Lo que no deberíamos dejar de
hacer en estos 100 dias
1.- Conversar intensamente para
coaligarse
2.- Preparar el aterrizaje en las
instituciones para no romperse la crisma y si controlarlas y alinearlas con la
política.
3.- “Sacar el voto” para no perder
finalmente ninguno favorable
2.- Aterrizando sin romperse la
crisma
Ya hay
bastante experiencia de cómo votos ganados en una elección se pierden en la
siguiente. Una buena parte de esas pérdidas se han fraguado en el aterrizaje en
la institución, que no ha permitido controlarla a tiempo y alinear su actividad con las preferencias
de los votantes.
Aterrizajes incorrectos, con
frecuencia, ha provocado la pérdida de buena parte del poder institucional y
social, conseguido previamente.
Detrás de
este mal aterrizaje, y como causas evitables, podemos señalar:
- Una mala comprensión del papel de los cargos públicos en las
instituciones democráticas, que unas veces ha hecho perder mucho
tiempo hasta que se han comprendido los mecanismos de funcionamiento,
otras ha llevado a pretender dominar la institución asumiendo directamente
los cargos públicos la gestión, trayendo todo ello como consecuencia no
llegar a dominar la administración municipal, burocratizando a los
políticos y dando un peso excesivo a lo técnico y burocrático en el
funcionamiento de la institución, con perjuicio de la política, en mucho
casos. La campaña electoral es un buen instrumento para entrenar a los
cargos públicos en el papel de
activista/líder político que no deberá dejar cuando esté en la
institución. A esto ayudará que durante la campaña se consiga un buen
conocimiento del potencial técnico y directivo del personal de la
institución, para concebir y ejecutar un proyecto para desarrollar la dirección pública profesional y autónoma y montar una coalición gobierno/administración
que asegure el control y alineación de esta con la política, sin sumergir
a los cargos públicos en la
gestión.
- Una coalición mal preparada en el caso de un gobierno de coalición de
partidos, lleva a que se pierda demasiado tiempo vigilándose unos a
otros, y a que la fragmentación por concejalías no favorezca una
consideración política de lo que se hace.
- Propuestas de actuaciones en los programas
electorales, con demasiadas
incógnitas/conflictos sin resolver, han venido chocando con las
estructuras burocráticas poco capaces para aprender.
- La falta de un sistema de información para conocer lo que se está
haciendo y el valor público que genera. En este sentido, es crucial contar
con un presupuesto funcional
analítico antes de la toma de posesión, que, por otro lado, puede
proporcionar buen material para la comunicación durante la campaña.
- El mantenimiento de una excesiva falta de regulación y normalización
de las decisiones públicas – endémico en la administración local -,
que abre la puerta a la arbitrariedad autoritaria en las decisiones, a las
irregularidades administrativas y a la corrupción.
Evitar
incurrir en estas deficiencias, no es fácil, a partir de la toma de posesión,
si el partido y el grupo municipal no han tomado ciertas precauciones, no han
desarrollado determinadas actitudes, y
adquirido ciertos recursos – efectivos, formación.
Algunas de
estas cosas tienen que suceder, al menos en parte, en el período que resta
hasta la toma de posesión, y de alguna manera mezclándose con las actividades
de conversar para coaligarse para conquistar el poder. Convendrá, pues, tener
en cuenta a la vez el contenido ambos ejes apartados, para decidir lo que
habría que hacer antes o después de la toma de posesión.
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