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viernes, 7 de diciembre de 2018

LOS `PRINCIPES DEL SIGLO XXI. LOS PARTIDOS QUE EMPODERAN A SUS VOTANRTES Y SUS MILITANTES III

TRAIGO AQUÍ TRES ENTRADAS DE HACE 5 AÑOS QUE FORMAN PARTE DEL PROYECTO DE UN LIBRO QUE TENDRÁ EL MISMO TÍTULO Y QUE POR AHORA HA CEDIDO EL TIEMPO DE MI TRABAJO A LAS SESIONES ONLINE SOBRE "LAS PRÁCTICAS PARA NO PERDER/GANAR VOTANTES. AL FINAL SE TRATA DE LO MISMO DESDE DISTINTAS PERSPECTIVAS. LA COALICIÓN LÍDERES POLÍTICOS/LIDERES SOCIALES FORMA LA MATRIZ DE LA NUEVA SOCIEDAD.POSTCAPITALISTA. 

LUNES, 20 DE MAYO DE 2013


LOS PRÍNCIPES DEL SIGLO XXI. LOS PARTIDOS QUE EMPODERAN A SUS VOTANTES Y A SUS MILITANTES (III)






Antonio Gramsci “El Principe Moderno”

En “El Príncipe”, Maquiavelo presenta en la forma dramática de un “mito”, que personifica en forma plástica y antropomórfica, el símbolo de una voluntad colectiva
El proceso de formación de una determinada voluntad colectiva, que tiene un determinado fin político , … se representa por las cualidades, los rasgos característicos, los  deberes y necesidades de una persona concreta, despertando así la fantasía artística de aquellos a quienes se pretende convencer y dando una forma más concreta a las pasiones políticas. Maquiavelo trata de cómo debe ser el Príncipe que quiera conducir al pueblo italiano a la fundación de un nuevo estado, un estado absoluto, como las monarquías contemporáneas española y francesa.”
“El príncipe moderno, el mito-príncipe, no puede ser una persona real, un individuo concreto; solo puede ser un organismo, un elemento de sociedad complejo en el cual comience a concretarse una voluntad política colectiva reconocida y afirmada parcialmente en la acción. Este organismo ya ha sido dado por el desarrollo histórico, y es el partido político: la primera célula  en la que se resumen los gérmenes de la voluntad colectiva que tienden a devenir universales y totales.”
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Pero el “Príncipe del siglo XXI”, el partido del siglo XXI, no puede ser el de las “vanguardias iluminadas”, ni el de una socialdemocracia burocratizada. Tanto estas formas, como los populismos y presidencialismos del siglo XX son formas a superar por los partidos que quieran  liderar la transición al postcapitalismo que viene, que necesariamente pasa por una profundización de la democracia, la democracia postcapitalista. La crisis de los partidos políticos de que se habla es más bien una crisis de una formas concretas, históricas, de los partidos políticos: por supuesto el  partido único y los partidos que han encarnado tipos ideales de liderazgo carismático y burocrático. El partido en red, en cambio, parece responder mejor incluso a la descripción de Gramsci que hemos copiado más arriba.
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E. Laclau y Ch. Mouffe (1.985), “Hegemonía y Estrategia Socialista”
En esta transición, es poco probable que el instrumento sea un único partido, sino un sistema de partidos.  

Ch. Mouffe (1.993), “El retorno de lo político”.
  Se borra también la posibilidad de un discurso unificado de la izquierda. La discontinuidad  discursiva pasa a ser, pues, a ser primaria y constitutiva. El discurso de la democracia radicalizada no es más el discurso de lo universal; … ha sido sustituido por una polifonía de voces, cada una de las cuales construye su propia e irreductible identidad discursiva.
…Esta pluralidad de espacios no niega sino que requiere la sobredeterminación de sus efectos a ciertos niveles y la consiguiente articulación hegemómica entre los mismos.

Hemos de hablar con más propiedad, pues, de los Príncipes del Siglo XXI como los instrumentos de crear una voluntad colectiva de ir produciendo los cambios que vayan jalonando la transición.

Vamos a trabajar sobre cómo coaligar gobiernos de izquierdas en la 4ª ed. de la jornada “Prácticas de Gobernanza Eficaz”, los días 28 y 29 de junio, en BCN.

