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miércoles, 20 de abril de 2022

LA INSERCION SOCIAL DEL PARTIDO, UNA PISTA PARA DESPERTAR EQUIPOS

(PUBLICADO YA EN FEBRERO DE 2.019) LA INSERCIÓN SOCIAL DEL PARTIDO. ESTAR EN LA SOCIEDAD PARA HABLAR CON LA GENTE COMUNICACIÓN INEFICAZ Las personas que forman la gente van tomando sus decisiones políticas en conversación informal con las personas próximas. Algunas de ellas influyen especialmente en el sentido de esas decisiones porque las personas confían en sus juicios y se sienten identificados con ellas. Estos son los influyentes, o líderes de opinión. Si un grupo político no participa en estas conversaciones su comunicación con la gente puede estar aquejada de serias limitaciones. Y estas limitaciones se traducen en inseguridad de los resultados que puede obtener de ella. En efecto, una comunicación unidireccional, se lleva a cabo, sin conocer los intereses, los procesos de decisión y los hábitos de información de sus destinatarios; no puede, así, responder a sus intereses, ni acomodarse a sus procesos de decisión; en la práctica, habla de los políticos no de los votantes, por lo que interesa poco a éstos; tampoco recoge las reacciones de los destinatarios a la comunicación recibida, que, tampoco de sabe si se ha recibido. Como consecuencia, una buena parte de esta comunicación política no tiene las condiciones para tener influencia en los comportamientos de los electores. La publicidad de lo buenos que son los gobernantes, de los mucho que hacen, de la buena historia de los partidos, de los méritos de sus candidatos, de lo mucho y la bueno que están dispuestos a hacer, está condenada a demandar cada vez presupuestos más altos para compensar la inseguridad de los resultados que pueden esperarse de ella. Los ciudadanos cada vez más, están más educados y tienen más experiencia. Van desarrollando estrategias de discriminación y eliminación de los mensajes que no consideran interesantes. Entre éstos, los mensajes políticos cuentan entre los que menos interesan a la gente. Los suelen considerar negativamente, como propaganda, y son retirados de la atención de sus receptores. A esto llamamos el “zapping político”. La gran polución informativa en que todos vivimos hace que cada vez tengan menos rendimiento las antiguas estrategias de interrumpir las conversaciones que la gente mantiene alrededor de sus decisiones con unos mensajes que no han pedido, y todavía peor, que no desean. Los intentos de “colarse” a fuerza de insistencia – más presupuestos- en esas conversaciones, contribuyen al desarrollo del “zapping” Este es un fenómeno que no atañe únicamente al mundo político. Los expertos en marketing vienen hablando de la crisis del marketing de interrupción y de la necesidad de ir experimentando un marketing del permiso. Importancia de la inserción social del partido Todo esto tiene una traducción al ámbito de la política local. Sólo una comunicación en dos sentidos tiene la virtualidad de contribuir de un modo seguro a lograr la coalición de más votantes. Porque nos asegura que vamos a hablar con la gente de lo que les interesa, al recoger las reacciones hacia lo hablado, nos permite “corregir el tiro” si no hemos dado en el blanco a la primera, y, finalmente, hace posible recoger el compromiso del interlocutor, si lo conseguimos. De ahí que se justifique el título de este documento, estar en la sociedad para hablar con la gente. Cuando hablamos de sociedad, nos estamos refiriendo a nuestra sociedad, la formada por nuestros votantes actuales y potenciales y por sus líderes de opinión. El resto de la sociedad no entra dentro del estar. Los contactos con miembros de la élite del poder local pueden ser necesarios para negociar con ellos, pero nunca deben amenazar la identificación con las bases de nuestros votos. Las relaciones con los líderes de opinión de los votantes de otros partidos son instrumentales para contribuir a su desmovilización y para incorporar políticas que no exasperen a sus votantes. Sólo con la sociedad que forman los votantes actuales y potenciales de nuestras listas en todas las elecciones, tenemos interés de inserción para mantener una relación social permanente que alimente la comunicación en dos sentidos. Si los votantes actuales y potenciales no se sienten cercanos al partido, éste está contribuyendo a la abstención de los mismos. Además le será difícil al partido tener acceso a las conversaciones que mantienen los votantes entre sí y