 de octubre, de 16,30 a 20,30 h.
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