Hay bastante acuerdo sobre
que estamos viviendo una transición hacia algo que podría llamarse una nueva
época. Veamos tres visiones sobre ello.
Naturalmente en las
discusiones que he vivido, las opiniones de los participantes no han sido
coincidentes. En la medida que la transición se materializa en un cambio de las
fuentes de poder y de sus actores, se va produciendo a través de luchas de
poder. La complejidad que acarrea el mayor número de actores y la amplitud y
diversidad de intereses, así como su evolución rápida, deja de lado soluciones
tecnocráticas y exige la práctica de más
y mejor política.
¿Hacia el
post-capitalismo?
“Cada pocos cientos de años en la historia de
Occidente ocurre una profunda transformación. Cruzamos lo que en un libro
anterior (“The New Realities”, 1989) he llamado una “división”. En unas pocas
cortas décadas, la sociedad se reajusta a sí misma – su visión del mundo, sus
valores básicos, su estructura política y social, sus artes, sus instituciones
clave. Cincuenta años después hay un nuevo mundo. Y la gente nacida entonces no
pueden imaginar el mundo en que sus abuelos vivieron y en el que sus propios
padres han nacido.”
“Estamos ahora
viviendo en una tal transformación. Se está creando la sociedad Post-capitalista. La mayor parte de
nosotros sabe – o al menos siente – que los países desarrollados se están
moviendo fuera de lo que podríamos llamar el capitalismo. La nueva sociedad – y
está ya aquí – es una sociedad post-capitalista. Seguramente, usará el libre
mercado como un mecanismo de integración económica probado. No será una sociedad “anti-capitalista”. Incluso ni
una “sociedad no-capitalista”; las instituciones del capitalismo sobrevivirán
aunque algunas, como los bancos, deberán jugar roles muy diferentes. Pero el
centro de gravedad en la sociedad post-capitalista – su estructura, su dinámica
social y económica; sus clases sociales y sus problemas sociales – son
diferentes de los que han dominado los últimos 250 años, y definido las
cuestiones alrededor de las que han cristalizado los partidos políticos, los
grupos sociales, los sistemas de valores sociales, y los compromisos personales
y políticos.”
“El recurso
económico básico – “los medios de producción” para usar el término de los
economistas – ya no es el capital, ni los recursos naturales (“la tierra” de
los economistas), ni el “trabajo”. Es y
será el conocimiento. Las
actividades centrales creadoras de riqueza, no serán ni la asignación de
capital a usos productivos ni el “trabajo”, los dos polos de la teoría
económica de los siglos XIX y XX, sea Clásica, Marxista, Keynesiana o
Neo-Clásica. El valor se crea ahora por la “productividad” y la “innovación”,
ambas aplicaciones del conocimiento al trabajo. Los grupos sociales líderes de
la sociedad del conocimiento serán los “trabajadores del conocimiento” –
ejecutivos del conocimiento que saben cómo aplicar el conocimiento al uso
productivo- como los capitalistas sabían cómo asignar el capital al uso
productivo; profesionales del conocimiento; empleados del conocimiento.
Prácticamente, toda esta gente del conocimiento estará empleada en
organizaciones. Pero, a diferencia de los empleados en el capitalismo ellos son
propietarios tanto de los “medios de producción” y de las “herramientas de
producción” – los primeros a través de sus fondos de pensiones que emergen rápidamente
en todos los países desarrollados como los únicos propietarios, y las segundas
porque los trabajadores del conocimiento poseen su conocimiento y pueden
llevarlo con ellos a donde vayan”.
“ El reto económico de la sociedad
pos-capitalista será, por consiguiente, la productividad del trabajo del
conocimiento y del trabajador del conocimiento. El reto social de la sociedad
post-capitalista será, sin embargo, la dignidad de la segunda clase en la
sociedad post-capitalista: los trabajadores de servicio. Los trabajadores de
servicio, por regla general, carecen de la necesaria educación para ser
trabajadores del conocimiento. Y en cada país, incluso los más avanzados,
constituyen una mayoría.”
En 1.992 (“La sociedad postcapitalista”/”The
postcapitalist society”),
Peter F. Drucker, uno de los más prestigiosos maestros y consultores en
la dirección de organizaciones privadas y públicas, hacía este reconocimiento
del presente y previsión del futuro de nuestras sociedades, augurando que la gran
trasformación se reconocerá como producida entre los años 20 y 30 del siglo
XXI.
