Algunos políticos, inducidos por actitudes autoritarias o de
despotismo ilustrado sobre su papel, y apoyados en versiones vulgares, ya
superadas, del marketing, tienden, a veces, a ver a los electores como un
público pasivo destinado a ser mero receptor de sus discursos o de sus mensajes
publicitarios, más o menos basados en estudios formales sobre sus actitudes y
comportamientos.
Pero la realidad, con frecuencia, es algo distinta.
Los habitantes de una ciudad no son un conjunto de átomos
aislados. Están reunidos en grupos (familias,
asociaciones y organizaciones) y se relacionan a través de redes sociales. No todos tienen el mismo interés por las cuestiones
públicas. Algunos muestran mayor preocupación por adquirir información sobre
ellas y también por difundirla a los demás, influyendo así en la formación de
su opinión. Estos líderes de opinión, o
influyentes, que suelen existir en todos los niveles de la sociedad, más
los miembros de la estructura de poder
local, que, por su domino de las organizaciones, tienen un acceso
predominante a los recursos económicos, mediáticos y de personas de la
comunidad local, forman un mapa de
canales de comunicación que puede contribuir a economizar el esfuerzo de
comunicación en dos sentidos que debe llevar a cabo toda formación política
local.
Desde los años 40 del siglo pasado se han ido llevando a
cabo investigaciones sociológicas que encontraron que los mensajes de los
medios masivos, de hecho, tenían un pequeño efecto en cómo la gente vota
comparado con el que ejercía la influencia personal de familiares, vecinos,
compañeros de trabajo, gentes a la que respetan y en cuya opinión confían. Con
variaciones en el tiempo, en los distintos tipos de elecciones y en habitats
distintos, investigaciones sociológicas, políticas, periodísticas y comerciales
que se siguen llevando a cabo,
demuestran que esa influencia personal, en la mayor parte de los casos, es, al
menos tan importante como la de la publicidad en los medios; y en muchos casos,
más importante. Y la tendencia se va acentuando con el surgimiento de las nuevas
tecnologías, la fragmentación de los medios masivos y, sobre todo, dos
tendencias que empujan el cambio en la sociedad: la gente está más educada, tiene un pensamiento más crítico, le gusta
más ponderar argumentos, discutir opiniones, unirse con otros y además la gente es de más edad, tienen más
experiencias. Los esfuerzos de propaganda de los gobiernos se ven minados
cada vez más, no sólo por algunos medios masivos (que, a veces, van a la cabeza
de las tropas) sino por los “micromedios” de ciudadanos contrapropagandistas
que difunden informaciones en directo a través de su propio e-mail, teléfonos
portátiles y páginas Web, que, a su vez, pueden llegar a aparecer en las noticias
de la noche o en periódico de la mañana o en los noticiarios de la radio.
La mayoría de la gente tiene relaciones con esas personas
influyentes o lideres de opinión que forman parte de su medio social inmediato
y que pueden llegar a representar un 10%
de la población adulta.
No se trata de los primeros nombres que vienen a la mente
cuando se piensa sobre gente con influencia en el país – los líderes del
gobierno, los líderes de las grandes empresas, o los ricos. Más bien, se trata
de millones de gente que viene de cada ciudad y pueblo y que moldea las
opiniones y tendencias en nuestro país. Los más activos social y políticamente,
los influyentes son activos en sus comunidades. Están interesados en muchos
temas y están conectados a muchos grupos. Saben cómo expresarse y lo hacen. Y,
por su posición en la comunidad, en su lugar de trabajo y en la sociedad, sus
opiniones son oídas por mucha gente e influyen las decisiones en las vidas de
otros.
Casi seguramente, cualquier persona conoce a alguna de
ellos. Hay muchos influyentes en cada bloque, en cada lugar de trabajo, en
muchas familias. Cualquier persona, probablemente, habla con uno, al menos, en
el curso de la semana. Es probable que cualquier persona busque a un influyente
cuando tiene una decisión importante que tomar. Los influyentes son la clase de
gente a la que cualquiera se vuelve cuando necesitas ayuda. Si ellos no saben,
conocen a alguien que lo sabe. Consiguen la atención. Tienen el respeto de la
gente.
El “boca-oreja”
ha sido siempre importante en las decisiones de la gente. Pero parece que en
las últimas décadas va creciendo en importancia ese canal persona- a- persona
del “boca-oreja”. Esto parece ser así con los amigos y familia y también con
otra gente, como colegas, conocidos, vecinos y expertos profesionales y
consultores de muy diverso tipo. La
gente antes de decidir habla y cuando decide se trata de una conversación.
La televisión, la radio y los periódicos y revistas tienen
aún su importancia; pero la gente consigue ideas para sus decisiones de otras
fuentes, como consecuencia de su mayor educación. El rol de los medios masivos
ha cambiado, más hacia el apoyo de la conversación que a dirigir a la gente
hacia una decisión.
INTERNET ha ampliado la conversación. Permite a la gente
buscar información, hacer preguntas, mandar correos a sus amigos, hacer grupo
con gente con intereses semejantes. Se está equiparando con los demás medios a
pasos muy rápidos.
Además más gente tiende a hablar más sobre cuestiones de la
comunidad. Y en la medida que hablan más entre sí y confían más en lo que oyen
de sus amigos, familiares y personas expertas se vuelven más selectivos sobre
las “voces oficiales” de la sociedad. Escapar de la publicidad forma parte de
las prácticas diarias – el mando de control remoto.
Hoy, o dentro de poco, el
canal de comunicación más influyente no va a ser ninguno de los medios
tradicionales, ni siquiera el nuevo medio de INTERNET, sino el canal humano del individuo, persona- a
persona, comunicación “boca-oreja”. Sin duda ya lo es para las elecciones locales.
En el marco de estas tendencias, olvidarse de viejos modelos
de la comunicación política unilateral y esforzarse por entrar a formar parte de la conversación en la que deciden los
ciudadanos tiene una especial relevancia:
▲
En la
averiguación de los motivos de voto de los electores. Observando de un modo
participante esa conversación es cómo los verdaderos motivos pueden
descubrirse, completando y dando pistas a las investigaciones por “focus
group”.
▲
Como motivo de
voto en sí, dada la importancia creciente que segmentos de electores, y entre
ellos los líderes de opinión dan al capital social de la conversación.
Las comunicaciones unidireccionales que pretenden
“interrumpir” en la conversación de los electores y los influyentes elegidos
por ellos, son cada vez más un desperdicio. Los recursos mal gastados en ellas
es preferible emplearlos en descubrir a esos líderes de opinión y conseguir su
“permiso” para ir construyendo con ellos relaciones que lleven de la aceptación
de la información a la prestación de colaboración
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Mañana 11 de mayo dialogaremos online de 9,30 a 11 horas sobre el papel de los líderes de opinión en la campaña electoral, "Sacando el voto de los votantes favorables". Ver detalles y cómo participar en los eventos de Facebook.
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