Conozco a una alcalde de una población de más de 50.000
habitantes que consiguió mantener una mayoría absoluta durante varios mandatos. Cuando dejó la alcaldía, su partido
perdió el gobierno de la ciudad. Ahora, al cabo de muchos años, se ha vuelto a
presentar como candidato, y ha recuperado el gobierno con una mayoría, no
absoluta, pero sí holgada.
Todo el mundo reconoce que este alcalde tiene muy buenas
prácticas políticas. Pero a nadie en su
partido, ni a él mismo, se le ocurrió en su primera época identificar y
registrar estas prácticas, y menos que se podrían hacer que otros aprendieran a
ejecutarlas.
Un buen ejemplo de estas buenas prácticas es la
siguiente: este alcalde dedica todos los días dos horas a estar por la calle o donde se reúne gente para
charlar con los que encuentra, sin “venderles” nada, más bien escuchando.
Cualquier análisis de este comportamiento puede comprobar
lo útil que es para una buena comunicación política las prácticas como esta de
escuchar suficientemente.
¿Por qué los
partidos no atesoran y utilizan prácticas buenas como ésta y otras más que
pueden observarse en este alcalde, y en otros políticos?
Una sugerencia para aumentar la eficacia de una agrupación local: entrenar a todo nuevo
militante- y a los antiguos que se dejen –a emplear tiempo – ¿1/2 horas diarias? – en estar con la
gente y escuchar mucho, antes de decir.
Este es el camino alternativo a los adoctrinamientos o la
“misas conventuales”; el camino de dominar la maestria de la práctica política
como base de la sostenibilidad de los resultados políticos
Leer `en este mismo blog
PROXIMA CONVOCATORIA Maestria de la Práctica Politica.
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