con sus líderes de opinión. Así será difícil conocer los contenidos de esas conversaciones y que las informaciones que proporciona el partido sean aceptadas en esa misma conversación, y no calificadas de propaganda de la que hay que defenderse. En la medida que el partido consigue que la gente lo sienta próximo va contrarrestando la imagen de máquina exclusiva para seleccionar cargos públicos y generar clientelismos. El partido se inserta socialmente, por medio de la presencia natural de sus cargos, militantes, simpatizantes y voluntarios en las manifestaciones sociales de sus votantes: fiestas, entierros, tertulias, paseos, celebraciones familiares o de asociaciones, actos públicos; a través de los contactos bidireccionales con líderes de opinión de los votantes actuales y potenciales, de los cargos elegidos y de los miembros del partido, que puedan mantener una conversación política a su nivel; como consecuencia de las actividades que organiza el partido para prestar servicios políticos que contribuyen a que sus votantes tomen sus decisiones políticas, de modo que algunos miembros del partido así empiecen a ser considerados como líderes de opinión, y no meros propagandistas. El partido así integrado en “su” sociedad habla con su gente y sienta las bases iniciales de una comunicación eficaz en dos sentidos.

ENTRENANDO PARA DESPERTAR EQUIPOS POLÍTICOS DEL SUEÑO BUROCRATICO II

(PUBLICADO YA EN FEBRERO DE 2.019) II LOS ENCUENTROS DE/CON LOS VOTANTES ACTUALES Y POTENCIALES Y SUS LÍDERES DE OPINIÓN Los encuentros con los votantes representan el comienzo de la comunicación en dos sentidos, salvo los casos en que esta práctica ya esté establecida por la organización local del partido. No tienen nada que ver con otras prácticas de reuniones más grandes en las que no se discrimina a los votantes, y con una comunicación unidireccional. Por ello, es importante ser cuidadosos en su organización y ejecución, evitando que hábitos anteriores desvirtúen la comunicación y consigan que no tenga lugar en los dos sentidos. Para asegurar que existe suficiente contacto personal y que todas las personas pueden dialogar, el número de asistentes a estos encuentros estará alrededor de los 20, con un militante activo cada 3/5 asistentes . Inicialmente, los encuentros con los votantes juegan el doble papel de, probar con la experiencia que el equipo político está dispuesto a empezar a dialogar en los dos sentidos, y, al mismo tiempo, prestar a los votantes el servicio político de darles a conocer y reunirles con otros vecinos igualmente votantes de un partido, lo que, en las ciudades es bien apreciado por ellos. También inicialmente, y en sucesivas reuniones, aportan al equipo de militantes activos un conocimiento de los problemas y de los posibles servicios políticos que demandan por parte de los votantes, y la identificación de líderes de opinión – aquellas personas que son escuchadas por los demás cuando expresan sus opiniones o propuestas. A la hora de planear estas reuniones, debe decidirse, contando con los datos de identificación con que se cuenta, si se reducirá su asistencia a votantes actuales o se contará también con votantes potenciales. Por lo demás, cada equipo de militantes activos de sección electoral irá invitando a sus votantes identificados, para lo que deberá contar, al menos, con unos 40, ya que no cabe esperar que más de la mitad encuentren posible asistir. Las respuestas a las invitaciones a estos encuentros son también una prueba adicional de que los nombres con que contamos son verdaderamente votantes. Habrán permitido descartar a no votantes, diferenciar a votantes a un tipo de elecciones pero no a otras, registrar aquellos votantes que por sus ocupaciones no pueden asistir a la reunión, los que no quieren manifestar públicamente su condición de tal y aquellos que no van a asistir porque están indecisos en cuanto a su voto futuro. (El equipo de sección y local deberá diseñar sus actuaciones con estos votantes). Los que han manifestado su voluntad de asistir a la reunión, han recibido un segundo contacto para entregarles la invitación personalizada para ellos y las personas cuyo nombre ha sido facilitado por ellos mismos. No conviene que el número de asistentes sea mayor de unas 20/30 personas. Realización El local elegido deberá contar con el espacio oportuno para el número de asistentes previsto. Hasta donde sea posible la decoración del local dejará claro el carácter de la reunión: votantes del partido se