Un partido político que pretenda seguir los procesos de
decisión de sus votantes y estabilizar en positivo sus resultados, consiguiendo
que la proporción de voto “apalabrado” sea claramente mayor que la del voto
“suelto”, requiere organizarse teniendo en cuenta la arquitectura social de sus
votantes.
Dos principios que deben regir su actuación a este
respecto pueden ser:
· contribuir
donde sea necesario a que la organización
por barrios sea efectiva, superando tentaciones “caudillistas” de sus
cargos públicos y ejecutivos, y procurando las condiciones para que los ciudadanos se escuchen y
establezcan prioridades colectivas, tanto a corto como a medio plazo;
· fomentar la
aparición de líderes sociales y de
opinión de los votantes, no competir con ellos, sino ayudarles a que
consigan su rol, y coaligándose con
ellos en acciones prácticas que mejoren la calidad de vida de sus votantes.
La sección
electoral con sus aproximadamente 1.000 electores conviene que sea la pieza
clave de la arquitectura del partido, por tratarse de la unidad menor en la que
es posible tener una información fidedigna sobre resultados electorales. Un buen tratamiento de los votantes actuales
y potenciales de una sección electoral podrá hacerse con entre 2/6 activistas.
Podrán identificar a los votantes y a sus líderes de opinión, seguir los
procesos de decisión política de unos y otros, y prestarles los servicios políticos
que concurren a la formación y manifestación de su voluntad política.
Aproximadamente, un conjunto de 10 secciones
electorales pueden llegar a constituir
un barrio. Los activistas que mantengan
sus conversaciones con sus votantes actuales y potenciales y sus líderes de
opinión, podrán contribuir a ir elaborando priorizaciones y políticas de abajo
arriba en coalición con los líderes de opinión.
Las actuaciones priorizadas por los equipos de barrio
son una buena base para contrastar las políticas de arriba a bajo del gobierno municipal
con las políticas de abajo arriba y encontrar así una manera de armonizar políticas entre los diferentes
barrios
En la ciudades grandes de nuestro país existen
divisiones por distritos, que se han
concebido más como soluciones de descentralización administrativa de unos
servicios, en general, demasiado centralizados. En la lógica de los distritos,
no se tiene muchas veces en cuenta la estructura natural de barrios o de
pequeños municipios absorbidos. La tarea de estructurar o recuperar barrios,
sería una tarea importante de los activistas políticos de los partidos. Pero
eso será así si los partidos creen en el valor de una política de verdad de
abajo arriba, y no se limitan a emplear sus militantes como “palmeros” de la
política del gobierno.
Una agrupación local de un partido estará formada por
un conjunto de equipos de barrio – con sus correspondientes euipos de secciones
electorales.
El partido como organización para conseguir resultados
políticos, tendrá que fijar objetivos de votantes, donantes y voluntarios, a
nivel del municipio, en función del papel que quiere/puede jugar en el mismo.
Estos objetivos son desglosables por barrio y sección electoral. Un juego de
compromisos/apoyos entre los diferentes niveles de la organización (municipio,
barrio, sección electoral) debería servir para mantener la tensión hacia la
consecución de esos objetivos.
Los encuentros en pequeños grupos con votantes, es el
primer servicio que los activistas pueden prestarles y sirven para detectar y
priorizar necesidades e identificar líderes de opinión con los que ir
coaligándose los activistas, alrededor de acciones de mejora de la calidad de
vida.
La dirección política de cada agrupación debería llevar
a cabo encuentros de la dirección con los activistas y simpatizantes para crear
una comunicación en dos sentidos, tanto sobre los problemas de la ciudad, como
sobre a acomodación del partido a las necesidades de militantes y votantes.
Deberá asumir la
animación de tareas que efectivamente contribuyan a los resultados:
· entrenando individualmente a
los activistas en sus tareas, procurando el entrenamiento, a su vez, de
entrenadores a partir de activistas con buenas prácticas;
· trabajando colectivamente en
asambleas y reuniones de enjecutivas, donde no se celebren “misas conventuales”,
sino siguiendo órdenes del día con más bien diálogos que pongan de manifiesto las prácticas buenas y malas, en
la medida que se siguen los previsiones de resultados que se van obteniendo en
votantes, donantes y voluntarios, sin esperar a las elecciones.
Las ejecutivas deberían integrar sobre todo a
responsables de equipos de barrio, entendiendo que las secretarías funcionales
deberían figurar más bien como asistentes técnicos de los mismos. Así, estarán
más presentes en la acción política los objetivos de votantes, donantes y
voluntarios
Leer + en este mismo blog
En el seminario-taller CONVERSANDO PARA COALIGARSE tratamos estos temas de arquitectura, al mismo tiempo que la escucha y la conversación
No hay comentarios:
Publicar un comentario