Dos hipótesis de las avanzadas me parece que van cobrando fuerza como útiles para identificar, clasificar y generar buenas prácticas tanto en los partidos políticos como en las instituciones publicas.
La primera - y probablemente, la más trascendente y al mismo tiempo la que más resistencia puede encontrar en su aplicación a la realidad - es la adopción de que el entrenamiento en buenas prácticas para ganar y no perder votantes debe ser considerado un tronco común obligatorio para todos sean activistas o dirigentes tanto en el partido como en las instituciones.
En muchas situaciones, en cambio, podemos constatar que muchos militantes no consideran que su pertenencia a un partido no implica el compromiso en actuar para ganar/no perder votantes. E incluso que muchos dirigentes de partido, asesores y cargos públicos, tienen esa misma actitud y actúan como si la única responsabilidad por los resultados políticos fuera de los titulares de los cargos principales o los números uno de las listas electorales.
Una anécdota que refleja bastante bien esta actitud me la dio el dirigente de una agrupación importante de un distrito de Madrid (300.000 habitantes) que después de descargarse y leer (¿?) COMO GANAR (Y PERDER) VOTANTES tuvo interés en que nos presentara un amigo común. Cuando le expliqué lo que yo entendía como prácticas para ganar y NO perder votantes, me dijo sorprendido: "Entonces tú propones que empleemos para el voto externo, lo que hacemos para ganar las elecciones internas de cargos orgánicos". Esta frase creo que transparenta bien las actitudes que impiden hacer algo que se sabe hacer, a pesar de unos resultados claramente desfavorables. No hace falta decir que no hemos seguido hablando.
Que existan activistas comprometidos en actuar para ganar/no perder votantes, y que los dirigentes en ls partidos y en las instituciones lleven a cabo sus cometidos respectivos con esas metas en la cabeza, está en la clave de una eficacia sostenible de una formación política
Según esta hipótesis,TODOS -activistas y dirigentes - deberán tener la oportunidad de recibir entrenamiento para que puedan contribuir a ganar/no perder votantes. Este tronco común estaría formado por prácticas para ejercer el activismo/liderazgo político, conversar para coaligarse, coaligarse, dirigir conscientemente para empoderar redes partidarias.
La segunda hipótesis pretende reconocer que estar en el gobierno o estar en la oposición requiere de actitudes y prácticas que no son idénticas. Al extremo de que cuando un político pasa de una situación a la otra, sería aconsejable de que tuviera los recursos para revisar sus actitudes y asegurarse de que va a dominar las prácticas diferentes que le requiera su nueva situación. Y quizá lo nuevo en esta línea, es establecer que esto es necesario para el pase en cualquiera de los sentidos. La experiencia está demostrando que son especialmente perniciosos tanto los ex-gobernantes que no comprenden/quieren comprender lo que les pide hacer de oposición como los "opositores" atrapados en la "trampa de la oposición".
Ello aconseja mantener las dos ramas especializadas y aconsejar que en cada alternativa los políticos se entrenen en las prácticas que le exige la nueva situación. Y eso cada vez, que la alternativa se da. De ahí el calificativo de circular que provisionalmente hemos aplicado al itinerario propuesto en el título de esta entrada.
Hemos titulado provisionalmente a las dos ramas, Prácticas de Gobernanza Eficaz
y Como construir una alternativa de Gobierno.
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