encuentran con su partido para recibir el agradecimiento por sus votos, y profundizar en una actitud de servicio a los votantes, recibir críticas por políticas y ponerse a su servicio. Junto al equipo de militantes activos deberán participar algún cuadro del partido o miembro de candidatura. Si algún cargo público reside en la sección electoral o el barrio, debería participar siguiendo las siguientes pautas: en caso de que puedan existir reclamaciones/peticiones de los votantes, ponerse a su disposición para tratar la cuestión inmediatamente en su despacho o en otro contacto con ellos; en todo lo demás, su comportamiento deberá ser el de los demás militantes activos. Todos los asistentes por parte del partido tienen que estar dispuestos a escuchar sobre todo y no enzarzarse en discusiones defensivas. Las conversaciones informales deberían dirigirse a facilitar las manifestaciones de los votantes, tanto sean críticas como propuestas. La posición del partido se expondrá únicamente por las personas que harán uso de la palabra: los responsables del barrio y de la sección electoral y la directiva. Habrá que decidir si se va a utilizar un cuestionario para recoger las informaciones de los votantes. En caso positivo, habrá que contar con ejemplares suficientes. En caso negativo, los responsables asistentes deberían prever cómo conseguir que los temas se traten en la reunión. Se llevarán hojas de recogida de datos – incluyendo todo tipo de dirección- de los asistentes, con autorización para enviar información Al llegar al local, los asistentes deberán ser recibidos y saludados por personas del partido que les conozcan, que les agradecerán su presencia, les facilitarán el acceso a la copa y les irán poniendo en contacto con otros asistentes y gente del partido. Estos entablarán una conversación informal alrededor del sentido de la reunión. Cuando se considere que ha llegado la gente, el responsable de la ejecutiva local dirigirá unas palabras muy breves con las ideas claves de la convocatoria , anuncia la hora de finalización de la reunión y presenta al responsable de la sección electoral. El responsable de la sección electoral explica, brevemente, que el papel del equipo de sección electoral consiste en estar cerca de los votantes del partido, asegurar que el partido les presta los servicios que requieren para formar y manifestar su voluntad política y entre ellos dar oportunidades para que los votantes se conozcan y conversen entre ellos. Estas oportunidades vendrán en forma de pequeñas reuniones, para facilitar precisamente las conversaciones en dos sentidos. Informa sobre el número de votantes del partido de la sección, junto con el número de electores y de abstencionistas, distinguiendo entre las municipales y las otras elecciones. Se debe decidir si como consecuencia, pide que los asistentes proporcionen información sobre otros vecinos suyos que cree que son votantes del partido. A continuación, abre un turno de palabras para que los asistentes puedan manifestar sus dudas sobre la actuación de las instituciones en que interviene el partido, y sus críticas al papel del partido a nivel local, sobre todo. Las críticas hay que recibirlas con buena actitud. Cuando se refieran a problemas que los asistentes pueden tener con un gobierno propio, las reacciones deberían ser: Cuando el problema es colectivo, constituir un grupo de trabajo con afectados y gente del partido de la sección para defender sus intereses. Cuando el problema es individual, comprometerse a poner en contacto al interesado con el concejal correspondiente y apoyarle. En los 45/60 minutos que forman el cuerpo central de la reunión, sería interesante detectar personas dispuestas de implicarse en reuniones o trabajos sucesivos, recoger demandas de servicios, y verificar el interés por algunos como, reuniones periódicas para hablar de política local y/nacional/internacional, reuniones para priorizar necesidades, defensa de intereses del barrio, formación política con textos en Internet y diálogos presenciales, hacer una web del barrio, preparación política de jóvenes. Será oportuno pedir ejemplos y anécdotas para los problemas y propuestas, no quedándose en formulaciones abstractas. A continuación, el responsable del barrio anuncia unas palabras del ejecutivo/ candidato. Este, en no más de 15 minutos se alegra y agradece la presencia de todos en el acto, les agradece su apoyo, repite las tesis del servicio de los votantes y les anuncia que se seguirá