LA INSERCIÓN SOCIAL DEL PARTIDO.
ESTAR
EN LA SOCIEDAD PARA HABLAR CON LA GENTE
COMUNICACIÓN
INEFICAZ
Las personas que forman la gente van tomando sus
decisiones políticas en conversación
informal con las personas próximas.
Algunas de ellas influyen especialmente en el sentido de esas decisiones porque
las personas confían en sus juicios y se sienten identificados con ellas. Estos
son los influyentes, o líderes de
opinión.
Si un grupo político no participa en estas conversaciones
su comunicación con la gente puede estar aquejada de serias limitaciones. Y
estas limitaciones se traducen en inseguridad de los resultados que puede
obtener de ella.
En efecto, una comunicación unidireccional,
- se lleva a cabo, sin conocer los intereses, los procesos de decisión y los hábitos de información de sus destinatarios;
- no puede, así, responder a sus intereses, ni
acomodarse a sus procesos de decisión;
- en la práctica, habla de los políticos no de los votantes, por lo que interesa poco a éstos;
- tampoco recoge
las reacciones
de los destinatarios a la comunicación recibida, que, tampoco de sabe si
se ha recibido.
Como consecuencia, una buena parte de esta comunicación
política no tiene las condiciones para tener influencia en los comportamientos
de los electores.
La publicidad de lo buenos que son los gobernantes, de
los mucho que hacen, de la buena historia de los partidos, de los méritos de
sus candidatos, de lo mucho y la bueno que están dispuestos a hacer, está
condenada a demandar cada vez
presupuestos más altos para compensar la inseguridad de los resultados que
pueden esperarse de ella.
Los ciudadanos cada vez más, están más educados y tienen
más experiencia. Van desarrollando estrategias
de discriminación y eliminación de los mensajes que no consideran interesantes.
Entre éstos, los mensajes políticos cuentan entre los que menos interesan a la
gente. Los suelen considerar negativamente, como propaganda, y son retirados de
la atención de sus receptores. A esto
llamamos el “zapping político”.
La gran polución informativa en que todos vivimos hace
que cada vez tengan menos rendimiento las antiguas estrategias de interrumpir
las conversaciones que la gente mantiene alrededor de sus decisiones con unos
mensajes que no han pedido, y todavía peor, que no desean. Los intentos de
“colarse” a fuerza de insistencia – más presupuestos- en esas conversaciones,
contribuyen al desarrollo del “zapping”
Este es un fenómeno que no atañe únicamente al mundo
político. Los expertos en marketing vienen hablando de la crisis del marketing de interrupción y de la necesidad de ir
experimentando un marketing del permiso.
Importancia de la inserción social del partido
Todo esto tiene una traducción al ámbito de la política
local. Sólo una comunicación en dos
sentidos tiene la virtualidad de contribuir
de un modo seguro a lograr la coalición de más votantes. Porque
- nos asegura que vamos a hablar con la
gente de lo que les interesa,
- al recoger las reacciones hacia lo
hablado, nos permite “corregir el tiro” si no hemos dado en el blanco a la
primera,
- y, finalmente, hace posible recoger el
compromiso del interlocutor, si lo conseguimos.
De ahí que se justifique el título de este documento, estar en la sociedad para hablar con la
gente.
Cuando hablamos de sociedad, nos estamos refiriendo a nuestra sociedad, la formada por
nuestros votantes actuales y potenciales y por sus líderes de opinión.
El resto de la sociedad no entra dentro del estar. Los
contactos con miembros de la élite del poder local pueden ser necesarios para negociar con ellos, pero nunca deben
amenazar la identificación con las bases de nuestros votos. Las relaciones con
los líderes de opinión de los votantes de otros partidos son instrumentales
para contribuir a su desmovilización y para incorporar políticas que no
exasperen a sus votantes.
Sólo con la sociedad que forman los votantes actuales y
potenciales de nuestras listas en todas las elecciones, tenemos interés de
inserción para mantener una relación social permanente que alimente la
comunicación en dos sentidos.
Si los votantes actuales y potenciales no se sienten
cercanos al partido, éste está contribuyendo a la abstención de los mismos.
Además le será difícil al partido tener acceso a las conversaciones que
mantienen los votantes entre sí y con sus líderes de opinión. Así será difícil
conocer los contenidos de esas conversaciones y que las informaciones que
proporciona el partido sean aceptadas en esa misma conversación, y no
calificadas de propaganda de la que hay que defenderse.
En la medida que el partido consigue que la gente lo
sienta próximo va contrarrestando la imagen de máquina exclusiva para
seleccionar cargos públicos y generar clientelismos.
El partido se inserta socialmente,
- por medio de la presencia natural de sus cargos, militantes, simpatizantes y
voluntarios en las manifestaciones
sociales de sus votantes: fiestas, entierros, tertulias, paseos,
celebraciones familiares o de asociaciones, actos públicos;
- a través de los contactos bidireccionales con líderes de opinión de los
votantes actuales y potenciales, de los cargos elegidos y de los miembros
del partido, que puedan mantener una conversación política a su nivel;
- como consecuencia de las actividades que
organiza el partido para prestar servicios
políticos que contribuyen a que sus votantes tomen sus decisiones
políticas, de modo que algunos miembros del partido así empiecen a ser
considerados como líderes de opinión, y no meros propagandistas.
El partido así integrado en “su” sociedad habla con su
gente y sienta las bases iniciales de una comunicación eficaz en dos sentidos.
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