Los partidos políticos son
organizaciones para conseguir y ejercer poder institucional con vistas a
producir efectos sociales. En un sistema democrático, y alla donde hay en juego
poder institucional, este se consigue merced a tres conjuntos de personas no
siempre distintas, los votantes los donäntes y los voluntarios. Organizar la
política democrática consiste, pues, en urdir las redes sociales entre estos
conjuntos de personas, para conseguir los resultados electorales que otorgan el
poder institucional formal.
Los partidos pueden no creer esto,
pensando, por ejemplo, que los resultados se consiguen proyectando un líder
“heroico” y un gran programa de realizaciones y promesas en los medios masivos,
y ahora en las redes virtuales. Pero la experiencia viene demostrando la
ventaja de contar con redes sociales partidarias.
Cualquier persona que este dispuesta a
hacer lo necesario para ello puede liderar parte esas redes y empoderarse con
ello. Naturalmente, el tamaño de la red que una persona puede liderar
directamente es pequeño. La capacidad de coaligarse con otros lideres para resolver
cuestiones que interesen a los votantes, donantes y voluntarios de sus
respectivas redes, le permitirá contar con una red mas amplia. Si para hacerlo,
necesita de una organización superior, puede que esta organización le imponga
condicionantes que pueden ir contra los intereses de los componentes de su red,
poniendo en peligro su liderazgo. Si, por el contrario, el mismo es capaz de
coaligarse con otros, obtiene un poder autónomo que le puede permitir negociar
con la organización superior un compromiso de ofrecer resultados a cambio de
apoyos a las necesidades de su liderazgo.
Las tareas que contribuyen a constituir,
mantener y, en su caso movilizar una red social partidaria son algo como las
siguientes: identificar votantes actuales y potenciales; producir encuentros
entre ellos con vistas a constituir comunidades de votantes y, al mismo tiempo,
identificar los lideres de opinión y los valores e intereses a a través de ir
escuchando anécdotas de lo que gusta/ no le gusta de su entorno inmediato, de
su barrio, del municipio, y, eventualmente, del gobierno municipal y los
partidos; acompañar a sus votantes actuales y potenciales y a sus lideres de
opinión, prestándoles servicios que les ayuden a tomar sus decisiones
políticas.
En una sección electoral, un partido que
cuente con 200 votantes, necesita 4 activistas para hacer bien este trabajo con
ellos y con los 20 lideres de opinión que habrá entre ellos. Un solo activista
decidido a hacerse un líder político en red, puede encontrar fácilmente sus
otros tres compañeros y aun mas, mientras lleva a cabo sus encuentros de votantes. En la red
que forman esos 4 activistas, los 20 lideres de opinión y los 200 votantes
pueden generarse interacciones que sostengan el voto y la ayuda de los
votantes.
Pero también puede ser muy frecuente,
que ciertas cuestiones suscitadas en la comunidad de votantes de una sección
electoral, vayan mas alla de sus limites y requieran el concurso de otras. Esto
nos pone en camino de una unidad organizativa mas amplia, el barrio.
Convencionalmente, un barrio agrupa 10
secciones electorales. En este nivel pueden darse muchas de las respuestas a
sus intereses genuinos de los votantes. Y los, idealmente, 40 activistas del
barrio, que se iran constituyendo a partir de los encuentros y las comunidades
de votantes, tendrán oportunidad de ir desarrollando su liderazgo político, en
la medida en que contribuyan a desarrollar “sentimiento de barrio” y empoderen
a los lideres sociales, priorizando con ellos entre intereses parciales y
apoyándoles en la eficacia de sus demandas ante las instituciones.
A la hora de constituir las redes de los
barrios recordemos lo dicho mas arriba con referencia al papel de la
organización superior. 40 personas que han sido capaces de coaligarse con
lideres sociales y lideres de opinión, podrían ser capaces de coaligarse entre
si y constuir una unidad política de barrio con su propio plan estratégico de
desarrollo. Este plan será la consecuencia de llevar a cabo priorizaciones
colectivas de necesidades;de socializar una vision de la realidad del barrio a
partir de las anécdotas mencionadas de los lideresde opinión en un documento de
difusin, “El Barrio que Vivimos”; contraponer a este documento de los mismos
autores, “El Barrio que Queremos”; elaborar y priorizar proyectos para pasar de
uno a otro.
Dos observacion.
Una buena parte de la eficacia viene dada porque este
estilo de trabajo político no se haga “a salto de mata”, sino formando procesos
rigurosos y permanentes
El militante que quiera seguir esta senda de
autogobierno, necesita formación y entrenamiento permanente. Puede
proporcionársela por su propios medios y los de su unidad, u obtener recursos
para ello de la organización superior a cambio de compromisos de resultados.
Eso si, cuidándose de mercancía burocratica
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