por esta camino convocando actividades para los pequeños grupos que salgan en función de sus respuestas y de las críticas, que se agradecen. También agradece que los asistentes ayuden a juntar más votantes del partido El partido se considera al servicio de la formación y manifestación de la voluntad política de sus votantes actuales y potenciales. Cierra el acto anunciando nuevos encuentros. Los militantes activos participantes deberían asegurar que se recogen las manifestaciones, anécdotas, juicios y propuestas para seguir trabajando sobre ello. Una hoja simple podría servir para recoger la identificación de los votantes asistentes y, eventualmente, alguna información que consideren interesante. Seguimiento De los encuentros con los votantes saldrán indicaciones sobre cómo continuar la comunicación con los votantes. Todos deberían recibir una carta o mensaje agradeciéndoles su presencia y contribución, así como alguna documentación que venga a cuento con los temas tratados. Con votantes que coincidan en intereses o servicios demandados se podrán constituir grupos de trabajo para avanzar en ello, con un sentido realista de no incurrir en “terapia ocupacional”. Probablemente, la mayoría de los interesados en seguir para construir la política de abajo arriba, serán líderes de opinión. Con los demás puede ser suficiente nuevos contactos de tipo encuentro – con otros votantes no conocidos - o lúdicos, cada tres o seis meses, o su implicación puntual en algún momento de un proyecto colectivo

ENTRENANDO PARA DESPERTAR DEL SUEÑO BUROCRÁTICO A EQUIPOS POLÍTICOS I

(PUBLICADO YA EL 6 DE FEBRERO DE 2019) El mayor volumen de malas prácticas que perjudican la eficacia de las campañas electorales, se encuentran en las prácticas de comunicación. Como consecuencias de ellas, prima una comunicación unidireccional – más y antes hablar que escuchar - que desorienta a la líderes, desmoviliza las redes partidarias y aburre a los ciudadanos. Es este un problema que ya viene de lejos en nuestro sistema político y no es ahora, a tres meses de unas elecciones que puede remediarse. Sin embargo, vamos a recoger en estas entradas, el relato de dos iniciativas, experimentadas en varias ocasiones que pueden servir para mejorar la calidad de la comunicación, hacia una comunicación en dos sentidos, y que han contribuido de mejorar resultados. Cada una de estas iniciativas ocupara una entrada. Han sido extraídos del libro COMO GANAR(Y PERDER) VOTANTES, editado onlinre por la Fundació Rafael Campalans de los socialistas de Catalunya, Ouede descargarse el libro entero gratuitamente desde su web www.fcampalans.cat I LOS ENCUENTROS DE/CON LA DIRECCIÓN (POLÍTICA) Puede ayudar a que los militantes activos se crean que lo de la comunicación en dos sentidos, va “en serio”, comprobar que la dirección está dispuesta a practicarla con ellos. En este sentido, se ha experimentado un formato de reunión que ha servido para empezar a movilizar a militantes acostumbrados a una dirección burocrática. El formato prevé la presencia de 100 asistentes en mesas redondas de 10 asistentes cada una y una mesa de la dirección. Cada una de las 10 mesas cuenta con un coordinador que ha contribuido a reclutar a los 9 miembros restantes y que sobre todo va a asegurar que todos los miembros de la mesa tienen oportunidad de expresar sus críticas y alternativas sobre el funcionamiento del partido, el gobierno, en su caso, y su política. Y que, al mismo tiempo se produzca un debate y propuestas hasta donde se llegue, que puedan ser explicadas al conjunto de la reunión y recogidas por la dirección. Estos encuentros pueden convocarse entre militantes, interventores, antiguos candidatos y votantes seguros del partido con algún argumento que podría recogerse en un papel que todos los reclutadores pueden entregar y explicar. Este papel podría seguir aproximadamente una pauta como la siguiente: La dirección acepta, con las peculiaridades de cada caso, que el partido vive una circunstancia que requiere recuperar posiciones electorales, con las matizaciones de gravedad y urgencia que el caso requiera, siendo rigurosa y, en lo necesario, autocrítica. La dirección que los más importante ahora, y después también, es reforzar el partido en las siguientes dimensiones: o La actitud activa de las personas que forman su militancia, en una tarea de identificar y tratar a los votantes actuales y potenciales del partido y de participar en la elaboración de una política de abajo arriba- o Como