Leer más en Antonio Gramsci, “Notas sobre Maquiavelo, la Política y el Estado Moderno, editado por Ediciones Nueva Visión de Buenos Aires (1960) que puede descargarse en Google; E. Laclau y Ch. Mouffe (1.985), “Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia. La democracia radical: alternativa para una nueva izquierda”en  Siglo XXI de España Editores, S.A., Madrid; Ch. Mouffe, “El retorno de la política. Comunidad, ciudadanía,
pluralismo, democracia radical”, en Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona

lLOS PRINCIPÈS DEL SIGLO XXI. LOS PARTIDOS QUE EMPODERAN A SUS VOTANTES Y SUS MILITANTES I

TRAIGO AQUÍ TRES ENTRADAS DE HACE 5 AÑOS QUE FORMAN PARTE DEL PROYECTO DE UN LIBRO QUE TENDRÁ EL MISMO TÍTULO Y QUE POR AHORA HA CEDIDO EL TIEMPO DE MI TRABAJO A LAS SESIONES ONLINE SOBRE "LAS PRÁCTICAS PARA NO PERDER/GANAR VOTANTES. AL FINAL SE TRATA DE LO MISMO DESDE DISTINTAS PERSPECTIVAS. LA COALICIÓN LÍDERES POLÍTICOS/LIDERES SOCIALES FORMA LA MATRIZ DE LA NUEVA SOCIEDAD.POSTCAPITALISTA. 



DOMINGO, 19 DE MAYO DE 2013


LOS "PRÍNCIPES" DEL SIGLO XXI. LOS PARTIDOS QUE EMPODERAN A SUS VOTANTES Y SUS MILITANTES (II)


Las transformaciones que se están produciendo están señalando necesidades en otro sentido que prescindir de los partidos en el sistema democrático.

La transición hacia el post-capitalismo. - de la que forma parte la crisis que estamos viviendo - que va a traer aparejados reajustes en el quién y el cómo del ejercicio del poder, en el contexto de una crisis generalizada de las maneras de gobernar y dirigir, traen consecuencias como:
  • El retorno de la importancia de la política
  • La demanda de profundizar y extender la democracia y para ello la educación delos ciudadanos en su autogobierno.
  • El convencimiento progresivo que los pocos actuales líderes heroicos no van a se la solución, sino que forman parte del problema- no tanto sus personas como sus prácticas. En cambio faltan muchos líderes próximos a la gente, que les ayuden a priorizar sus necesidades colectivamente y a comprometerse con las soluciones consensuadas/negociadas.
  • La experiencia de cómo, en un sistema democrático, los gobiernos sin partido, se ciegan y no son sostenibles.
Los partidos políticos serían necesarios para educar a los electorescomo ciudadanos en su autogobierno;para acabar con los líderazgos  carismáticos y burocráticos, y entrenar a los líderes suficientes y comprometedores que los sustituyan; para “inventar” una política de abajo arriba que responda a las necesidades, intereses y aspiraciones de sus votantes, sin que queden secuestradas y sean respondidas excesivamente por los burócratas de las instituciones.


Pero no los partidos de las vanguardias iluminadas o las burocracias. Los partidos del siglo XXI tienen que asimilar, como todas las demás organizaciones, los requerimientos de la complejidad, olvidarse de las cómodas jerarquías que no funcionan y organizarse en red con sus cargos públicos y los líderes de opinión de sus votantes actuales potenciales – coalición estratégica -; empoderar políticamente a sus votantes, militantes y cuadros que completan la red con la coalición estratégica. Estos “príncipes” del siglo XXI dominan así a los ideólogos, gestores, movimientos sociales y medios de comunicación, que hoy interfieren su acción y su capacidad de generar las transformaciones de comportamientos públicos que se necesitan para transitar la transición.




La transición que vivimos, está mostrando que la sostenibilidad política, la alternativa a la desafección/abstención/desmovilización, no tiene más que una salida estable que hay que encontrarla en la vía de la coalición con los votantes.
Esta coalición es la que produce el compromiso de los votantes, no solo de dar su voto, sino también de ayudar a que otros también lo hagan. Así se consigue una sostenibilidad de resultados políticos. Hay suficientes ejemplos prácticos que lo demuestran y tantos ejemplos de situaciones de cómo se pierde esa sostenibilidad que, en momentos anteriores, se tuvo.
Conseguir y mantener la coalición/compromiso depende de que la formación política sea capaz de proporcionar por sus comportamientos y en contrapartida, unos valores, deseados por los votantes. Para conocer cuáles son esos valores, y asegurarse de que los votantes los perciben en los comportamientos los partidos y sus cargos públicos, se hace necesaria una intensa y continuada comunicación en dos sentidos, en la que la comunicación unidireccional de los medios masivos no será más que un apoyo, importante en algunos casos, pero nada más.
La comunicación continuada en dos direcciones, es una comunicación persona a persona y para realizarse a la escala de mayorías necesita una organización de personas que quieran y sepan llevarla a cabo.

