ME HA PARECIDO UTIL COMPLETAR LAS CONSIDERACIONES SOBRE LIDERAZGO, CON ESTAS OTRAS SOBRE DIRECCIÓN, TOMADAS DE UN LIBRO QUE ESCRIBÍ PARA UN PARTIDO POLÍTICO
En
el mismo artículo ya citado, Antonio Gramsci - "Espontaneidad y dirección consciente· -apunta a la aplicación de un tipo
de dirección consciente en los movimientos políticos
revolucionarios de los finales del siglo XIX, ponderando la fecundidad y
justeza de la dirección que se les dio: “ Esa dirección no era abstracta, no consistía en la repetición mecánica de las fórmulas
científicas o teóricas; no confundía la política, la acción real, con la
disquisición teórica; se aplicaba a hombres reales, formados en determinadas
relaciones históricas, con determinados sentimientos, modos de concebir,
fragmentos de concepción del mundo, etc., que resultaban de las combinaciones espontáneas de un determinado ambiente
de producción material, con la casual aglomeración de elementos
sociales dispares. Este elemento de espontaneidad
no se descuidó. Ni menos se despreció: fue educado, orientado, depurado de
todo elemento extraño que pudiera corromperlo, para hacerlo homogéneo, pero de
un modo vivo y eficaz, con la teoría moderna. Los mismos dirigentes hablaban de
espontaneidad del movimiento, y era
justo que hablaran así: esa afirmación era un estimulante, un energético, un
elemento de unificación en profundidad; era ante todo la negación de que se
tratara de algo arbitrario, artificial, y no históricamente necesario. Daba a
la masa una conciencia teorética de
creadora de valores históricos e institucionales, de fundadora de Estados. Esta
unidad de la espontaneidad y la dirección consciente, o sea, de la disciplina, es precisamente la acción
política real de las clases subalternas en cuanto política de masas y no simple
aventura de grupos que se limitan a apelar a las masas”.
Desde
coordenadas muy distintas, Peter F. Drucker, consultor de empresas de negocios
e instituciones públicas, uno de los gurús del management muerto el año 2.005,
escribía en su obra “MANAGEMENT, TASK,
RESPONSABILITIES, PRACTICE”[1],
una normativa organizativa de aplicación universal a todo tipo de
organizaciones.
“Aunque
la dirección (“management”) es una disciplina – es decir, un cuerpo organizado
de conocimiento y como tal aplicable en todas partes- es también una cultura. No es una ciencia libre de
valores. La dirección es una función social e incrustada en una cultura – una
sociedad- una tradición de valores, costumbres y creencias, y en los sistemas
gubernamentales y políticos. La
dirección está – y debería estar- condicionada por la cultura; pero, a su vez,
la dirección y los directores configuran la cultura y la sociedad.”
De
esta misma obra de este autor, que dedica cuatro capítuloS a la “Realización en
Instituciones de Servicio”, vamos a extraer algunas indicaciones acerca de cómo
constituir unas dirección eficaz en
organizaciones políticas.
“Durante
los últimos cincuenta años [2],
la sociedad en cada país desarrollado se ha convertido en una sociedad de
instituciones. Cada tarea social importante, sea la producción económica o el
cuidado de la salud, la educación o la protección del medio ambiente, la busca
de nuevo conocimiento o la defensa, está hoy encomendada a grandes
organizaciones, diseñadas para perpetuarse y dirigidas por sus propias
direcciones. De la realización de estas instituciones, dependen crecientemente
la realización de la sociedad moderna – sino la supervivencia de cada
individuo.”
“La
sociedad desarrollada de hoy, sin aristocracia, sin grandes terratenientes,
incluso sin capitalistas ni magnates[3],
depende del liderazgo de los directores de sus instituciones principales.
Depende de su conocimiento, de su visión, y de su responsabilidad. En esta
sociedad, la dirección – sus tareas, sus responsabilidades y sus prácticas – es
central: como una necesidad, como una contribución esencial y como un sujeto de estudio y conocimiento”
“La
dirección es el órgano dinámico, activo que da vida a las instituciones que
dirige. Sin una institución, no podría haber dirección. Pero sin dirección
habría más una multitud que una institución. La institución, a su vez es ella
misma un órgano de la sociedad y existe sólo si contribuye a algún resultado
que necesita la sociedad. Los órganos, sin embargo, nunca se definen por lo que
hacen, o tampoco por cómo lo hacen. Se definen por su contribución.”