consecuencia de ello, conseguir que entre x.000 y z.000 votantes identifiquen al partido como el representante político de sus aspiraciones, partiendo de mejorar en las elecciones próximas los resultados anteriores y de alcanzar los resultados de xxxx en las próximas elecciones. o (hipótesis bienhumorada) Y consolidar definitivamente la situación financiera del partido, logrando una financiación estable desde los votantes, como lo están haciendo los partidos progresistas en el mundo occidental. o Todo esto requiere mucho diálogo y mucho debate en el interior del partido, tanto sobre la política, como sobre el funcionamiento del partido, para basar en ello los cambios que es necesario llevar a cabo. o La dirección quiere abrir este camino convocando a todos los militantes a unas cenas donde, tengan la oportunidad de escuchar directamente lo que se propone la dirección, y al mismo tiempo puedan comentarlo con otros militantes y hacer oír sus observaciones y propuestas a la dirección, que dará cuenta posteriormente de lo que ha hecho con ellas. o Es importante que a estas cenas, asistan todos los militantes y todas las personas que, sin serlo, prestan su trabajo voluntario a la política del partido. A ellos podría ser interesante la presencia de antiguos militantes, que siguen o están dispuestos a favor del partido, y de otras personas que son votantes seguros. o Los encuentros de la dirección con las fuerzas del partido y de estas fuerzas con la dirección es el punto de inflexión en la tendencia que hay que cambiar. Por ello, los esfuerzos para conseguir que en estas xx cenas se sienten más de yyyyy personas afines son los mejores esfuerzos que hoy se pueden hacer para el desarrollo del partido y la gobernabilidad progresista. LA DIRECCIÓN PIDE TU COLABORACION PARA ELABORAR LOS MEJORES PLANES POSIBLES, Y PARA ELLO LLENAR LAS MESAS DE LAS CENAS CON PERSONAS QUE ESTÁN TAMBIÉN DISPUESTAS A COLABORAR EN LA “REMONTADA DEL PARTIDO. Estos encuentros pueden tener la forma de meriendas, cenas, comidas o aperitivos, y ponen en contacto a la dirección, cuya presencia se utiliza como reclamo para la asistencia, con militantes, interventores, antiguos candidatos, votantes seguros. Para asegurar una buena ejecución, convendría planificar de antemano, fechas, lugares y personas responsables de organizar los eventos – es decir, reclutamiento de asistentes y contratación del local. El encuentro comienza con una bienvenida del dirigente principal de los que han llevado a cabo el reclutamiento y unas palabras del director que presida, explicando el sentido y su interés por lo que se trate en la reunión. Se pide a cada una de las mesas que trabaje durante 45 minutos, mientras cena o consume lo que toque, en los que cada asistente explica a su mesa: · Su evaluación de los problemas de la situación política. · Su evaluación de la situación del partido. El coordinador de la mesa, estimula una discusión de los temas suscitados, procurando que nadie monopolice la conversación, que las críticas no sean meramente destructivas y procurando recoger al mismo tiempo puntos fuertes. Terminado al tiempo, el coordinador de cada mesa, hace un resumen escrito de lo tratado, sin eludir cuestiones enojosas, con el acuerdo de los demás, que expone de palabra al conjunto de la reunión. Quien preside el encuentro agradece las aportaciones, asegurando que serán tenidas en cuenta por la dirección y cierra con un pequeño discurso con temas de interés político y un recordatorio de la visión común Previamente a la celebración de estos encuentros, sería conveniente contar con un entrenamiento adecuado a los dirigentes, candidatos, cuadros y militantes/voluntarios en su tarea de reclutar asistentes y dirigir los trabajos de las mesas y de recoger las opiniones, críticas y propuestas vertidas. Continuidad Estos encuentros son, solamente, un principio. Es fácil, imaginar lo que pasará si después no hay ninguna consecuencia práctica de lo vertido. Estaremos una vez más en un mero cambio de palabras y apariencias que estimulará las creencias pesimistas de los militantes que llevan a la desmovilización. Pero, si de verdad es el comienzo de una elaboración de la política de abajo arriba, el paso dado puede producir un efecto más duradero que la mera euforia a corto plazo. Y las personas que se ocupen de reclutar y coordinar las mesas pueden utilizar en siguientes estadios de la comunicación en dos sentidos, la experiencia que en estos encuentros han adquirido.

