Pretende,
Ø Rehiterar que aquí no se trata de aprender
conceptos, ideas o conocimientos, salvo
los que contribuyan a ejercitar determinadas prácticas que se consideran buenas
en detrimento de otras malas, en tanto en cuanto contribuyen a lograr mejorar
los resultados políticos y no empeorarlos.
Ø La eficacia política, es la consecuencia de
buenas prácticas que, a corto plazo mantienen o desarollan los apoyos en
votantes, donantes y voluntarios, y a medio plazo, dan a la formación política
capacidades de leer y comprender los mensajes de los votantes, donantes y
voluntarios; de elaborar y difundir políticas de respuesta; y de constituir y
desplegar una red social partidaria.
Ø Empezar a acostumbrarse a hablar de la
política en términos de esas prácticas, no tanto como conceptos genéricos, sino
como vivencias personales, descritas con sujetos verbos y complementos.
Ø Hacer un primer ejercicio de identificación
por parte del alumno sobre sí mismo, y, en función de ello, estimar inicialmente
el refuerzo, contradicción o novedad, que va a plantear a cada uno esta
Maestría, tal y como puede imaginar a partir de las primeras lecturas.
Ø Y en un paso siguiente, hacer una primera
estimación de las resistencias y alianzas que puede esperar en su entorno
político más o menos próximo.
Para ello, hemos
hecho esta síntesis de las propuestas que pueden entrar en contradicción con
prácticas existentes.
Esta Maestría
propone que toda persona que se ocupa en
la política, sin perjuicio de que ocupe posiciones de cargo público o de asesor
o ejecutivo, asuma el papel de activista/líder político. Este papel es
contradictorio con el de “soldadito burocrático”, sometido a una jerarquía de
arriba abajo, que es el más normal en los partidos actuales.
El activista/líder
político está íntimamente comprometido, y por ende dedica tiempo, a llevar a
cabo actuaciones que contribuyen a desarrollar/mantener/no empeorar los
resultados políticos.
En el desempeño de
este rol, el activista/líder político puede que ejecute un centenar de
prácticas identificables como distintas. No se trata de hacer aquí un censo de
esas prácticas, porque cada activista en
su situación debe identificarlas y describirlas del modo idiosincrático que las
lleva a cabo.
En este documento
ofrecemos únicamente unos esquemas conceptuales para estimular la reflexión
sobre la propia práctica y las manifestaciones recogidas de los demás.
Son dos los esquemas
conceptuales:
Una parte de las buenas prácticas políticas
tienen que ver con dirigir
organizaciones, liderar personas, coaligándose
(=crecer juntos) con ellas, en lugar de ordenar/imponerse/controlar desde
arriba/dejar hacer.
Un
sistema de liderazgo implica prácticas de compartir la realidad, incluidas las
metas personales de los participantes, acordando metas comunes; diseñar una tarea
eficaz para lograr las metas; asegurar el buen entrenamiento de los
participantes para que ejecuten eficientemente al trozo de tarea que les
corresponda
Y paralelamente, esa dirección, ha de venir
justificada en la creación de un valor
público, es decir una mejora de la calidad de vida – no sólo material,
aunque también- de las personas de las que se requiere el apoyo. El Valor así,
ha de ser creado y a la vez comunicado
Leer + en entradas anteriores y posteriores de este mismo blog.
En el primer curso NOPERDER/GANAR VOTANTES, se hace una primera introducción a estas cuestiones, que se repetirán y profundizarán en cursos sucesivos.
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