Lo que lleguemos a
reconocer en esos años, pudiera ser la visión de Drucker o algo diferente. Y
las diferentes sociedades políticas estarán viviendo esta transformación de
modo no homogéneo. Quizá lo menos
importante es pensar en el final de la transformación, sino más bien en el
proceso de la transformación en cuanto las personas y los grupos pueden
sobrevivir en él, cómo se van actualizando los valores personales y cómo estos
valores se van encarnando en las organizaciones e instituciones que se van
transformando.
Del
capitalismo 2.0 al capitalismo 3.0
Otto Scharmer,- del
Massachusetts Institute of Technology – después de su contribución del año
2.004 junto con Peter Senge en el libro “Presence:An exploration or Profound
Change in People, Organizations, and Society”, ha editado en 2.009 un
voluminoso libro titulado “Theory U- Leading the Future as it Emerges”.
En el sumario del mismo
afirma “Vivimos una época de fracasos institucionales masivos, creando de
manera colectiva resultados que nadie desea. Cambio climático. SIDA. Hambrunas,
Pobreza, Violencia, Terrorismo, Destrucción de comunidades, naturaleza vida-
los fundamentos de nuestro bienestar social, económico, ecológico y espiritual.
Esta época requiere una nueva conciencia y una nueva capacidad de liderazgo
colectivo para enfrentar los retos de
manera más consciente, intencional y estratégica. El desarrollo de esta
capacidad nos permitirá crear un futuro de mayores posibilidades”.
En los años anteriores, Scharmer había
presentado públicamente varios papeles sobre la transformación necesaria del
capitalismo – “Transforming Capitalism:Mapping the Space of Collective
Leadership Action” (2.008) y “Seven
Acupunture Points for Shifting Capitalism to Create a Regenerative Ecosystem
Economy” (2.009). De ellos extraemos estas afirmaciones: “La crisis de nuestro
tiempo no es la de la quiebra de la economía financiera. La crisis real de
nuestro tiempo es una quiebra intelectual: la quiebra de la corriente principal
del pensamiento económico de las tres décadas pasadas y más allá. Igualmente,
que la caída del muro de Berlín en 1.989 marcó el fin de una aproximación
fundamentalista a la sociedad y la economía – el fundamentalismo socialista
estado/céntrico- la caída del castillo de naipes de Wall Street – marcó el fin
de otro – el fundamentalismo mercado/céntrico. Pero el debate público y la
respuesta a la crisis continua estando enmarcados por las mismas viejas
categorías económicas que nos metieron en el lío…. Parece que hay dos fuerzas
principales o factores que apoyan esto: el poder y el paradigma. En su artículo
“The Quiet Coup”, Johnson elabora primariamente sobre el primer factor: los
estrechos lazos y redes personales entre instituciones de Wall Street como
Goldman Sachs e instituciones Federales clave como la Secretaría del Tesoro
y la Reserva Federal. En este papel me
centro en el otro factor: el paradigma – cómo presunciones tomadas como ciertas
del pensamiento económico convencional nos impide hacer las preguntas
inteligentes que, si se exploraran, podrían ayudarnos a ver las cuestiones
radicales de la crisis económica, cómo está conectada a la necesidad de una
transformación global, y cómo podemos modelarla de un modo más intencional.”
A continuación “sitúa el discurso de la crisis
financiera en el contexto de los otros retos socioeconómicos de hoy: la crisis
de la energía, la crisis del agua, la crisis de los alimentos, la crisis de
seguridad, la crisis de liderazgo, la crisis del cuidado sanitario, la crisis
educativa, la crisis del clima. Cada una de estas crisis tiene su propio
discurso, sus propias ONG, conferencias, revistas, websites, mecanismos de
financiación, programas. Aunque estos grupos de productores de cambio de una
cuestión singular se implican en un trabajo bien intencionado, hay dos piezas
que faltan: una, un discurso transversal a todos estos silos sobre cómo estas
cuestiones están interconectadas, y dos, un discurso sobre las causas raíces
sistémicas que continuamente reproducen el cluster total de las crisis
mencionadas.”
Ante la incapacidad de lo
que Scharmer titula como capitalismo 2.0
- regulado y negociado del siglo XX – para mitigar las actuales
externalidades globales, propugna la necesidad de hacer nacer el capitalismo
3.0 con una economía intencional e inclusiva que aumente la capacidad de
colaboración e innovación a lo largo de todos los sectores y sistemas.