QUE HACER CON LOS VOTANTES

(PUBLICADO YA EL JUEVES, 5 DE JULIO DE 2018) Las formas más convencionales del marketing político – orientado a sí mismos, orientado a la venta- tienden a generar un votante pasivo, cuya contribución se limita a depositar el voto favorable. Para ello despliega una serie de estrategias, presentaciones y mensajes para persuadir, convencer, seducir. Con frecuencia, observamos que este es un voto libre que se puede mover fácilmente a impulsos de coyunturas y de éxitos mediáticos. En cambio, puede observarse en municipios donde el voto permanece estable para un partido, cómo estos resultados vienen apoyados en votantes que, además, aportan un trabajo voluntario con otros votantes, o fondos para financiar las campañas. Este apoyo de los votantes se suele corresponder con otros comportamientos del partido/grupo municipal que prestan a esos votantes servicios políticos en orden a “formar y manifestar su voluntad política”. Lo cierto es que la educación de los votantes para identificar sus intereses y llegar a formulaciones colectivas de ellos, está muy poco desarrollada en nuestro país, tanto por la educación formal, los medios de comunicación, las instituciones públicas y los partidos políticos. De ahí una buena parte de la desafección política, que se manifiesta de un modo mucho menos acusado en aquellos lugares donde los políticos han sabido asumir la tarea de liderazgo que significa ayudar a que sus votantes identifiquen sus intereses y valores y se organicen para alcanzarlos. Los ciudadanos, en una parte se formaron en un régimen que “no creía en la política”, y otra que ya vivió en democracia en toda o la mayor parte de su vida consciente, pero que, al margen del fugaz intento de formación para la ciudadanía, la formación política ha estado en manos de unos partidos que, a duras penas han sido capaces de formar a sus militantes y cuadros y de unos medios más atentos a defender intereses parciales que en proporcionar visiones “objetivas”. Así con las excepciones locales evocadas, los electores y los votantes de cada partido, viven una sociedad fragmentada, han podido reflexionar poco sobre cuáles son sus intereses y qué hacer para lograrlos colectivamente. Así no es de extrañar, los buenos resultados que consiguen aquellas organizaciones locales que han sabido preocuparse por prestar este servicio. Y es recomendable, que los dirigentes políticos observen con detenimiento cómo lo hacen esas organizaciones y sus líderes. Lograr esa ayuda adicional de los votantes, se ha ido logrando en cada sitio y momento de un modo peculiar. Para los que quieran proponerse empezar o ir avanzando por este camino, aquí recogemos algunas guías extraídas de la experiencia que cada equipo de dirección debería ajustar a su circunstancia. Una buena vía para ir entrenando políticamente a los votantes – a identificar sus necesidades y valores, y aprender a trabajar colectivamente para lograrlos – se encuentra en la constitución de “comunidades de votantes”, de una o varias secciones electorales o de un barrio. El proceso de constitución de estas comunidades puede iniciarse en el descubrimiento y puesta en común de aquellas medidas de las instituciones o los partidos que cada votantes considera que mejoran/perjudican su calidad de vida. Este material permite hacer un diagnóstico de cada unidad territorial desde el punto de vista de los valores e intereses de los votantes y no de criterios técnico-burocráticos. Elaborando algún tipo de documento como “El barrio que vivimos” se cuenta con un soporte que podría servir para la educación de aquellos que no han querido o podido manifestarse. En paralelo, también podrían entrenarse los votantes en identificar necesidades y priorizarlas colectiva y democráticamente en pequeños grupos de no más de 12 personas, que después podrían ir sintetizando sus conclusiones de un modo piramidal. Estos procesos pueden conducir a acuerdos como “El barrio que queremos”, como principio de una estrategia que vaya estableciendo una política de abajo arriba. Mantener estos procesos en marcha, va a requerir entrenar a los líderes de opinión de los votantes a organizar para ir transformando los recursos en poder para cambiar las cosas, a