Me parece que merece la pena reflexionar sobre los que parecen tres factores que están contribuyendo a serias insatisfacciones que experimentan las fuerzas de la izquierda cuando gobiernan juntas (¿?), o, digamos, no les queda más remedio que intentar formar un gobierno de coalición.
Cada uno de estos factores indica unas deficiencias en las prácticas políticas de estas fuerzas de izquierdas. Y, cuando están presentes simultáneamente en una misma situación – un gobierno concreto – influyen negativamente unas sobre otras y así generan los resultados insatisfactorios evocados.
Con la cautela que todo intento de diseccionar una realidad política que es un todo formado por partes muy interactuantes y entrelazadas, podemos deducir de una observación de lo que pasa, que en los factores mencionados se pueden señalar deficiencias en las prácticas como las siguientes.
Las coaliciones de partidos para dar lugar a un gobierno estable necesitan para su gestación dedicarles más tiempo que el que habitualmente se les dedica. Los acuerdos son insuficientes, pactan más bien los acuerdos, pero no los desacuerdos, ni lo que se hará en estos casos para evitar deteriorar la imagen de la coalición y de sus miembros. Apenas se prevé un proceso específico para detectar y disolver conflictos.
Muchos gobiernos no pasan de ser gestores. Y sus políticos, jefes de jefes administrativos, que compiten con otros políticos pensando que los votantes les premiarán sólo por hacer más y mejor gestión. Mientras un gobierno y sus miembros no estén empeñados en practicar una gobernanza eficaz, es decir la acción política dirigida a sostener/mejorar los resultados políticos en términos de votos, fondos y voluntarios, es difícil que se produzca una coalición estable entre sus miembros. Y esto pasa, incluso, muchas veces en que la coalición tiene que alcanzarse entre miembros de un mismo partido.
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