Creo tener identificados en la práctica personal - y de
otros colegas -tres procesos que, en la medida que avanzan, generan interacciones tóxicas que están
deshaciendo las organizaciones. Estas interacciones tóxicas van minando la eficacia
de las organizaciones, al mismo tiempo que se reduce la implicación de parte de
sus miembros, junto a la desafección de entornos significativos. Por este camino,
las organizaciones afectadas, pueden llegar a desaparecer totalmente o en
alguna de sus partes, o quedar reducida a un papel secundario.
Sin perjuicio de dedicar a esta cuestión los resultados
de más observaciones y reflexiones individuales y colectivas, ahora puedo
avanzar los siguientes rasgos de estos procesos destructivos:
Ø Cuando
se van abandonando, sin motivos justificados, procedimientos,
métodos de trabajo y/o reglas de decisión, legitimados por los resultados,
el consenso o la tradición, parte de sus miembros reducen su implicación, otros
valiosos abandonan la organización, generalmente, con repercusiones negativas
en el entorno.
Ø Cuando
no se identifican buenas prácticas y
buenos practicantes, ni se hace suficiente por conservarlas y trasmitirlas,
perdiéndolas cuando los buenos prácticos abandonan sus puestos – por salida o
relevo natural. En estas situaciones, la organización no mejora su eficacia/eficiencia,
los nuevos no aprovechan la experiencia ya vivida y pueden “reinventar la rueda”,
a veces cuadrada.
Ø Cuando
un sistema de liderazgo no es capaz de limitar el despilfarro de energía que
pueden generar las luchas internas por el poder y sus posiciones, lo pactos pacificadores
no logran producir
coaliciones(=crecer juntos) suficientemente maduras y dominantes. Un descontrol,
no siempre aparente, mantiene problemas importantes sin resolver, sin que se
trate de que no están resueltos, ni se trate el que no se trata – trampa que va
deshaciendo las interacciones de colaboración.
La crisis incide en la visibilidad y en el efecto
maligno de estos procesos. En las organizaciones grandes, es posible utilizar
análisis comparativos entre sus unidades componentes, para identificar y analizar
estos procesos.
Es posible, detener
estos procesos y revertir sus resultados negativos, cuando en cada situación
autónoma un número de personas con influencia, son capaces de ir constituyendo
un sistema de liderazgo, que genere que
sus miembros se impliquen más –
productividad/innovación - y sus entornos se “reafecten”.
---------------------------------------------------------------------------
Una aplicación al mundo público de este enfoque se trata en la 4ª edición de la jornada PRACTICAS DE GOBERNANZA (gobierno/oposición) EFICAZ. Ver programa y condiciones de participación en la entrada anterior de este blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario