COMUNICÁNDOSE
EFICAZMENTE EN LA POLÍTICA
Entendiendo
la política para una comunicación eficaz.
COMUNICARSE
PARA COALIGARSE PARA CONSEGUIR RESULTADOS.
Los votos hay que ganarlos. Y además de los
votos, hay que ganarse los fondos y los voluntarios que quieran trabajar por el
partido.
Y para
conseguir estos resultados políticos hay que interaccionar y comunicarse con
votantes, donantes y voluntarios potenciales para llegar a coaligarse con ellos.
Coaligarse significa tener la voluntad de crecer juntos.
EL
CAPITAL SOCIAL PARTIDARIO Y LAS COALICIONES EN LA POLÍTICA
En cada momento un grupo político obtiene
sus resultados de como es capaz de coaligarse con lo que podríamos llamar su
capital social partidario: los votantes y sus líderes de opinión, los
activistas, los dirigentes, el grupo municipal y la ejecutiva local, los
empleados públicos, los otros partidos, los medios . Es fácil identificar cómo
los buenos o malos resultados vienen aparejados con el fortalecimiento o
debilitamiento de estas coaliciones. El capital social partidario en los
primeros casos se le nota vivo y en los segundos aparece desvitalizado.
El partido tiene, pues, un papel de constructor y mantenedor de coaliciones,
más que de gestor de instituciones, que suele ser el predominante en los casos
de pérdida de resultados. En cada municipio es crucial el liderazgo estratégico
que ha de asumir la coalición del gobierno/grupo municipal, la ejecutiva de la
agrupación local con los activistas y los líderes de opinión de los votantes.
A la hora de pensar en coaligarse, no debe
perderse de vista que los actores de la
coalición son las personas concretas, y no los grupos. Estas personas
pueden tener muy diferentes conocimientos, percepciones, actitudes y
actuaciones. Esta diversidad, que, por otra parte, si se logra coaligar produce
más poder, requiere una comunicación
permanente y en dos sentidos que debe iniciarse en lograr “iluminar la caja
negra” de procesos de decisión de los participantes.
Todo ello viene a indicar el papel irremplazable del contacto personal
cara-a-cara. Los contactos impersonales de los medios de comunicación y las
redes digitales en su mayoría, pueden cumplir un papel importante en la
difusión, refuerzo y recuerdo de los contactos personales y sus
consecuencias.
UN
CONJUNTO DE MÉTODOS EN TRES EJES
Para convertir esta idea general –
coaligarse con las personas comunicándose permanentemente en dos direcciones –
en un conjunto de prácticas, vamos a considerar tres ejes a lo largo de los
cuales se sitúa la mayor o menor probabilidad de coaligarse: “inside/out”;
arriba/abajo; lenguaje técnico/lenguaje de los valores.
“Inside/out”
Los políticos pueden ser vistos como que
están fuera de los ciudadanos o que están dentro. A un político que sea visto
como fuera, es posible que ni siquiera se le escuche lo que dice.
Hay que tener en cuenta que el votante
suele tener en su entorno personas en cuya opinión confía y a los que suele oír de modo más o menos
formal o informal antes de tomar sus decisiones políticas. Es poniéndose de acuerdo
con estas personas, los líderes de
opinión de sus votantes actuales y potenciales, como un político y su grupo
pueden llegar a ser considerados que están dentro del círculo donde se forman
las decisiones políticas de sus votantes. Y esto puede hacerse en los barrios
donde viven esos votantes y sus líderes de opinión, en contactos directos y
conversaciones personales.
El activista/líder político tiene una buena
oportunidad de ejercer un rol que le haga hacerse apreciar por los votantes y
sus líderes de opinión, en la medida que contribuya a su educación social y política. Al ayudarles a entender realmente la
situación, a trabajar colectivamente sobre los problemas, a aprender priorizar entre ellos, a potenciar sus
propios liderazgos, a resolver por su propia acción sus problemas, el activista
es reconocido como líder político.
Por el camino de favorecer encuentros entre
ellos, pueden llegarse a formar comunidades
de votantes en cuyo seno se forme la voluntad política de sus miembros
Arriba/abajo
Ahora muchos votantes no aceptan que los
políticos están arriba, pero algunos políticos no se han dado cuenta de ello. Y
continúan hablando desde arriba como cuando eran “los reyes magos” y “sabían
todo lo que hay que hacer”.
Ahora hay que escuchar desde abajo, “humildemente”,
antes de afirmar. Las decisiones de los votantes, donantes y voluntarios, no es
seguro que sean favorables. Hace falta indagar humildemente para saber cómo
podrían volverse favorables.
Y no se trata tanto de lo que hacen todos
los partidos, que es introducir una fase de escucha en su actuación, que
prácticamente esté predefinida de antemano. Y tampoco conformarse con unas
manifestaciones breves y poco reflexionadas de los votantes obtenidas de modo
más o menos formal, en poco tiempo.
Se trata más de crear procesos de
escucha/respuesta, permanentes, que conduzcan a una “coproducción” de la política
por la coalición estratégica local – gobierno/grupo municipal; partido y sus
activistas; líderes de opinión de los votantes.
Las organizaciones políticas actuales
adolecen de una gran deficiencia en cuanto a escuchar. Como organizaciones
burocratizadas han puesto el énfasis en “decir” y prestan poca atención a
“escuchar”.
Si queremos comprender cómo van a tomar sus decisiones nuestros votantes
actuales y potenciales y lograr que nos
dejen acompañarles en el proceso de decidir, tenemos muchas incógnitas que
despejar.
Las incógnitas las iremos despejando escuchándoles hablar sobre sus
problemas y necesidades, sobre lo que piensan y saben de la realidad política,
sobre las personas con quienes hablan de políticas y en quiénes confían a la
hora tomar sus decisiones políticas. Y en la mayoría de los casos, no nos
bastará con sus primeras manifestaciones sino que necesitaremos que sigan hablando para comprender bien el sentido de
lo que dicen, los sentimientos que, a veces, distorsionan sus palabras, lo
valores que animan sus manifestaciones.
Nuestros votantes concederán liderazgo a personas que creen que
quieren dedicar tiempo a escucharles
y que son capaces de entenderles. Y
esto en grado mayor, si, además, les han
ayudado a que ellos mismos comprendan mejor sus necesidades y las de otros.
Y ese liderazgo, nos admitirá en el círculo de los influyentes.
Naturalmente, también vamos a tener que
llevar a cabo, en determinados momentos, una comunicación persuasiva. Pero,
cuando sepamos con quién, sobre qué temas y cómo. Hoy, en el mundo
político, es mucho mayor el déficit en
escuchar que en intentos de persuadir.
Lenguaje
“objetivo”/lenguaje de valores de los
votantes.
Mucha de la comunicación política está
expresada en un lenguaje de difícil asimilación, incluso muchas veces para los
propios políticos. Es un lenguaje demasiado dominado por la jerga
administrativa y técnica – el lenguaje de las normas, de los presupuestos, de
los planes y decisiones urbanísticas, de los planes integrales y estratégicos.
Por ello, una parte importante del esfuerzo grande que hacen las instituciones
y los partidos para comunicarse con los ciudadanos, “no comunica”.
Hace falta rehacer el lenguaje de la
política, basándolo en los valores de los votantes, si queremos “comunicar” con
ellos. Y para conocer cuáles son esos valores, que, con frecuencia no están
claros ni para ellos, tendremos que hablar con ellos para que nos “cuenten sus
historias”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario