Los burócratas controladores desde arriba
y los “soldaditos burocráticos” que todo lo esperan de lo que venga de arriba
deben transformarse o ser reemplazados por activistas/líderes políticos,
autogobernados en la línea de sus valores, y capaces de coaligarse con los
líderes de los votantes, con otros activistas y con los dirigentes de sus
partidos.
Esta transformación o reemplazo requiere
una inversión de atención y recursos, a dos prácticas de dirección que los
partidos y organizaciones políticas han trabajado poco y mal: por una parte, la
organización de los efectivos de militantes y, por otra, su entrenamiento en
las prácticas de interacción, y el de los dirigentes en la dirección
consciente.
La organización política debe basarse en
una arquitectura social que parta de
la formación y animación de barrios (unos 10.000 electores=10 secciones
electorales), que diferencie el papel de los líderes de opinión de los
votantes, del de los líderes políticos/activistas. Y éstos llevar a cabo
interacciones desde dentro (“inside”) y no viniendo desde fuera; no desde
arriba; y en un lenguaje de valores y no solamente técnico burocrático.
Los activistas/líderes políticos han de
coaligarse por medio de dos suertes de interacciones entrelazadas:
·
Conversando
para coaligarse, en conversaciones de invitación, posibilidad, propiedad,
dudas, compromiso y reconocimiento, formando comunidades de votantes
·
Actuando
para coaligarse, escuchando y haciendo escuchar a los miembros de la comunidad
entre sí; empoderando a los líderes sociales y ejemplificando en sus prácticas
los valores que propugnan.
En el entrenamiento para llevar a cabo
estas prácticas, conviene desarrollar habilidades,
·
conceptuales
– la política, la organización, el poder, las interacciones/prácticas,
mecanismos de la política;
· de
autocomprensión – motivos euilibrados, actitud hacia la racionalidad
burocrática;
·
consciencia
– los que tienen el poder, el entorno social;
·
interpersonales
– interacciones, presentación persuasiva, reto productivo, lectura ajustada de
otros.
El entrenamiento en prácticas políticas,
como el deportivo, se requiere permanente y esto no se podrá hacer si la
organización no es capaz de generar sus propios entrenadores. Estos
entrenadores deben ser entrenados a su vez, para pasar de jugadores a
entrenadores, a partir de “buenos prácticos”, o jugadores. El pase de
jugador entrenador eficaz pasa por
adquirir la capacidad de reflexionar desde y sobre la práctica, y los modos de
aprendizaje.
Le eficacia a largo plazo de un partido,
está ligada a que sea capaz de aprender así de su propia buena experiencia.
La arquitectura social de la organización del partido
puede enriquecerse notablemente con la constitución de equipos de aprendizaje
de buenas prácticas alrededor de objetivos de resultados políticos, por barrios
y secciones electorales.
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Vamos a dialogar sobre esto en la sesión online del 9 de abril, "¿Coaligarse?". Ver programa tentativo completo y formas de participar en este mismo blog y/o en los eventos de Facebook
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