PUNTOS
3, 4 ,5 Y 6 DE LAS GUIAS PARA DESARROLLAR UNA DIRECCION CONSCIENTE DE LAS REDES
PARTIDARIAS
Nada puede asegurar mejor los resultados políticos y la
satisfacción de los miembros del partido que una organización
liderada/entrenada como indicábamos en la entrada “De inscritos, afiliados,
militantes, activistas…..”, al servicio de la tarea primordial de un partido de
conquistar y ejercer poder institucional, no perdiendo/ganando votantes,
donantes y voluntarios. Estas prácticas, que contiene este texto, contribuyen a afianzar, tanto los resultados
como la satisfacción mencionados.
Desglose
de objetivos de resultados por unidades y activistas
Cuando los objetivos de resultados se desglosan y se siguen por unidades y activistas, sin esperar a los
resultados finales y globales, aumenta considerablemente la probabilidad de
obtenerlos.
Los resultados, en cada instancia donde se dilucida el
poder institucional, pueden desglosarse por municipios, barrios, secciones
electorales y por cada activista que asuma el cultivo de un conjunto de
votantes actuales y potenciales.[1]
Entre los niveles del liderazgo de la organización, un diálogo basado en el intercambio de
compromisos de resultados a obtener y de apoyos a recibir, actúa como
práctica para mantener la atención y la tensión sobre los resultados, evitando
la distracción en tareas que no contribuyen a los mismos. Los apoyos que cada
nivel debe ser capaz de prestar, pueden consistir en la ayuda personal, o de un
entrenador, recursos económicos, o en recursos que puede generar el grupo
compartiendo sus experiencias.
Un
lenguaje de valores para entenderse bien en la política[2]
El predominio del lenguaje técnico-administrativo de
las instituciones en la vida política viene dificultando la comunicación en
todas las direcciones.
Un lenguaje de valores, una “narrativa pública” puede
irse elaborando, a partir de anécdotas de los votantes, recogidas por los activistas en encuentros individuales
y de grupo con ellos. “Dando sentido” a este material, en sesiones de trabajo
con líderes de opinión, se pueden ir generando una visión precisa de los
valores de los votantes, generando soportes de reflexión y debate, como “El
Barrio que Vivimos” y en contraste con ello “El Barrio que queremos”, al modo
de un plan estratégico de desarrollo de los intereses de cada barrio.
Proyectos
estratégicos desde abajo[3]
En la medida que el diálogo narrativo va permitiendo concretar los
valores/intereses de los votantes, los activistas de barrio están en condiciones
de ir despejando incertidumbres y conflictos en las metas y conseguir
colaboración ciudadana o de las instituciones para determinar la manera mejor
de conseguirlas. Esto puede dar lugar a
unos grupos de proyecto estratégico, donde se vayan generando la política de
abajo arriba, y encontrar adecuaciones locales de lo que viene de arriba abajo.
Todos los activistas y militantes voluntarios deberían
participar en uno o varios de estos grupos, como manera de empoderar su
participación en la elaboración de la política.
Un
trabajo colectivo para empoderar y organizar
Los trabajos colectivos – asambleas, ejecutivas, grupos
de trabajo, conferencias –serán productivos en la medida que sirvan para
comprender la realidad sobre la que actúan y para evaluar y mejorar las
prácticas que producen resultados.
Una parte relevante de este trabajo colectivo, será
útil que se dedique a diálogos sobre
valores/prácticas en que se analicen
las prácticas reales con respecto a los valores que deberían materializar y los
resultados que deberían esperarse de ellas. A este respecto, todas las
convocatorias de trabajo colectivo deberían dedicar una parte a estos diálogos
y a extraer de ellos propuestas de mejora a realizar a través de los
entrenamientos.
El seguimiento
regular de los objetivos de resultados de cada participante, de las
unidades de las que forma parte y del global, sería otra parte obligatoria en
los órdenes del día de las respectivas reuniones.
Los grupos de
trabajo que se formen en cada unidad de barrio o sección electoral, así
como los que traten de proyectos estratégicos en sus avances, podrán alimentar
con provecho estos órdenes del día.
Armonización
entre barrios
Una vez que se van logrando propuestas y proyectos
políticos desde los votantes en los barrios, cuando un municipio contenga más
de un barrio, para que la política de abajo arriba progrese, se hace necesario “inventar”
reglas y sistemas que armonicen a nivel municipal los intereses de los
diferentes barrios, que pueden ser contradictorios o excluyentes.
Simultáneamente, los proyectos que tienen que ver con
sistemas generales del municipio, pueden tener diferentes repercusiones en los
diferentes barrios, que habrá que considerar y ponderar.
Ahora, estas decisiones se toman a impulsos de las
presiones ciudadanas, políticas y burocráticas por procedimientos no transparentes.
Un avance sería analizar las experiencias y diseñar reglas de decisión y
sistemas de información, que sean acordados previamente por las partes
afectadas. Cada municipio debería encontrar la mejor manera de hacer esto, con
un criterio de acuerdo de consenso o mayoritario.
Cabe decir que las experiencias municipales, serían un
precedente muy práctico a la hora de plantearse el mismo problema de
armonización entre municipios en el interior de comarcas o comunidades. Estos
pasos, si se dan, van haciendo realidad viable y tangible una política de abajo
arriba, como contrapunto de la política de arriba abajo.
[1] En este
blog pueden consultarse varias entradas sobre GUIAS para el trabajo político en barrios, secciones
electorales
[2] Puede
verse en este mismo blog la entrada UN EJEMPLO DE APLICACIÓN DE METODOS
NARRATIVOS A UNA POLITICA DE ABAJO ARRIBA, A PARTIR DE LOS BARRIOS DE UN
MUNICIPIO.
[3] En el
blog, las entradas DIRECCION ESTRATEGICA POR PROYECTOS y PROYECTOS
ESTRATEGICOS, complementan los aspectos
técnicos de estas cuestiones.
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