El paso del tiempo va corroborando lo acertado de la hipótesis que aquí se adelanta: antes de dedicarse a la política un joven debería adquirir y practicar un oficio o profesión en la sociedad. En algunos casos podrá simultanearla con un papel político y siempre debería servirle como un recurso de retirada parcial o definitiva.
La reflexión estratégica sobre el papel y desarrollo de
la organización juvenil formaría parte de los proyectos de desarrollo de los
recursos estratégicos del partido. Tendría que protagonizarse por un equipo de
dirección de la organización juvenil, con el apoyo de asesores y ejecutivos del
partido que creen en tal desarrollo.
La reflexión estratégica del equipo de dirección puede
partir de la insatisfacción que les produce el tipo de tarea que – al igual que
la mayoría de las organizaciones juveniles de los partidos – han venido
llevando a cabo hasta ahora, centrada sobre todo en actividades lúdicas y de
performance – junto a conspiraciones internas y otras con los “mayores”.
Como alternativa, puede explorarse que la organización
juvenil de un partido político podría asumir como misión: contribuir al
desarrollo de sus miembros en congruencia con los valores que van clarificando,
al mismo tiempo que aportan a su partido militantes, cuadros y asesores al
servicio del desarrollo del mismo. Una dirección consciente de estos
desarrollos irá requiriendo una cierta previsión y planificación de los
recursos humanos que la evolución previsible demande al partido.
Para una traducción operativa de esta misión, se pueden
ir explorando tres ejes posibles de despliegue que bien podrían constituir
otros tantos grandes proyectos estratégicos de la agenda de la organización
juvenil:
Ø el
eje del apoyo a las carreras personales;
Ø el
eje de la implantación de la dirección política consciente;
Ø y el
eje de la mejora del gobierno y la dirección pública.
El
eje de las carreras personales.
Las actividades que debería cubrir este eje tendrán como
meta apoyar a los miembros de las juventudes del partido en sus empeños personales por clarificar sus
valores e ir trazando un itinerario de su vida y carrera congruente con los
mismos. Representan una aportación a la sociedad en la medida que pueden evitar
la introducción en la política de personas que no saben a dónde van.
Se sugiere empezar experimentando la aplicación de
ejercicios de planificación de vida y carrera. A partir de los resultados de
estos ejercicios se irán “inventando” los ejes y actividades de este proyecto.
El
eje de la implantación de la dirección política.
Las actividades de este eje persiguen conseguir que todos
los miembros de las juventudes sean capaces de relacionarse con su entorno de
modo que identifiquen a los votantes actuales y potenciales del partido y de acompañarlos en sus decisiones políticas,
intercambiando con ellos compromisos políticos.
Los sucesivos períodos electorales proporcionan unos
hitos para evaluar los proyectos que se generarán por municipios, secciones
electorales y asociaciones en términos de los resultados políticos de votos,
fondos y voluntarios.
Las capacidades de “performance” actuales deberían servir
para renovar los modos de la acción política y saldrían potenciadas al
integrarse en un proceso consciente de evaluación/programación.
El
eje de mejora del gobierno y la dirección pública.
A través de las actividades de este eje, las juventudes
aportan al partido su contribución a que éste pueda contar con militantes y
simpatizantes con la preparación adecuada para cubrir con capacitación los
cargos públicos que se prevea que las sucesivas convocatorias electorales
demandan.
Por ejemplo, se puede pensar en dedicar a la capacitación
previa de candidatos a concejales las escuelas estacionales previas a las campañas
electorales, y planear una escuela de verano para los concejales elegidos en
las próximas elecciones municipales.
Acordando una previsión de necesidades a partir de las
próximas elecciones regionales, se puede diseñar un curriculum formador para
los cargos del gobierno regional.
Otras necesidades que se deberían atender son las de
puestos de dirección pública y de asesores/analistas de política. A este
respecto cabe señalar que las experiencias de formación de políticos para estos
puestos, encomendadas a instituciones del estado o privadas, casi siempre
terminan burocratizando a los cargos públicos, con desprecio de su papel
auténticamente político.
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