“La
dirección es un órgano de una institución; y la institución sea una empresa de
negocios o un servicio público, es a su vez un órgano de la sociedad, que
existe para hacer contribuciones específicas y para hacerse cargo de funciones
sociales específicas. La dirección por consiguiente, no puede definirse o
comprender – menos practicarse – excepto en términos de sus dimensiones de realización
y de las demandas de realización sobre ella. Las tareas de la dirección son las razón de su existencia, los
determinantes de su trabajo, y las bases de su autoridad y legitimidad.”
“Hay
tres tareas, igualmente importantes pero esencialmente diferentes, que la
dirección tiene que ejecutar para hacer capaz a la institución de hacerse cargo
de su función y hacer su contribución:
·
Los específicos propósito y misión de la
institución, sea una empresa, un hospital o una universidad (“o un partido político,
añadimos nosotros”).
·
Hacer
el trabajo productivo y el trabajador eficaz.
·
Dirigir
los impactos sociales y las responsabilidades sociales.”
- Propósito
y misión
“Una
institución existe por un propósito y una misión específicos, una función
social específica”.
En
los textos constitucionales se suele repetir que los partidos políticos
contribuyen a la formación y
manifestación de las voluntades políticas de los ciudadanos.
- Trabajo
productivo y trabajador eficaz
“La
segunda tarea de la dirección es hacer productivo el trabajo y al trabajador
eficaz. Cualquier institución tiene únicamente un verdadero recurso: el hombre.
Obtiene realizaciones al hacer productivos los recursos humanos. Logra su
realización a través del trabajo. Por consiguiente hacer el trabajo productivo
es una función esencial. Pero, al mismo tiempo, estas instituciones en la
sociedad de hoy son, cada vez más, medios a través de los que los seres humanos
encuentran su modo de vida, encuentran
su acceso al status social, y al logro y la satisfacción individual. Hacer al
trabajador eficaz es, por consiguiente, más y más importante y es una medida de
realización de la institución. Es crecientemente una tarea de la dirección.”
En
las organizaciones políticas suelen primar las ocurrencias de sus miembros
sobre una consideración del mejor camino de alcanzar los objetivos que se
persiguen, y aun muchas veces falta la definición de estos objetivos. Pero
además, tampoco suele haber una consideración suficiente acerca del desarrollo
de los recursos humanos que se ponen en el trabajo. De este modo, las
organizaciones políticas no aguantan una comparación en cuanto la eficacia de
su utilización con probablemente ninguna otra institución.
Esto
pone de manifiesto el importante papel
que puede jugar una dirección consciente: por una parte, definiendo objetivos (en términos de
los resultados arriba mencionados, de votos/fondos/voluntarios), analizando las tareas requeridas y pautando procesos de acción que sean
más apropiados para lograrlos; y por otra, reclutando las personas adecuadas, asignándoles las tareas más adecuadas,
entrenándoles y apoderándoles para realizarlas, evaluando sus realizaciones y
motivando su implicación.
Esta
dirección consciente es requerida en todos los niveles y ámbitos de la
organización: nacional, regional, comarcal, local.
- Impactos
y responsabilidades sociales
“La
tercera tarea de la dirección es dirigir los impactos sociales y las
responsabilidades sociales de la institución. Ninguna de nuestras instituciones
existe para sí solo y es un fin por sí misma. Cada una es un órgano de la
sociedad y existe para satisfacción de la sociedad”.
“La
primera nueva institución que emergió después de la antigüedad, la primera
institución del Occidente, fue el monasterio benedictino del siglo VI. Sin
embargo, no se fundó para servir a la comunidad y la sociedad. Por el
contrario, se fundó para servir exclusivamente a sus propios miembros y para
ayudarles en orden a su propia salvación. Consiguientemente, San Bernardo
retiró su monasterio de la sociedad humana y lo situó en el desierto. No
confiaba en que sus monjes pudieran resistir a las tentaciones del mundo. Veía
un gran peligro: que ellos se preocuparan por el mundo, tomar responsabilidad
sobre él, intentar hacer el bien y ser forzados a asumir un liderazgo.”
“A
diferencia del monasterio benedictino, cada una de nuestras instituciones hoy
existen para contribuir fuera de ellas mismas, para aportar y satisfacer a no miembros.”
“Para
un director, olvidarse de esto es desgobierno.”
Para
la dirección de una organización
política, esta responsabilidad tiene que ver con sus votantes, con su
comunidad, su nación y su calidad de vida.
