El período de tiempo que va desde unas elecciones municipales
a la puesta en marcha de las actividades de un nuevo mandato, suele
considerarse oportuno para llevar a cabo una evaluación del mandato terminado y
estudiar la manera de abordar el nuevo.
Esto se considera especialmente oportuno, cuando el cambio de
mandato viene acompañado de un cambio de gobierno.
Normalmente, a lo largo del mandato finalizado se han puesto
de manifiesto ciertos funcionamientos no del todo satisfactorios, algunas
hipótesis de trabajo han quedado descartadas y la actividad electoral ha
llamado la atención acerca de nuevas circunstancias y demandas ciudadanas que
sugieren la conveniencia de revisar tanto unos (los funcionamientos), como las
otras (las hipótesis).
Introducir esta práctica de evaluación y revisión periódica,
por otra parte, proporciona a los gobiernos locales una oportunidad de ir
adquiriendo capacidades de aprendizaje permanente sobre una variable muy
relevante de su potencial de realización: el modo en que dispone de sus
recursos humanos y materiales por medio de su organización. De este modo, se
crean condiciones para ir mejorando esta variable que, con mucha frecuencia, se
encuentra muy desatendida en las administraciones públicas. Esta desatención
suele explicar la falta de desarrollo de la eficacia y eficiencia en estas
instituciones.
La organización municipal debe medir su eficacia en términos
de cu capacidad de determinar/priorizar necesidades públicas, de elaborar
políticas de respuestas y de prestar con eficiencia y calidad los servicios
públicos que se derivan de ellas. En este sentido, pues, el período del mandato
cuatrienal es un marco de referencia muy adecuado para llevar a cabo la
evaluación y revisión de la organización municipal, poniéndola en relación,
tanto con la realizado en el mandato finalizado como con los propósitos del
nuevo mandato.
Por conversaciones mantenidas, este consultor deduce que los nuevos gobiernos y oposiciones han empezado a reflexionar sobre cambios a introducir sobre la
situación existente, alrededor de temas como:
- El sistema retributivo de los funcionarios.
- La preocupación por la falta de experiencia previa de la mayoría de los corporativos y la conveniencia cubrir esta laguna con la formación adecuada.
- Definir el papel de los cargos públicos en términos de tareas políticas y de supervisión sobre la administración municipal, sin mermar la autonomía de los directores profesionales.
- El aseguramiento de que las propuestas electorales del gobierno se traducen en programas, equipamientos y servicios nuevos.
- Mejorar la comunicación con los ciudadanos, movilizando su participación en la concreción de las políticas a llevar a cabo.
- Obtener un mejor rendimiento de la capacidad técnica de la plantilla municipal y completar esta capacidad en lo necesario.
- Convertir el presupuesto municipal en una herramienta eficaz del gobierno, tanto para concretar operativamente sus designios políticos, como para asegurar el control directivo de la Administración Municipal y para desarrollar el diálogo con los ciudadanos
Esta enumeración es necesariamente vaga y su concreción con
el gobierno municipal es precisamente uno de los cometidos del estudio que se
puede acometer.
Las ideas, que sobre cambios se están manejando, requieren
un tratamiento que las convierta en un diseño
organizativo, de modo que los actores de la organización afectados puedan
compartir una visión suficientemente común, para que los nuevos diseños
funcionen efectivamente, y no se pierda su potencialidad en tensiones internas.
Además, en todo cambio organizativo hay que tener en cuenta
que la implantación de los nuevos
diseños, constituye un problema en sí tan importante como el propio diseño, aun
contando con que el diseño debe hacerse de un modo que se vaya prefigurando su
puesta en práctica. El funcionamiento efectivo de una nueva disposición organizativa
requiere, además de su aceptación inicial por los actores, el entrenamiento de éstos en los nuevos
comportamientos que la nueva situación requiere y la puesta a punto de los
sistemas de información y control que deben apoyar los nuevos comportamientos.
Es costumbre bastante normal estudiar todas estas
determinaciones organizativas con ayuda de algún consultor externo que aporte
experiencia, una cierta “objetividad” al proceso, y añada cierta
seguridad a las decisiones de los responsables.
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