Se me ocurren estos tres estímulos para reflexionar
sobre las cuestiones de organización en estos tiempos y en los siguientes
1-
Un
artículo perdido
Hace
unos años leí un artículo en EL PAIS que explicaba cómo la socialdemocracia alemán
logró un máximo en su influencia, en un período en que la formación estaba
liderada por una triada que formaban el
canciller, el secretario general del partido y el presidente del grupo
parlamentario. Estas tres personas, aunque privadamente no se llevaban bien,
fueron capaces de coaligarse y llevar a su formación a una punta de poder e
influencia en la sociedad, que se perdió el día que rompieron su coalición.
Lamento
no conservar el artículo, ni recordar ni el título ni el autor ni la fecha de
su publicación. Por supuesto, que agradecería mucho quien pudiera ayudarme a
hacerlo.
2
- “Equipo de rivales”.
En entradas anteriores,
hemos referido el hito que significó en la política estadounidense (y quizá
mundial), cuando A Lincoln, organiza su gabinete con sus rivales en la
elección. Obama supo hacer lo mismo. H.Clinton, no.
3
– Compartiendo el poder ejecutivo en las cúspides
El libro “Sharing
Executive Power. Roles and Relationships at the Top”, de José Luis Alvarez y Silviya Svejenova, representa
una interesante ruptura con el dogma implícito de la monarquía al frente de la
organización.
Estos autores, después de analizar las casos de 68
empresas y organismos, con más de una persona en la cúspide de las respectivas
organizaciones, proponen considerar que,
Con
frecuencia, los relatos del desempeño monárquico de la dirección en la cúspide
de las organizaciones – los que llama H.Mintzberg “líderes heroicos”-, no son
reales y ocultan, intencionadamente, la existencia de una “constelación de
roles”, desempeñado por dos, tres y cuatro personas.
La
complejidad de entornos, interacciones y roles hacen inviable que la cúspide de
una organización sea realmente asumida una sola persona.
La
gran cantidad de experiencia de dúos, tríos y cuartetos que existen en la
realidad, compartiendo el poder ejecutivo, de los que ofrecen cumplida
referencia, deberían llevarnos a abandonar el individualismo y sustituirlo por
la noción de régimen de gobernanza corporativa”.
Los elementos que aseguran el buen
funcionamiento de este régimen colectivo de gobernanza se encuentran en las
reglas de que se dotan, la buena o mala política que despliegan y la confianza
entre ellos.
A esto hemos hecho alusión cuando decimos
que coaligarse es el verbo clave a conjugar para una maestria en la práctica
política y el ejercicio de una gobernanza eficaz.
Es este un tema al que
deberemos volver en varias ocasiones, así que por ahora lo dejamos a aquí,
ofreciendo las referencias para profundizar
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