través de activistas que han sido entrenados en organizar al ir formando las comunidades de votantes. Los activistas y los líderes de los votantes, han de aprender es ese arte de organizar a diferenciar y respetar sus respectivos papeles, y a coaligarse en la tarea común de conseguir los cambios que las necesidades requieren. De este modo, este coaligarse como “crecer juntos” (del latín “coalescere”), es el aglutinante de un “voto apalabrado”. Las actuaciones de comunicación en los medios masivos y las redes virtuales tendrán tanta mayor eficacia cuanto evoquen y difundan los contenidos de estas coaliciones. Los dirigentes de los partidos implicados tendrán que tomar en consideración esta política de abajo arriba, si quieren contar con el apoyo de sus votantes, configurando un liderazgo democrático y ubicuo, más allá de las prácticas burocráticas actuales. La posibilidad de que los partidos de izquierdas alcancen coaliciones estables aumenta con el logro de coaliciones en los barrios y en acuerdos sobre la política de abajo arriba. Avanzar en esta línea no se consigue enseguida, y por supuesto no se puede pretender implantarlo para estas elecciones. Pero con ese argumento no se empieza nunca a mejorar las cosas. La eficacia política de los resultados de una elección, depende en gran manera de mejoras en la acción política que solo se consigue a través de proyectos a medio plazo. Cualquier momento es bueno para empezar estos proyectos, sobre todo si se tiene en cuenta que como aprendizajes sociales que son habrá que empezar de un modo experimental, en escala o territorios reducidos para ir sucesivamente ampliando su ámbito de actuación. Cualquier paso experimental que se vaya dando tendrá efectos beneficiosos a corto plazo – reducidos al ámbito que comprenda – y a medio plazo, en la medida que sirva para ir armando una política global.

viernes, 15 de abril de 2022

NUEVOS POLÍTICOS PARA LA SOCIEDAD POSTCAPITALISTA

“El origen de nuestros problemas políticos reside en el hecho de que la democracia necesita actores que ella misma es incapaz de producir”(Buchstein, 1996,195). Daniel Innerarity recoge esta cita en su libro “Una teoría de la democracia compleja. Gobernar en el siglo XXI” (La galaxia Gutenberg, S.L. 2020), que, por otro lado, es una interesante reflexión. Pero, creo que no debemos identificar la democracia con las mentalidades y prácticas burocráticas de gobernar/dirigir que hoy tienen secuestradas, en buena parte, sus potencialidades. Moisés Naim, en su libro “El fin del poder”( Radon House Mondadori, 2.013) hace unas descripciones de “empresas que se hunden, militares derrotados, papas que renuncian y gobiernos impotentes, cómo el poder ya no es lo que era”. Y aquí pretendemos explorar vías de repotenciar la democracia. 1) Hipotesis principal: Esta invitación pretende que un cierto número de personas políticas se organicen de forma autónoma y democrática, produciendo así grupos capaces de coaligarse con sus votantes, es decir obtener sus votos de un modo estable y aportarles en cambio mejoras en su calidad de vida. En el camino de lograr esto deberán verificar la certeza práctica de la hipótesis que tiene estos componentes: 1.- El virus burocrático que infecta a las organizaciones públicas y privadas está inhabilitando su capacidad de entrenar el tipo de actor político que necesita el próximo paso que debe afrontar el sistema democrático para superar su ineficacia y los ataques de los populismos. 2.- Pese a ello existen en los países numerosas personas que han sido capaces de desarrollar buenas prácticas de no perder/ganar votantes, constituir redes partidarias de mantener sus mayorías a medio plazo y practicar una gobernanza que ha consolidado esas mayorías. En cambio las organizaciones políticas no han explotado estas experiencias para entrenar nuevos activistas. Los “buenos prácticos” han perdido con frecuencia las luchas burocráticas internas, o han sido aparcados en órganos como asambleas legislativas, prestigiosos pero con poca incidencia en la marcha práctica de la organización. Por otro lado, la mayoría de estos buenos prácticos no son conscientes de ello, “no saben cómo lo han hecho”. Y tampoco son conscientes de su importancia. Los valores y prácticas burocráticas de sus organizaciones limitan su libertad de pensamiento y de acción. 