* “La
tierra que no tiene héroes es infeliz”
* “No,
infeliz es la tierra que necesita héroes”
Diálogo de la obra
“Vida de Galileo”, de Bertolt Brecht.
Ahora, no sólo profetas izquierdosos como Bertolt Brech,
sino de los más prestigiosos consultores y profesores de estas cuestiones,
advierten del peligro que suponen para sus organizaciones las mezclas de los
liderazgos heroico/carismáticos y los liderazgos burocráticos, y reclaman otras
maneras de liderar.
Hace unos años, Henry Minztberg, profesor en la canadiense
Universidad MacGill, durante el acto de investidura como Doctor Honorisa Causa
por la Universitat
Ramón Llull de Barcelona a propuesta de ESADE, pronunciaba un
discurso, bajo el título: “Del liderazgo individual a liderazgo compartido”. En
él decía: “¿No es hora ya que pensemos en nuestras organizaciones como
comunidades de cooperación, y, haciendo esto, pongamos en liderazgo en su
sitio? No como desaparecido, sino al
lado de otros procesos sociales importantes. Lo que debería desaparecer es el
individuo como la solución de los problemas del mundo. Y no creemos un nuevo
culto alrededor del liderazgo repartido, sino que reconozcamos que la mera
insistencia en la palabra liderazgo, inclina el pensamiento hacia el individuo
y lo aparta de la comunidad. No tan sólo necesitamos un liderazgo mejor, sino
también, menos liderazgo”.
Una organización sana es una red de interacciones, no una
jerarquía. Los líderes eficaces trabajan a través de la red, no se colocan
arriba. Un director/líder que se sitúe arriba de una red está fuera de ella.
Las estrategias
emergen de la red, en la medida que la gente implicada resuelve pequeños
problemas que crecen hasta convertirse en grandes iniciativas. Las estrategias
de arriba abajo suelen fallar en su puesta en práctica. No se puede separar su implantación
de su formulación, so pena de afrontar las resistencias de los que tienen que
aplicarlas.
El liderazgo no puede ser más una función de “los de
arriba”. Hay que acabar con la separación disfuncional entre liderazgo y
dirección. No es necesario que “los arriba” planteen la dirección por donde ha
de ir la organización, sino que debe apoyar las iniciativas que plantean los
que dirigen conscientemente en todos los niveles de la organización .Ese será
el liderazgo suficiente y que es capaz de comprometer las energías mejores que
tienen las personas que forman la organización.
Los líderes comprometen a otros comprometiéndose ellos
mismos. Este compromiso es sobre todo, con sus valores y su propio desarrollo como directores. Y este
desarrollo se puede encauzar bien constituyendo un grupo de aprendizaje, con
otras personas de su nivel organizativo que dominen mejor que uno mismo, alguno
de los estilos de acción que componen la maestría de la dirección.
No se debe esperar que nadie sea ese maestro de dirección
que sólo está en la realidad de los libros. Ni es sensato querer imponer
únicamente el propio estilo personal en la resolución de los problemas de una
organización compleja. El buen dominio de la dirección, capaz de comprometer
las energías colectivas, lo puede llegar a tener ese grupo de aprendizaje,
cuyos miembros van coordinando sus estilos y enriqueciendo el dominio personal
al ir aprendiendo de los otros.
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Me ha parecido muy oportuno, situar esta reflexión antes de las guías para planear el resto del mandato. Realmente, el estilo de liderazgo es la variable más influyente en la eficacia de la acción política.
Por otro lado, mientras expurgaba papeles he encontrado el que llamé "un artículo perdido", que se titula "Una troika para el PSOE", y voy aprovechar para glosario en otra entrada, junto con los aportes de los estudios sobre el poder compartido en la cúspide de las organizaciones. Finalmente, subiré otra entrada sobre el uso práctico de triadas para el aprendizaje del gobierno.
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