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lunes, 30 de septiembre de 2013

¿POR QUE NO MEJORAN LOS RESULTADOS POLÍTICOS?

Este verano en el mes de julio, envié a unas dos docenas de dirigentes socialistas conocidos míos el siguiente texto, proponiéndoles en broma que se tomaran como una "tarea de vacaciones", la tarea de elaborar y enviarme una respuesta
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OS PROPONGO QUE ME DEIS UNA RESPUESTA A ESTA INCÓGNITA QUE TENGO
“ Si la mayor parte de la gente socialista que ha dejado de militar activamente, sea dejando de pagar las cuotas, o simplemente inhibiéndose, es gente que lo que quería es liderar votantes,y han cedido el sitio a burócratas, ¿esto explicaría porqué una gran parte de las agrupaciones son incapaces de mejorar los resultados políticos, y de ahí una causa del estancamiento de los votos?
Para evitar debates estériles:
  • Hay otros motivos de estancamiento de los votos; pero este es uno y no menor.
  • Algunos de los que han dejado de militar lo son por otras razones. Y algunos mejor que lo hayan hecho. Lo que importa es descubrir en cuánto ha podido contribuir la pérdida de estos militantes activos en busca de votos a la desvitalización de las redes y el capital social socialista.
Muchas gracias, a los que me contestéis. Prometo publicar resultados anónimos (salvo indicación expresa en contrario),en el mes de setiembre. Y por el camino estoy dispuesto a cualquier dialogo por cualquier medio.

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Solamente he recibido una sola respuesta; la de Kilian Cuerda, historiador, miembro de la comisión ejecutiva del PSPV-PSOE de Valencia Ciudad, que transcribo literalmente a continuación, de acuerdo con su autor

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 Foto de Pepa Benavent.

La respuesta a la cuestión planteada pasa, a mi entender, por una reproducción del pensar global y actuar (o aplicar) local que se suele dar a otras áreas. En este sentido, cuando hablamos del liderazgo de votantes por parte de militantes o activistas comprometidos, no hablamos o no deberíamos hablar, de simplemente "liderar" u organizar a los votantes para el día de las elecciones, para canalizarse hacia el voto. Esto, pese a ser importante y fundamental, no debe ser sino una consecuencia de un proceso previo, que es el de empoderamiento ciudadano, construcción de poder popular. Es decir, liderar votantes, ciudadanos, que por el proceso de organización y liderazgos articulados en red en un partido, se hagan más protagonistas de la política, del gobierno de las cosas, y cuando eso desemboque en el voto, no sea para votar terceros que les representarán y harán y desharán, sino para dar cuerpo y herramienta institucional al partido que es en el día a día vehiculo de empoderamiento y transformación con ellos, y por tanto potenciar y hacer crecer exponencialmente esto.
En nuestro entorno y contexto, debemeos echar un poco la vista hacia el proceso que nos ha llevado hasta el momento actual, desde la construcción del actual estado democrático durante la transición, pasando por su evolución en un proceso con sus dificultades y contradicciones de construcción del Estado del Bienestar por parte de los gobiernos socialistas en un momento en que arreciaba la contrarrevolución neoliberal o neocon en Europa y EEUU, y por lo tanto, sin la plena capacidad para construirlo plenamente, cayendo en déficits.
En este sentido, se empezó a construir democracia y ciudadanía en la transición, pero este es un proceso incompleto y todavía deficitario. Estos elementos son dinámicos y dialécticos, y en el periodo previamente expuesto, los partidos socialistas o socialdemócratas occidentales han caído generalmente en dinámicas de excesiva institucionalización de la acción política, de falta de vínculo activo y práctico entre la militancia y activismo, y el empoderamiento ciudadano/popular. De ahí el abandono de quien quería liderar votantes, y la burocratización excesiva. La pérdida de la percepción de un partido de izquierdas como elemento de transformación de la realidad continuo y activo, para pasar a considerarlo un instrumento de gestión del estado actual de las cosas, ha desmotivado y desactivado a muchas personas, proceso en el que no hay que olvidar tampoco las derrotas ideológicas de la izquierda ante los antivalores del neoliberalismo (capitalismo en su forma actual) de individualismo exacerbado, consumismo o competencia, durante los años 80-90 y parte del inicio del siglo XXI. El convertirse en instrumento de gestión de lo que ya hay, para el cual la organización de votantes y militancia no es sino el paso previo y trámite para llegar, resta grandes capacidades de transformación real, pese a que de posibilidades efectivamente reales de paliar los efectos de las políticas de derechas y conseguir nuevos derechos, pero siempre circunstancial o temporalmente y en riesgo de regresión, como vemos hoy en día, por no operar trasformaciones estructurales que partan desde abajo y después se institucionalicen. Por ello ha podido cundir el desánimo entre quienes querían o necesitaban una herramienta de transformación y de empoderamiento.
Este empoderamiento ciudadano / popular, debe ser de masas, de la gran mayoría social que es nuestra base potencial, más allá de los análisis sociológicos del voto planteados desde términos de derecha-centro--izquierda en un espectro diversificado. Hablo de las condiciones materiales y de cómo organizamos un discurso y una praxis política que atienda a esa realidad, material, de esa base social, que estaría formada por todos aquellos no-propietarios de los medios de producción. Al caer en las dinámicas antes explicadas, la red social de un partido de izquierdas, que potencialmente puede ser muy grande, se debilita y se desestructura, si no es capaz de ofrecer a esa mayoría social la herramienta necesaria para convertirse en protagonistas activos de su realidad, y junto a la conciencia de ser ese gran bloque, las posibildades enormes de operar grandes transformaciones si se está organizado y se tiene la herramienta necesaria. En esto, actúa de manera activa e importante la influencia cultural e ideológica de la derecha, generando discursos que tienden a dividir y seccionar y compartimentar a esa gran base social, que si bien es plural en sus múltiples realidades, cae en compartimentos estancos y con puertas falsas, y reconocer esto es importante a la hora de comprender también la pérdida de nodos o posibles agentes en la red social de un partido socialista. Si el militante activo en el proceso de empoderamiento popular, cívico, no está, y es sustituido por un escalón burocrático difuso, poco percibido, entre la realidad social y los representantes institucionales, una red social, política, que no es protagonista, se irá disolviendo por inanición. La democracia es un proceso activo y dinámico, con contradicciones y tensiones, y el mismo concepto de ciudadanía es campo de batalla, no balsa estática. Hay quien es ciudadano, y hay quien no. Hay cuando somos ciudadanos, y hay cuando no. ¿Por qué somos ciudadanos cuando cada cuatro años votamos, tenemos ese poder de decisión política, pero no lo somos cuando entramos en la empresa? También nos afecta con gran fuerza la realidad económica de la que vivimos, quizá la que más. O cuando toca gestionar luego, durante cuatro años, la realidad de nuestro barrio o ciudad, que nos afecta también directamente. Por eso si la militancia organizada, el activista que organiza o lidera votantes, no contribuye a un proceso de ampliación continua de los límites de la ciudadanía, en pro de mayor protagonismo activo, quienes se ven constreñidos por esos límites no se activarán en ese camino. Re-democraticemos pues, la democracia.
Kilian Cuerda Ros

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Me alegra reproducir este texto. Sólo queda invitar a quien tenga interés a debatir esto en la práctica al seminario ACTIVISMO/LIDERAZGO POLÍTICO, que tendrá lugar en Madrid, los día 4 y 5 de octubre próximos. El programa y la manera de participar están en los eventos de Facebook. Allí profundizaremos Kilian y yo el diálogo sobre esto.





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