Para
incorporarse al movimiento innovador, un partido político debería empezar por
situar su naturaleza como organización.
Un
partido político se ve asediado por otros grupos que pretenden controlarlo o
confundirse con él. Estos grupos son necesarios a un partido político pero no
debería confundirse con ellos ni dejarse controlar por ellos.
Los partidos políticos son vehículos para el ajuste y el
compromiso de las demandas y los apoyos dentro de un sistema democrático. Como
tales son mirados con sospecha y desagrado por los que tienen intereses
intensos, que podemos identificar como ideólogos y miembros de movimientos
sociales y grupos de intereses. Sin embargo, los partidos políticos necesitan
de unos y otros, tanto como de los medios de comunicación y de los gestores
públicos y especialistas; si bien los partidos políticos tienen un papel
adicional que estos otros actores en la
política no cumplen.
Ocupando parcelas en las instituciones, los partidos
políticos
ü ejercen
un liderazgo político que, a diferencia
de los demás actores,
ü se hace cargo de sus votantes,
ü se hace cargo de sus militantes
ü y de unos resultados públicos.
Para ello, necesita conseguir
unos recursos de votos, fondos y voluntarios, que podemos denominar como
resultados políticos.
La dirección de un partido político se enfrenta a una
tarea con una más que moderada
probabilidad de fracaso. Para evitarlo necesita irse dotando de un arte de
gobernar notable que le facilite, tanto no quedar atrapada por los estilos de
acción de los demás actores, como renovarse y renovar su organización ante los
retos del entorno cambiante y turbulento que forman todos los actores
mencionados – ideólogos, movimientos sociales, grupos de interés, medios de
comunicación, gestores, especialistas, votantes, militantes y los segmentos
diferentes que componen cada uno de ellos, con intereses frecuentemente
contradictorios. Esa necesidad se ha de traducir en comportarse la propia
dirección y su partido/organización como entes abiertos que están en permanente contacto con el ambiente en
que se desarrollan para el intercambio de
los apoyos/demandas que le proporcionen mayores probabilidades de
supervivencia y desarrollo.
La mayoría de los partidos políticos en el estado
español no dirigen o dirigen muy mal a las organizaciones que los forman. Estas
organizaciones son secantes entre sí y están desplegadas en varios niveles
territoriales y horizontales.
Si la buena dirección consiste en el acoplamiento entre
tareas eficazmente diseñadas y personas competentes para llevarlas a cabo, como
dice P.F. Drucker, faltan en los partidos la identificación de las
tareas/resultados. Las direcciones y los propios partidos, funcionan demasiado
encerrados en sí mismos, con sólo pequeñas aperturas periódicas a su entorno
con una comunicación en un solo sentido.
Parece que este sería un momento bueno para pensar en
que los dirigentes de un partido, se propongan “inventar” una manera de
conducir el partido que vaya acabando con los indicios preocupantes, como, el
aumento de la esperada de participación
en los votos.
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Leer + en entradas anteriores y posteriores de este blog y en la documentación de los cursos del ciclo de formación y entreamiento sobre la MAESTRIA DE LA PRACTICA Y LA GOBERNANZA
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