Las
prácticas para no perder/ganar votantes. Sesión Segunda.
EJERCICIOS PARA ENTRENAR LAS
PRÁCTICAS DE CONVERSAR PARA COALIGARSE.
La política se materializa en una gran cantidad de
comunicaciones entre personas y grupos. Sin embargo, una proporción importante
de esta comunicación acaba siendo inútil a lo que pretende la política. En
buena parte esto es así porque las comunicaciones tienen lugar sin tener en
cuenta cómo lograr la meta que toda política necesita alcanzar: coaligarse,
“crecer juntos”, con otros, sean votantes, donantes o voluntarios. Y por otra
parte, por las malas prácticas que la vida social y organizativa nos han
inculcado, como hablar antes de escuchar, hablar desde fuera, hablar desde
arriba y utilizar un lenguaje ajeno a los valores de los interlocutores.
.
Dada la omnipresencia de la comunicación en toda la
política y el efecto destructivo que tiene sobre su eficacia coaligadora la
mentalidad y las prácticas burocráticas, cabría pensar que lo lógico, por parte
de las direcciones de las organizaciones políticas prestaran mucha atención a
conseguir un buen estado de entrenamiento en las prácticas de conversar para
coaligarse.
Sin embargo, el predominio de la mentalidad y las
prácticas autoritario burocráticas en la
mayoría de las organizaciones políticas conduce a un intento de controlar
uniformando desde arriba las comunicaciones.
El fracaso de este intento explica
bastante bien el desorden que hoy se vive en la vida política.
La magnitud de este cambio hace muy difícil abordar su
tratamiento global que requeriría un enfoque radicalmente distinto del actual
diseño organizativo. Así que nos limitaremos aquí a apuntar un tipo de ejercicios
que vayan entrenando las buenas prácticas apuntadas que superan las malas.
Sin perjuicio de proponer ejercicios específicos en las
siguientes sesiones indicaremos en ésta tres ejercicios que sirven a modo de
introducción.
1.- Organizar
pequeños grupos para el entrenamiento.
Se aprende a conversar eficazmente interaccionando con otra
persona y sacando consecuencias de lo que pasa. Un dispositivo práctico para
ello, lo pueden formar dos personas que conversan y una persona distinta que
atiende la conversación y hace observaciones a los dos protagonistas. Las tres
personas pueden ir cambiando de papel en sucesivos ejercicios.
Estas pequeñas células pueden mantener vivo la atención
de discriminar malas de buenas prácticas y de ir sustituyendo permanentemente las
primeras por las segundas.
2.- Comprensión frente a inducción.
La mayor parte de las malas prácticas proceden de
actitudes y comportamientos que,
consciente o inconscientemente, persiguen inducir algún comportamiento en
nuestro interlocutor. Como consecuencia
de estos comportamientos el interlocutor, o bien tiende a interrumpir la
conversación porque no le gusta como se pretende conducirle, o bien se pliega a
las indicaciones que recibe, porque así disminuye su ansiedad ante el problema,
pero su reacción no corresponde a él mismo. Con lo que nos diga, puede no
mantenerse después.
En este sentido, comportamientos de evaluación, de
interpretación personal, de investigación, de solución del problema, pueden conducir a una engañosa sensación de conocer las
actitudes del interlocutor, y sin embargo, haber bloqueado con ellos la
manifestación de sus verdaderas actitudes.
En las pequeñas células de entrenamiento, se debe prestar
especial atención a identificar los comportamientos de inducción y a aprender a
reemplazarlas por conductas no directivas que permitan obtener del interlocutor
el máximo de información y que esta no esté inducida sino que responda a los
más auténticos intereses y visiones del mismo.
Estas conductas deben centrar la conversación en el
interlocutor, interesándose por sus manifestaciones y animándolo continuamente
a expresarse y a entenderse a sí mismo.
Este tipo de ejercicios conviene que ocupe un tiempo
permanente en la dedicación de los militantes activos o activistas.
3.- Conversaciones
para ir constituyendo comunidades de votantes.(1)
La comunicación de la política debe estar orientada a
conseguir los resultados en términos de votantes, donantes y voluntarios, el
camino más seguro para ello se encuentra en la constitución de comunidades de
votantes que se coaligan para ir consiguiendo mejoras en su calidad de vida.
Ir constituyendo y reconstituyendo estas comunidades
sobre las coaliciones de los proyectos de mejora, requiere que los activistas
del partido vayan dominando una variedad de conversaciones que responden a las
diferentes situaciones que pueden ir viviendo las comunidades de votantes..
Hipotéticamente podemos diferenciar 6 conversaciones:
- lA conversación de invitación, es el medio por el que se crea el acogimiento. Contradice la creencia convencional de que el cambio requiere mando o persuasión. La conversación de invitación da importancia a la libre decisión, que está en la base de la responsabilidad..
- ·
La conversación de posibilidad, sirve al
planteamiento de una condición futura, más allá de la situación actual.
- ·
La conversación de propiedad, pide a los ciudadanos que actúen con el dominio de su
acción y sus resultados
- ·
La conversación de desacuerdo, abre el camino al compromiso, a través de las preguntas
que demandan dudas y reservas.No se trata de resolverlas, ni defendernos de
ellas, ni explicar sino solamente
escuchar.
- ·
La conversación de compromiso es una promesa sin expectativa de recompensas. La virtud
es su propis retribución
- ·
La conversación de valoración de aportaciones, define la comunidad en términos de
nuestras aportaciones y lo que hacemos presente, no por las deficiencias o por
lo que falta, valorando la diversidad y la inclusión
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(1) Este
apartado es un apunte del libro “Community.. The Structure of Belonging” (2.008).de Peter Block, editado
por Berret-Koehler,Pub.,Inc, San Francisco ,CA.
Cada organización debería identificar el
tipo de conversaciones que necesita para ir constituyendo sus comunidades de
votantes, y diseñar los ejercicios correspondientes para su entrenamiento,.
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