Una
síntesis provisional sobre la dirección
Una organización debe
tener un sistema de dirección que actúe como columna vertebral y sistema
nervioso que asegure su realización.
Como tal, el sistema de dirección se preocupa de coaligar a las personas que han de aportar
los recursos necesarios, de que se definan
los procesos de tarea que aseguran los resultados y que estas tareas sean levadas a cabo eficaz y
eficientemente por las personas adecuadas, encuadradas en estructuras organizativas ad-hoc.
Este sistema de dirección
tiene que atender a dos dimensiones que afectan a todo su funcionamiento y le
plantean unos requerimientos específicos: el tiempo, por una parte, y la
administración/empresariedad por otra.
“La
dirección siempre tiene que considerar tanto el presente como el futuro;
el corto plazo y el largo plazo. No se resuelve un problema de dirección si se
consiguen resultados a corto plazo, poniendo en peligro la salud a largo plazo
y quizás la supervivencia. Una decisión de dirección es irresponsable si
arriesga el desastre este año en atención a un grandioso futuro… La dirección
tiene que vivir en el presente y en el futuro a la vez… La única cosa que
conocemos del futuro es que va yendo a ser diferente… Para el director el
futuro es discontinuidad. Y, sin embargo, el futuro, aunque desconocido, puede
ser alcanzado solo desde el presente… La dimensión tiempo da a la decisión
directiva sus características especiales. Es el acto en el que el director
integra el presente y el futuro.”
“El director siempre tiene
que administrar. Tiene que dirigir
lo que previamente existe y es conocido. Pero también es un empresario. Tiene que reasignar
recursos de áreas con resultados bajos o en disminución a áreas de resultados
altos o crecientes. Tiene que desprenderse del ayer y hacer obsoleto
lo que previamente existe y es previamente conocido. Tiene que crear el mañana.”
“La
primera tarea administrativa del puesto de director es hacer eficaz el pequeño
corazón de actividades que generan los resultados y la segunda tarea es llevar
a estas actividades existentes lo más cerca posible de la completa realización
de su potencial (Por ejemplo, obtener la mayor
colaboración posible de nuestros votantes actuales). Puede ser interesante, a
este respecto responderse a esta pregunta: “¿Qué cambios relativamente pequeños
en el producto, los procesos, el mercado, o cosas similares, podría mejorar los
resultados?””
“Al mismo tiempo, es inherente a la
tarea directiva la empresariedad: hacer el negocio mañana. Es inherente en la
tarea la innovación. Hacer el negocio del mañana comienza con la convicción de
que el negocio de mañana será y debe ser diferente. Pero comienza también – por
necesidad- con el negocio de hoy. Hacer el mañana no puede ser el flash de un
genio. Requiere un análisis sistemático y trabajo riguroso y duro hoy. – y esto significa por la gente de
hoy y operando dentro de él.”
“El
cometido específico del empresario es hacer al negocio de hoy capaz de hacer el
futuro, de hacerse a sí mismo en un diferente negocio. Es un cometido
específico de la empresariedad, hacer capaz al negocio ya existente en marcha –
y especialmente al negocio existente con éxito – conservarse existente y
exitoso en el futuro.”
“La
perpetuación de un negocio es una tarea empresarial central – y la habilidad de
hacer esto puede muy bien ser el test más incisivo y definitivo de una
dirección”
La
expresión “empresario” no suele sonar bien en los medios públicos. Sin embargo,
merece la pena recordar que unos de los primeros tratados de dirección pública,
fue escrito en el siglo XVII por el diplomático murciano Diego Saavedra
Fajardo, bajo el título de EMPRESAS
POLÍTICAS. Emprender consiste en innovar y arriesgar. El empresario público
arriesga su carrera y su prestigio, la confianza de sus votantes y seguidores y
los recursos empeñados. Probablemente, en nuestras organizaciones políticas sobran
algunos burócratas y faltan algunos empresarios políticos.
[1] Hay traducción castellana
publicada por la editorial argentina EL ATENEO bajo el título de “LA
GERENCIA ”
[2] La primera edición del
libro está publicada en el año 1.973.
[3] Ver el sentido de estas
afirmaciones del autor en una obra más reciente, La sociedad postcapitalista. También puede ser interesante,
consultar su aplicación a naciones sin estado en el artículo del autor de este
cuaderno, que se anexa al
texto de este capítulo.
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