La orientación al votante de un partido político
requiere superar las organizaciones locales y territoriales como casi exclusivamente
maquinarias de selección de cargos públicos e irlas transformando en “empresas
de servicios políticos” que concurren a la formación y manifestación de la
voluntad política de sus votantes.
La
organización local de un partido que quiera ganar la fuerza de la orientación a
los votantes, necesita tener a sus
miembros dentro de la sociedad, participando en la vida social, tanto
individual como de las redes y de las asociaciones y ganándose el permiso para
escuchar lo que la gente piensa y para ser escuchado cuando tenga algo que
decir seriamente – no propaganda, solamente. Claro que esto no podrá
conseguirlo en toda su comunidad local. Una buena parte de gente, no lo
interesarán nada estas cuestiones, y otra buena parte, se enfadará por sus
puntos de vista, y puede que ni quiera tener una conversación pausada con los
miembros de ese partido. Por ello, antes que nada la dirección debe acotar y
priorizar quiénes son sus votantes
actuales y potenciales, los que estarían dispuestos a dejarle entrar en su
conversación.
El
mapa de los actores sociales y de los procesos de la gobernanza local se
completa con el papel que llevan a cabo los influyentes/líderes de opinión y
los miembros de la elite del poder local, incuidos los medios de comunicación social.
Si se quiere que el partido vaya avanzando hacia esta orientación a los votantes, habrá que revisar los criterios de reclutamiento y entrenamiento de sus miembros. Hasta ahora, varias circunstancias han condicionado que los militantes de los partidos no respondan al tipo de persona que puede asumir con facilidad el papel de implicación y conversación social que aquí se esbozan.
Al
final, nos encontramos partidos con demasiadas personas “buscadoras de cargos”, o "ateneistas" que quieren cambiar el mundo desde un discurso ideologico cerrado. y pocas con intereses por clarificar sus valores, tratar problemas colectivos
con los interesados e idear y liderar proyectos cívicos.
La
“empresa de servicios políticos” necesita incorporar un mayor porcentaje de
personas no especialmente preocupadas por obtener un cargo público. Y con sus
actividades de movilización y entrenamiento de sus votantes actuales y
potenciales y de los líderes de opinión, ofrece nuevas oportunidades para el
aprendizaje del liderazgo social.
Estos
nuevos voluntarios políticos han de
tener interés y capacidad para integrarse en su comunidad en una vida social
completa, que les lleve a encontrarse con su gente frecuentemente en los
eventos sociales corrientes – bodas, bautizos, celebraciones, entierros,
encuentros públicos y privados, a participar normalmente en las redes y
asociaciones que se generan- y que, en algunos casos ellos contribuyen a
generar- en la sociedad. Así llegan a
ser vistos por su entorno social como unos ciudadanos valiosos y,
probablemente, aceptados por los líderes de opinión como interlocutores útiles.
Este
voluntario/militante logra una buena identificación personal con votantes y
tiene un capital social como activo que puede ser utilizado para fines
políticos. El partido, como “empresa de servicios políticos” tiene en este tipo
de voluntario/militante una oportunidad de inversión aportándole ayudas para ir
formando sus redes sociales, entrenándole en las habilidades interpersonales y
organizativas que mejorarán su eficacia, dándole oportunidades para influir en
la política que se va llevando a cabo y, al mismo tiempo completando su
formación política.
Y
es a través de redes de estos voluntarios/militantes que el partido puede
identificar, coaligarse y movilizar a
sus votantes actuales y potenciales, de modo que consiga dotarse de recursos
económicos y nuevos voluntarios con que nutrir sus esfuerzos –
proyectos/campañas – por mantener / desarrollar sus mayorías electorales.
Cuando
la mayoría de los miembros activos de una organización local de partido, no lo
sean por conseguir un cargo público, o solo para hablar y discutir.las dinámicas de poder serán más
productivas y volcadas en conseguir las mayorías electorales. Por ejemplo, un
criterio importante para designar a los miembros de una candidatura deberá ser
su capacidad de atraer votantes que
se pueden identificar con su liderazgo social. Las competencias técnicas y
burocráticas deben residir más en funcionarios y/o asesores.
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Las cuestiones de estructura de organización de partido se tratarán más a fondo en las sucesivas ediciones de la Jornada NUEVAS PRACTICAS DE GOBERNANZA EFICAZ - programa de anteriores ediciones en este mismo blog - y en nuevos seminarios sobre "Activismo y Liderazgo Políticos"
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