En el siglo XXI, los partidos serán esas organizaciones de personas en la medida que,
  • abandonen sus prácticas burocráticas que han llegado a convertirlos en maquinarias clientelares y de captura de cargos, y sus dirigentes aprendan a practicar un liderazgo suficiente que en la educación y el empoderamiento de sus votantes y militantes, vaya eliminando tentaciones clientelares y dotando a “su sociedad” de líderes que animen la vía ciudadana a la mejora de la calidad de vida;
  • superen la visión a corto plazo de las campañas electorales, sumando a ellas planes y proyectos a medio plazo para el desarrollo de recursos estratégicos: orientación y conocimiento de los votantes actuales y potenciales, recursos humanos competentes – lideres, militantes, analistas y comunicadores, voluntarios, cargos públicos y directores profesionales - y financiación mayor y desde los votantes;
  • activen y motiven a la red que forman votantes – y sobre todo sus líderes de opinión – y sus militantes, con prácticas de elaboración/comunicación  de la política de abajo arriba, en contraste con la política de arriba debajo de las instituciones de legislativas y de gobierno.       





 Y en la medida que los partidos sean capaces de avanzar por esta vía, el partido y los líderes de opinión de sus votantes – actuales y potenciales -con los que ha llegado a coaligarse, pueden llegar a formar unacoalición estratégica – gobierno+ partido+ líderes de opinión de los votantes- que asegura la sostenibilidad de los resultados políticos.

En el contexto de esta coalición, el gobierno, alimentado por las prioridades de los votantes que han sido la base de la coalición del partido y los líderes de opinión de sus votantes, puede ejercer una gobernanza eficaz, que no pone en peligro los resultados futuros, progresando, a su vez, en su capacidad de,

  • entregar efectivamente a los votantes, las prestaciones que responden a las prioridades acordadas;
  • contribuir a los proyectos estratégicos que han sido necesarios para despejar las incógnitas y conflictos que acompañan a los objetivos y medios de acción públicos;
  • transparentar los fines/medios de su actuación y someter sus decisiones a la mayor participación posible de los ciudadanos, incluida la negociación y el respeto  las minorías, sin perder de vista su coalición mayoritaria;
  • prever el futuro.

La coalición estratégica, con los límites de la madurez y estabilidad de la misma, da lugar a un nuevo actor de la política, una empresa de servicios políticos, entendiendo por tales, aquellos que contribuyen a la“formación y manifestación de  la voluntad popular”.
La coalición estratégica para mantenerse necesita una concepción y unas prácticas de sus dirigentes quesuperen las tentaciones de los liderazgos heroicos, tanto carismáticos como burocráticos. El conglomerado de organizaciones y asociaciones que la forman sólo puede encontrar una andadura estable, lejos de esquemas jerárquicos, en una organización en red, con un liderazgo suficiente que no se sitúa en ninguna cúspide sino al lado de aquellos nudos que necesitan apoyo para cumplir su función en la coalición.
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Sigue y lo comentaremos colectivamente los próximos 28 y 29 de junio en Barcelona, en la Jornada "Prácticas de Gobernanza Eficaz", cuyo programa y condiciones se encuentra en otra entrada de este mismo blog.


LOS PRINCIPES DEL SIGLOXXI. LOS PARTIDOS QUE EMPODERAN A SUS VOTANTRES Y SUS MILITANTES i

trAIGO AQUÍ TRES ENTRADAS DE HACE 5 AÑOS QUE FORMAN PARTE DEL PROYECTO DE UN LIBRO QUE TENDRÁ EL MISMO TÍTULO Y QUE POR AHORA HA CEDIDO EL TIEMPO DE MI TRABAJO A LAS SESIONES ONLINE SOBRE "LAS PRÁCTICAS PARA NO PERDER/GANAR VOTANTES. AL FINAL SE TRATA DE LO MISMO DESDE DISTINTAS PERSPECTIVAS. lA COALICIÓN LÍDERES POLÍTICOS/LIDERES SOCIALES FORMA LA MATRIZ DE LA NUEVA SOCIEDAD.POSTCAPITALISTA. 





