Agenda
y Plan Políticos para 2.018 y 2. 019 (XI)
QUE
HACER EN EL PRIMER CUATRIMESTRE DE 2.018/ “LO QUE ESTAMOS VIVIENDO” (5)
Apreciar el valor público percibido por los votantes
Los electores van a ir
decidiendo, recibiendo impactos y reaccionando, modificando o no sus
percepciones y actitudes políticas hasta el momento de depositar la papeleta en
las urnas.
Esa decisión final, va
a ser consecuencia de sus cambios de percepciones y actitudes, mezclados en una
síntesis que sólo puede tener una de cinco salidas: votar a la misma lista
anterior, no votar, votar otra lista,
votar en blanco, hacer voto nulo.
Qué puede
provocar esos cambios de percepciones y
actitudes?
El elector es singular
y procesa de muy diversas maneras – recordando a dando peso más a unos que a
otros -los diversos impactos que van produciendo en él los contactos con cada uno de los
sujetos políticos en competencia.
La singularidad de cada elector lleva a
considerar que el primer valor que
puede apreciar es el ser escuchado y atendido por una persona que
pueda representar a la organización/candidatura en cuestión. De aquí, la
importancia de contar con una red de activistas partidarios para mantener los
votantes actuales y, eventualmente,
conquistar nuevos. Siempre, será más seguro para adecuarse al peculiar
procesamiento de la información que hace cada elector, como hay bastantes
experiencias que muestran la incidencia de la comunicación personal en los
resultados electorales.
El elector, al mismo tiempo, va a
apreciar las prestaciones públicas que recibe, los proyectos de futuro, la
ideología, los candidatos y cargos públicos, la gobernanza de la institución,
en su caso.
Cada dirección debe encontrar, y
conviene lo sea desde este primer cuatrimestre, un modelo conceptual para
entender y tomar decisiones operativas al respecto, so pena de banalizar su
comunicación. Estas decisiones tienen que ver con el entrenamiento de los
activistas (yendo un poco más allá de los “argumentarios”), y con la promoción
en determinados grupos de electores de prestaciones, comportamientos y
candidatos/cargos.
La información para dar vida concreta a
un modelo que capte operativamente situaciones específicas, podría irse
consiguiendo, utilizando los siguientes métodos:
v El presupuesto por
programas funcionales analíticos.
En gobiernos con
sistemas bien desarrollados, sus actividades vienen descritas y programadas en
términos de beneficiarios/prestaciones/gasto, lo que permite apreciar de modo
permanente el valor público producido, y al mismo tiempo el sistema es, a su
vez, un valor.
En este cuatrimestre,
sería oportuno comenzar por identificar
las actividades singulares que lleva a cabo la institución y elaborar una
estructura funcional del presupuesto, analítica hasta al menos, 5 dígitos.
v Encuestas
Las encuestas de
intención de voto, de percepciones y preferencias de gobiernos, candidatos y
partidos permiten seguir la valoración de los electores. Un marco más avanzado
podrían ser las encuestas sobre su calidad de vida desde los propios electores.
Unas primeras
encuestas podrían dedicarse a conseguir una segmentación de los datos por barrios. Para ello convendrá manejar
un cuestionario limitado que permita una muestra amplia, con un coste asumible.
v El trabajo de campo de
los activistas, escuchando.
En organizaciones
locales que tienen bien enraizado el activismo/liderazgo político, los activistas
aprenden a actuar como trabajadores de campo y escuchan de modo que pueden dar
cuenta de las valoraciones de los votantes. Y cuando llevan a cabo sesiones de
trabajo colectivo productivas, pueden llegar a obtener mejores predicciones que
las encuestas y a un nivel que permite imaginar respuestas más ajustadas a las
situaciones. Bien es verdad, que todo depende de lo enraizado que el activismo
esté en la organización. Esta tarea deberá incorporarse desde el principio a
este desarrollo.
A lo largo, de los cuatro cuatrimestres
de la campaña, iremos viendo cómo se podrán ir desarrollando el valor público
percibido por los votantes y las acciones que podrían llevarse a cabo para
mejorar esa percepción
Ø Eliminar prestaciones/comportamientos.
Ø Introducir modificaciones en proyectos en marcha para
acomodarlos a los intereses de los votantes.
Ø Poner en marcha nuevos proyectos, en el marco temporal
de que se dispone
Ø Crear grupos de proyecto estratégico alrededor de
problemas mal definidos.
Ø Elegir candidaturas a partir de valoraciones de los
líderes de opinión de los votantes.
Naturalmente, todas estas acciones
pueden comportar su comunicación política, que siempre serán más eficaces, más
fácilmente percibidas que los argumentarios generales, de lo bueno que es un
candidato, lo que ha hecho y/o lo que promete hacer.
Un factor que también tendría que
considerar la dirección desde el principio es el del lenguaje, buscando sustituir el exceso de lenguaje técnico-burocrático
por un lenguaje que exprese los valores de los electores. El desarrollo y
utilización de este lenguaje vendrá explicado en las propuestas para el el
activismo/liderazgo político en el próximo cuatrimestre. Si bien, en lo que
fuera posible, en éste convendría acordar que en él se va a considerar la
recogida de historias de los votantes que ilustran mejoras/empeoramientos en su
calidad de vida y su tratamiento (“el
barrio que vivimos”) y la elaboración posterior de propuestas de mejora (“el
barrio que queremos”).[1]
[1] A este respecto, puede verse en este mismo
blog la entrada “Un ejemplo de aplicación de métodos narrativos para elaborar
una política de abajo arriba, a partir del os barrios de un municipio” (22 de
abril de 2-012)
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si no lo hemos hecho hasta ahora, ahora puede ser el momento de pensar en hacerlo, y hacerlo
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