Este es el final de la nota cuyo comienzo incluía la entrada anterior.
En cada momento, una formación política local se mueve
entre dos organizaciones: el partido y
la institución, donde tiene un grupo
partidario, que puede, o no, estar integrado en un gobierno de coalición. Las
relaciones entre el partido y su grupo institucional condicionan la eficacia de
los resultados. Concejales y ejecutivos han ser ser capaces de coaligarse
maduramente. Conseguir una relaciones
productivas tiene que ver con: a) acordar una reglas de juego que contribuyan a la eficacia y satisfacción de las
dos partes; b) contar con algún instrumento que visualice el valor público que genera la institución
– generalmente un presupuesto funcional analítico, que puede identificar unas
200 actividades diferentes, que se programan; c) y con algún metodología de proyectos estratégicos que facilite la
participación del partido en la definición de estrategias de la institución.
Por su parte, la ejecutiva del partido si quiere
mantener y desarrollar la capacidad de no perder/ganar votantes, tendrá que
asumir una dirección consciente, que incorpora prácticas como:
ü Los
líderes activistas y los activistas líderes.
ü Los
juegos compromisos/apoyos.
ü El
entrenamiento en buenas práctica desde la práctica.
ü El
trabajo colectivo eficaz de las ejecutivas y asambleas.
El grupo municipal, y en su caso el gobierno municipal
en lo que aquel influya, deberá asegurar el control de la administración para alinearla con la política y que no
consuma excesivamente el tiempo de los políticos; y la buena coalición de
gobierno, en lo que influye definitivamente el que se logre desarrollar, o no,
un “liderazgo coaligador”.
Leer + en este mismo blog, y en la documentación del ciclo de cursos-talleres de formación y entrenamiento sobre la MAESTRIA DE LAPRÁCTICA POLÍTICA Y LA GOBERNANZA
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