Y en este contexto
intencional, adelanta “10 proposiciones para transformar el paradigma actual de
desarrollo del liderazgo (“Leadership development is not about filling a gap
but about igniting a field of inspired connection and action” 2.009). Copiamos
aquí alguna de estas proposiciones: Vivimos
en un mundo de fracaso institucional masivo, un mundo que enfrenta a los
líderes actuales y de las generaciones emergente con retos sin precedentes. Las
actuales generaciones de líderes está preparadas pobremente para tratar
creativamente con los retos principales de nuestro tiempo, porque la
aproximación principal al desarrollo del liderazgo opera con una modelo
defectuoso. Estamos parados en el modo antiguo de proporcionar desarrollo del
liderazgo por la misma razón que Detroit está parado construyendo coches de
gasolina: los costes invertidos en los métodos existentes, las
infraestructuras, las mentalidades y las capacidades. El liderazgo es la capacidad de un sistema o
una comunidad de co-sentir y cocrear su futuro en la medida que emerge. La
entrega de programas de liderazgo basados en el campo requiere una nueva
competencia colaborativa en orden a customizar y situar los programas en el
contexto.
El “carisma
democratizador”
En su número correspondiente a diciembre de
2.009 la revista JOURNAL OF POWER publicaba un artículo de Anu Kantola,
profesora del Departamento de Comunicación de la Universidad de Helsinki
(Finlandia), que desde una perspectiva politológica añade algunas visiones
coincidentes con las de los anteriores textos.
Sugiere
que desde los 60 viene creciendo en el mundo corporativo un carisma que explica
“las formas de poder productivo que se han ido desarrollando con el crecimiento
de la sociedad de mercado, como el ejercicio del poder que, supuestamente, ha
ido cambiando de la dominación y la represión hacia la habilidad de hacer
diferencias y producir subjetividades positivas.”
Así,
habla de un nuevo capitalismo, descrito de un modo variado como el “tercer
espíritu del capitalismo” (Boltanski y Chiapello, 2.007), la “fast economy”
(Trift 2.006), la “soft economy” (Helas 2.002) o la “soft bureacracy”(
Courpasson 2.000). “Desde los 70, ha habido un énfasis creciente en el
personaje carismático del CEO así como una llamada revolucionaria para el empoderamiento comunitario en la medida
que muchas compañías han creado estilos de autoridad basados en un sentido de
auto-actualización y empoderamiento personal. Estos estilos han sido
desarrollados como una antítesis a las formas, burocráticas, taylorianas y
jerárquicas de organización que se convierten en el sujeto de las críticas en
los 60. Lo que es particularmente notable sobre estos nuevos estilos es sus
llamamientos al empoderamiento y la auto-actualización.”
“El
poder produce placer y necesita ser
considerado como una red productiva que conduce el conjunto del cuerpo social, mucho
más que como una instancia negativa cuya función es la represión”.
Y
más adelante. “Todas las interpretaciones del capitalismo contemporáneo
mencionadas más arriba están próximas a la visión productiva del poder en la
que el poder es considerado no solo una cuestión de dominación y un obstáculo a
la emancipación. Como Anthony Giddens apuntó anteriormente, el poder puede ser
productivo, una habilidad para marcar una diferencia en un estado de asuntos
pre-existentes. La visión productiva del poder es similar a las ideas de Michel
Foucault. Como Foucault planteó, el poder produce placer y necesita ser considerado como una red productiva que conduce el
conjunto del cuerpo social, mucho más que como una instancia negativa cuya
función es la represión. Foucault también habla sobre la dirección
empresarial, pretendiendo reemplazar los fríos, calculadores, racionales y
mecánicos sistemas de control por sistemas
calientes, orientados al mercado y competitivos”. “Uno no quiere proclamar
que todo el poder en las organizaciones capitalistas[1]
es productivo; todavía hay coerción, dominación y subyugación. Sin embargo, la
visión productiva del poder ha hecho posible comprender inesperados resultados
y desarrollos así como los usos de la polifonía en las organizaciones.”
Estos
nuevos estilos, la autora los considera como variantes del concepto de
autoridad carismática de Max Weber. “El
líder carismático es así no sólo el pastor que conduce un rebaño de pasivas y
sumisas ovejas. Más bien, el sentimiento que inspira puede ser el del
empoderamiento, la auto -determinación y la auto- actualización. La
autoridad carismática puede construirse sobre
un programa revolucionario, una objeción con base ética a las jerarquías
establecidas.”
Esta es la primera de una serie de entradas siguientes que irán ocupándose sucesivamente del autogobierno, y la humanización y entornalización de las organizaciones, en el marco de un pensamiento en clave de "rediseño del futuro"
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