DOMINGO, 19 DE MAYO DE 2013

LOS "PRINCIPES" DEL SIGLO XXI. LOS PARTIDOS QUE EMPODERAN A SUS VOTANTES Y SUS MILITANTES



 Estamos asistiendo en nuestro país a un aumento de la cantidad de información y opinión sobre la política y los partidos políticos: en conversaciones y reuniones, debates públicos, publicaciones, medios de comunicación, redes virtuales.
Y, por mi parte, he recordado un viejo proyecto descuidado estos últimos años acerca de los partidos políticos en el siglo XXI. Releyendo, algunos de los materiales recogidos y las notas elaboradas me ha parecido que podrían ser interesantes compartir aquí


“La transformación del liderazgo


La organización capitalista de la sociedad está desadaptada a la complejidad a la que ha llegado esta sociedad, desperdicia demasiados recursos, no innova la suficiente, regida por un número demasiado pequeño de líderes excesivos que se empeñan con poco éxito en controlar a los demás.

Se requiere conseguir que haya muchos más líderes (todos los adultos), con un liderazgo suficiente y comprometedor, acabando con  los liderazgos excesivos (carismáticos y burocráticos) del orden que se ha hecho viejo.

Los partidos políticos, concebidos como empresas de servicios políticos, son los instrumentos de esta educación ciudadana, con un énfasis específico en la priorización colectiva de necesidades y alternativas, en la negociación y en la construcción del consenso.

A esta tarea se resisten los ideólogos, los movimientos sociales especializados, los gestores y los medios que pretenden condicionar y hasta suplantar a los líderes de políticos. El liderazgo político cobra fuerza frente a ellos empoderando a sus votantes y militantes, y las interacciones productivas entre ellos.

Los políticos para cumplir esa misión transformadora necesitan aprender colectivamente a organizar los partidos como redes sociales y no como jerarquías, diseñar y dirigir unos ejercicios políticos para el empoderamiento de militantes y votantes que transformarán con su liderazgo suficiente y comprometedor, primero a los propios partidos burocratizados y después a las organizaciones públicas y privadas, y a  todo el sistema social organizativo.      
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Voy a seguir compartiendo algunos puntos más de mi tesis en entradas sucesivas de este blogY vamos a tratarlo en la próxima Jornada de  los días 28 y 29 de junio en Barcelona, "Prácticas de Gobernanza Eficaz" (4ª ed.), cuyo programa y condiciones de participación se presentan en una entrada anterior. 

domingo, 2 de diciembre de 2018

LAS PRACTICAS PARA NO PERDER/GANAR VOTANTES. DOCUMENTACIÓN DE LA SESIÓN INTRODUCTORIA


LAS PRÁCTICAS PARA NO PERDER/GANAR VOTANTES
Documentación de la
SESIÓN INTRODUCTORIA










Síntesis operativa

Primeras hipótesis básicas

¿Por qué hipótesis?

Todos estos textos tienen como propósito que cada persona interesada experimente en su práctica los comportamientos que prescriben, y para ello sugieren ciertos cómos para llevar a cabo estos experimentos. .Cada persona interesada deberá completar estos cómos con aquellos que requiere cada situación en que va a experimentar. A la vista de los resultados obtenidos cada persona llegará a la conclusión acerca de si las hipótesis se han confirmado y pueden ir formando una colección de tesis sobre sus “buenas prácticas”.

Resultados. Votos apalabrados

La preocupación íntima por no perder/ganar votantes diferencia nítidamente al activista (o militante activo, como hemos llamado en otros lugares), de otros tipos de miembros de partidos como son los que se preocupan por lograr/mejorar sus cargos públicos/partidarios, o los que hemos llamado ateneístas (cuya preocupación es alimentar la ilusión de cambiar el mundo con palabras), o los “soldaditos burocráticos” que todo lo esperan de arriba.
Esta preocupación la puede cifrar, a corto plazo, en los resultados de votantes, donantes y voluntarios que se consiguen en cada cita electoral, como consecuencia de las prácticas ejecutadas en cada mandato y la campaña anterior.
Y al mimo tiempo le hace acercarse personalmente a los votantes, y también a los donantes y voluntarios, para conseguir directamente sus compromisos favorables y no dejar esos resultados al albur de campañas mediáticas o digitales, o en la confianza  exclusiva del impacto de líderes, programas o acontecimientos por encima su esfera de acción. .     
Ejercicio nº 1.- Para orientarse a los resultados


