Las transformaciones que se están produciendo están
señalando necesidades en otro sentido que prescindir de los partidos en el sistema democrático.
La
transición hacia el post-capitalismo. - de la que forma parte la crisis que estamos viviendo - que va a traer aparejados reajustes en el quién y el cómo del ejercicio del poder, en el contexto de una crisis generalizada de las maneras de gobernar y dirigir, traen consecuencias como:
- El retorno de la importancia de la política
- La demanda de profundizar y extender la democracia y para ello la educación delos ciudadanos en su autogobierno.
- El convencimiento progresivo que los pocos actuales líderes heroicos no van a se la solución, sino que forman parte del problema- no tanto sus personas como sus prácticas. En cambio faltan muchos líderes próximos a la gente, que les ayuden a priorizar sus necesidades colectivamente y a comprometerse con las soluciones consensuadas/negociadas.
- La experiencia de cómo, en un sistema democrático, los gobiernos sin partido, se ciegan y no son sostenibles.
Pero no los partidos de las vanguardias iluminadas
o las burocracias. Los partidos del siglo XXI tienen que asimilar, como todas
las demás organizaciones, los requerimientos de la complejidad, olvidarse de
las cómodas jerarquías que no funcionan y organizarse en red con sus cargos
públicos y los líderes de opinión de sus votantes actuales potenciales –
coalición estratégica -; empoderar políticamente a sus votantes, militantes y
cuadros que completan la red con la coalición estratégica. Estos “príncipes”
del siglo XXI dominan así a los ideólogos, gestores, movimientos sociales y
medios de comunicación, que hoy interfieren su acción y su capacidad de generar
las transformaciones de comportamientos públicos que se necesitan para transitar
la transición.
La transición que vivimos,
está mostrando que la sostenibilidad política, la alternativa a la
desafección/abstención/desmovilización, no tiene más que una salida estable que
hay que encontrarla en la vía de la coalición
con los votantes.
Esta coalición es la que
produce el compromiso de los votantes, no solo de dar su voto, sino también de
ayudar a que otros también lo hagan. Así se consigue una sostenibilidad de
resultados políticos. Hay suficientes ejemplos prácticos que lo demuestran y
tantos ejemplos de situaciones de cómo se pierde esa sostenibilidad que, en
momentos anteriores, se tuvo.
Conseguir y mantener la
coalición/compromiso depende de que la formación política sea capaz de
proporcionar por sus comportamientos y en contrapartida, unos valores, deseados
por los votantes. Para conocer cuáles son esos valores, y asegurarse de que los
votantes los perciben en los comportamientos los partidos y sus cargos
públicos, se hace necesaria una intensa
y continuada comunicación en dos sentidos, en la que la comunicación
unidireccional de los medios masivos no será más que un apoyo, importante
en algunos casos, pero nada más.
La comunicación continuada
en dos direcciones, es una comunicación persona a persona y para realizarse a
la escala de mayorías necesita una organización de personas que quieran y sepan
llevarla a cabo.
En el siglo XXI, los
partidos serán esas organizaciones de personas en la medida que,
- abandonen sus prácticas burocráticas que han llegado a
convertirlos en maquinarias clientelares y de captura de cargos, y sus
dirigentes aprendan a practicar un
liderazgo suficiente que en la educación y el empoderamiento de sus
votantes y militantes, vaya eliminando tentaciones clientelares y
dotando a “su sociedad” de líderes que animen la vía ciudadana a la mejora
de la calidad de vida;
- superen la visión a corto plazo de las campañas electorales,
sumando a ellas planes y proyectos a medio plazo para el desarrollo de
recursos estratégicos: orientación
y conocimiento de los votantes actuales y potenciales,
recursos humanos competentes – lideres, militantes, analistas y
comunicadores, voluntarios, cargos públicos y directores profesionales - y financiación mayor y desde los
votantes;
- activen y motiven a la red que forman votantes – y sobre todo sus
líderes de opinión – y sus militantes, con prácticas de elaboración/comunicación de la política de abajo arriba, en
contraste con la política de arriba debajo de las instituciones de
legislativas y de gobierno.
Y en la medida que los partidos sean capaces de
avanzar por esta vía, el partido y los líderes de opinión de sus votantes –
actuales y potenciales -con los que ha llegado a coaligarse, pueden llegar a
formar una coalición estratégica –
gobierno+ partido+ líderes de opinión de los votantes- que asegura la
sostenibilidad de los resultados políticos.
En el contexto de esta
coalición, el gobierno, alimentado por las prioridades de los votantes que han
sido la base de la coalición del partido y los líderes de opinión de sus
votantes, puede ejercer una gobernanza
eficaz, que no pone en peligro los resultados futuros, progresando, a su
vez, en su capacidad de,
- entregar efectivamente a los votantes, las prestaciones que
responden a las prioridades acordadas;
- contribuir a los proyectos estratégicos que han sido necesarios
para despejar las incógnitas y conflictos que acompañan a los objetivos y
medios de acción públicos;
- transparentar los fines/medios de su actuación y someter sus
decisiones a la mayor participación posible de los ciudadanos, incluida la
negociación y el respeto las
minorías, sin perder de vista su coalición mayoritaria;
- prever el futuro.
La coalición estratégica,
con los límites de la madurez y estabilidad de la misma, da lugar a un nuevo
actor de la política, una empresa de
servicios políticos, entendiendo por tales, aquellos que contribuyen a la “formación y manifestación de la voluntad popular”.
La coalición estratégica
para mantenerse necesita una concepción y unas prácticas de sus dirigentes que superen las tentaciones de los
liderazgos heroicos, tanto carismáticos como burocráticos. El conglomerado de
organizaciones y asociaciones que la forman sólo puede encontrar una andadura
estable, lejos de esquemas jerárquicos, en una organización en red, con un liderazgo suficiente que no se sitúa en
ninguna cúspide sino al lado de aquellos nudos que necesitan apoyo para cumplir
su función en la coalición.
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Sigue y lo comentaremos colectivamente los próximos 28 y 29 de junio en Barcelona, en la Jornada "Prácticas de Gobernanza Eficaz", cuyo programa y condiciones se encuentra en otra entrada de este mismo blog.
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