Es bastante universal el reconocimiento en
experiencias, investigaciones y lecturas/enseñanzas de cómo las organizaciones
alcanzan los niveles de eficacia y eficiencia que la buena salud que la sociedad
exige. Desde hace unos cuantos años, esto que parecía sólo propio del mundo de
los negocios, ha aparecido también en el sector público, entendiéndose que
ahora las mayores mejoras de productividad pueden darse en este sector sin
necesidad que ello venga de la mano de un empeoramiento de las prestaciones a
los ciudadanos.
Este cuerpo de experiencias, investigaciones y
lecturas/ enseñanzas se suele titular DESARROLLO ORGANIZATIVO o de las
ORGNIZACIONES. Este título viene a indicar que los agrupamiento sociales que se
llaman organizaciones, no son ahora
meros apéndices instrumentales de la voluntad particular de sus propietarios
o dirigentes. Sino más bien, que el agrupamiento de personas genera unas interacciones sociales y que la obtención
de resultados en cada entorno genera
también unas exigencias de tarea. Y
que cómo se manejen esas interacciones para responder a las exigencias de tarea,
determina de un modo importante la eficacia y la eficiencia de los resultados
que se obtienen. Y como consecuencia, en cada momento histórico el nivel de
eficacia y eficiencia que exige la sociedad, obliga a los propietarios y
dirigentes a acomodar su mentalidad y prácticas de gobierno/dirección a
conseguirlo, so pena de sanción negativa. Esta mentalidad y prácticas, hacen
referencia a la generación y reparto de
poder entre los miembros de la organización, a través de maneras de
coaligarse dirigiendo o de dirigir coaligándose.
Aterrizando en nuestro país, probablemente la primera
que aparece deficiente es la falta de sensibilidad a los resultados. Y,
socialmente, no parece demasiado grave que casi nadie reciba sanción
positiva/negativa por sus resultados. Existen gran cantidad de subterfugios
para librarse de ellos. E incluso, en una mayoría de situaciones ni los resultados
que hay que perseguir están claros, ni se hace mucho por aclararlos.
Existen llamados gobiernos de coalición, que no pasan
de ser yuxtaposiciones de miembros de diferentes partidos, sin apenas metas en
común. No hay una aclaración de resultados futuros, y por consiguiente, no
existe el “crecer juntos” – que es lo que quiere decir la palabras latina de
origen coalescere – sino el “robarse
la cartera” unos a otros los socios del gobierno.
En los partidos, la figura del líder – alcalde,
secretario general, candidato – responde a la figura ilusoria del “líder
heroico” que con su discurso y los medios masivos seduce a sus votantes, y va
consumiendo a la organización de los miembros de su partido – militantes,
afiliados, simpatizantes, votantes, voluntarios –a golpe de decisiones
burocráticas centralizadas.
En las administraciones, a falta generalmente de una
dirección pública profesional y autónoma, prima en el diseño de sus estructuras
la defensa de intereses corporativos, a través de reglas formalistas de cada
corporación profesional – los juristas, los economistas, los arquitectos, los
ingenieros, los policías, los informáticos, los trabajadores sociales, los programadores
culturales, los agentes de desarrollo local. Nadie defiende el valor público o
el resultado social de lo que se hace. A veces los políticos de un modo poco
preciso. Las más de las veces son como un cuerpo corporativo más, aliados con
algún núcleo de funcionarios y más preocupados por hacer muchas cosas de su
concejalía.
De esta rápida visión, puede deducirse que el
desarrollo organizativo en nuestro mundo público es muy pequeño. La mayoría de
las organizaciones se pretenden convertir en instrumentos pasivos de voluntades
personales, mejor o peor acumuladas.
Invito a lector a que haga una prueba en su entorno. Y
en su caso, su gobierno local, su partido y su administración local, en cuanto
a cómo se identifican y sancionan resultados,
cómo imponerse o coaligarse gobiernan
las interacciones entre sus miembros, y cómo se definen los entrenamientos
de los actores para el desempeño eficiente de las mismas.
En una próxima entrada, expondré unas cuantas
estrategias para desarrollar la organizaciones públicas – gobiernos, partidos,
administraciones.
Leer
+ en otras entradas de este mismo blogs.
El
desarrollo organizativo del mundo público es una de los instrumentos que se
introducen en el curso Formación y entrenamiento
para la práctica política y la gobernanza eficaz, en sus tres partes:
· Cómo
ganar y no perder votantes (tronco
común)
· Prácticas
de gobernanza eficaz
· Cómo
construir una alternativa de gobierno desde la oposición.
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