3.- Existen en el mundo una buena cantidad de experiencias y métodos que ayudan a reflexionar y aprender a mejorar las prácticas desde las mismas prácticas políticas y para organizar las redes partidarias que influyan conscientemente en la acción política. Haciéndose cargo de estos métodos los buenos prácticos pueden convertirse en “buenos prácticos reflexivos”, entrenando a otros a discriminar entre sus buenas y sus malas prácticas, adquiriendo capacidad de mejorar su eficacia. Se puede asimismo, pues, aprender a entrenar a otros, aprendiendo a acomodar la acción entrenadora a los estilos de aprendizaje que tienen los nuevos actores. La invitación pretende, pues, que “buenos prácticos reflexivos” entrenen nuevos actores a partir de reflexionar sobre sus propias prácticas y aprender a entrenarlos. Estos “ajuntamientos de maestros y discípulos” se comprometen a obtener el voto para partidos concretos y requiere correspondencia de estos partidos. 2) La invitación: Se trata, pues, de poner en práctica grupos donde “buenos prácticos” reflexionen su prácticas de no perder/ganar votantes, identificando las buenas, discriminando las de las malas y entrenando prácticamente sobre el terreno candidatos voluntarios a activistas. Al mismo tiempo, reflexionar sobre sus prácticas de conformar redes partidarias, incluyendo en ellas la negociación contribuciones/aportaciones con su partido de referencia. Con este partido, sin perjuicio de aportarle los votos que se consigan, se establecerán unas relaciones de autonomía de acción y crítica, en lo necesario para mantenerse fieles a los valores que se pregonan. Estos grupos serán dirigidos democráticamente, en línea con unos valores acordados, y orientados hacia resultados políticos específicos. Si dirección será capaz de asegurar su financiación que no condicione su línea política. (Publicado en MINERVA HISPANO CLUB el 23 de noviembre de 2.021)

miércoles, 6 de abril de 2022

UNA LLAMADA A LOS "PRINCIPES" DEL SIGLO XXI: ACTORES POLÍTICOS QUE SE EMPODERAN EMPODERANDO

 Estamos asistiendo en nuestro país a un aumento de la cantidad de información y opinión sobre la política y los partidos políticos: en conversaciones y reuniones, debates públicos, publicaciones, medios de comunicación, redes virtuales. Y, por mi parte, he recordado un viejo proyecto descuidado estos últimos años acerca de los partidos políticos en el siglo XXI. Releyendo, algunos de los materiales recogidos y las notas elaboradas me ha parecido que podrían ser interesantes compartir aquí “La transformación del liderazgo" La organización capitalista de la sociedad está desadaptada a la complejidad a la que ha llegado esta sociedad, desperdicia demasiados recursos, no innova la suficiente, regida por un número demasiado pequeño de líderes excesivos que se empeñan con poco éxito en controlar a los demás. Se requiere conseguir que haya muchos más líderes (todos los adultos), con un liderazgo suficiente y comprometedor, acabando con  los liderazgos excesivos (carismáticos y burocráticos) del orden que se ha hecho viejo. Los partidos políticos y otras organizaciones políticas, concebidos como empresas de servicios políticos, son los instrumentos de esta educación ciudadana, con un énfasis específico en la priorización colectiva de necesidades y alternativas, en la negociación y en la construcción del consenso. A esta tarea se resisten los ideólogos, los movimientos sociales especializados, los gestores y los medios que pretenden condicionar y hasta suplantar a los líderes políticos. El liderazgo político cobra fuerza frente a ellos empoderando a sus votantes y militantes, y las interacciones productivas entre ellos. Los políticos para cumplir esa misión transformadora necesitan aprender colectivamente a organizar los partidos como redes sociales y no como jerarquías, diseñar y dirigir unos ejercicios políticos para el empoderamiento de militantes y votantes que transformarán con el liderazgo suficiente y comprometedor de sus redes primero a los propios partidos burocratizados y después a las organizaciones públicas y privadas, y a  todo el sistema social organizativo.