Hay dos hitos, que pueden necesitar un horizonte mayor que las campañas electorales y pueden condicionar de modo muy importante las posiciones políticas de un partido, debilitándolas:
- la composición del partido y su penetración en la estructura social de la ciudad
- y la sucesión del alcalde y, en su caso, de otros cargos públicos.
De
la conveniente evolución de la composición de los miembros en función de sus
intereses, ya se ha hablado más arriba. En todo caso, este es un empeño que
necesita un medio plazo para conseguir una composición satisfactoria y que
puede afrontarse al mismo tiempo que el referente a la penetración en la
estructura social de la ciudad.
La sucesión conflictiva
de un alcalde veterano ya ha dado al traste con más de una alcaldía. Y lo mismo podemos decir de las incidencias
negativas de sucesiones de cargos orgánicos
Con frecuencia, nos encontramos con restos de
caudillismo carismático que ha impedido que crezca la hierba a su alrededor. En
una situación de normalización democrática, sería más razonable que un nuevo
Alcalde establezca un plazo máximo de permanencia en el cargo, y desde ese
momento piense en el proyecto de su sucesión.
El
proyecto de sucesión debería estar abierto como una actividad permanente de la
gobernanza local (gobierno+ ejecutiva). En este proyecto debería haber dos ejes
de actuación:
- La
designación de entre 3 y 5 personas que se están preparando teórica y
prácticamente para poder ser alcaldes en un futuro, no necesariamente muy
lejano.
- La
previsión de una salida que no haga traumático que un alcalde pueda dejar
de serlo, en el momento conveniente, después de un número de legislaturas,
en el contexto de una política general de apoyo al reciclaje de cargos
públicos.
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Estos temas se trataran en las ediciones sucesivas de la Jornada "Nuevas pràcticas de gobernanza eficaz"". Leer + sobre el programa en este mismo blog.
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