El tiempo y el cultivo intensivo de un área acotada

La falta de tiempo aparece bastante pronto cuando se empieza a hablar de trabajar personal y directamente a los votantes actuales y potenciales. Un militante de un partido que tenga su trabajo profesional aparte de la política es verosímil que no pueda dedicar más que alrededor de unas 4/6 horas semanales a esa actividad. Si pensamos en un cargo público, cabe pensar que es capaz de organizarse para conseguir disponer de unas 13/20 horas semanales, si quiere. Y en caso de contar con organizadores/entrenadores contratados para ello, la cifra puede llegar hasta a 40/50 horas, según se organice.
En todo caso, “apalabrar el voto” requiere, como iremos viendo, un cultivo intensivo/permanente que habrá que organizar.
La administración electoral, nos ofrece una organización territorial, en base a secciones electorales que, a cambio de ciertas divisiones arbitrarias, cuenta con unidades relativamente pequeñas en la base – 1.000 electores, aproximadamente – y un registro de votos y abstenciones fiable, junto a una posibilidad de análisis sociodemográfico de cada sección electoral,  de una calidad condicionada a la del censo electoral. Lo que permite contar con un buen sistema para medir el impacto en los resultados de las acciones que se lleven a cabo.
Una sección electoral con 1.000 electores puede llegar a registrar 600/700 votantes  y un partido haber obtenido entre 100/200 de ellos, de los cuales 10/20 serán líderes de opinión, influyentes en las actitudes y los comportamientos de los demás. Cultivar para mantener el compromiso favorable de estos votantes y sus líderes de opinión, requerirá  a primera vista de unos 2/4 activistas.
El activista deberá comenzar su posición estratégica en el cultivo de sus votantes de una sección electoral, preferiblemente aquella en la que esté empadronado.  Si en esa misma sección electoral están empadronados otros activistas también, podrán formar un grupo de trabajo y, si están de acuerdo, llevar a cabo conjuntamente este entrenamiento. En el caso de que el activista sea el único de su sección electoral, se propondrá como primer trabajo constituir ese grupo de voluntarios, partiendo de los votantes identificados, siguiendo pautas que veremos más adelante con vistas a constituir unas comunidades de votantes.
En este punto se va abriendo un proyecto de la sección electoral con tres ejes:
Ø  El estudio histórico de los resultados políticos a lo largo, al menos, del último ciclo electoral, intentando explicar el funcionamiento de votantes, donantes y voluntarios.
Ø  El comienzo de la identificación uno a uno de abstencionistas, votantes, líderes de opinión, voluntarios a través de la propia experiencia del activista y sus relaciones.
Ø  La identificación de los lugares donde se reúne la gente y habla de política.  En este caso, si es necesario se podrán traspasar los límites de la sección electoral si un lugar de encuentro reúne gente de espacios más amplios que la sección electoral, como un barrio. En la medida que esos lugares se van identificando el activista hace por ser aceptado en sus reuniones, con el objetivo de comprender la dinámica social que en ellas se genera – quien habla, quién escucha a quién, sobre qué – adoptando un rol inicial casi exclusivamente de escucha.


Ejercicios nº 2 Acotando el terreno de juego


   
Identificando a los votantes y a sus líderes de opinión. Hacia las comunidades de votantes. Cuestiones. Servicios Políticos.


Con frecuencia, una buena mayoría electoral se consigue con no más de un tercio de los electores. Si una organización política aprende a identificar a sus votantes actuales y potenciales y a sus líderes de opinión, podrá centrar su escucha y sus respuestas en ellos. Así podrá entender mejor sus preferencias y mantener una comunicación más intensiva. Esta identificación va a permitir descartar del orden del 50% de los electores, como fuera del blanco de la acción política.
Muchos militantes consideran imposible identificar a los votantes. Traslucen así su falta de compromiso con no perder/ganar votantes. El activista no encuentra difícil ir encontrando votantes en su vida diaria, porque básicamente está al tanto de interpretar sus conversaciones normales, y su actitud de escucha le lleva a conocer  las actitudes de sus interlocutores.  Su presencia en los lugares en que la gente habla de política, que hemos mencionado más arriba, le proporciona nuevas pistas. 
En la medida que el activista vaya identificando votantes, simultáneamente,
puede avanzar organizando encuentros de votantes en la línea de constituir comunidades de votantes. Presta así a los votantes un primer servicio que aprecian, encontrarse y entablar relaciones con otros votantes. Al mismo tiempo estos encuentros sirven para ir detectando cuestiones de interés colectivo y líderes de potenciales para ir constituyendo comunidades de interés alrededor de las cuestiones. El proceso de convocar estos encuentros puede servir para confirmar la condición de votante/no. Los asistentes a los encuentros pueden ayudar a identificar a otros votantes.
El comportamiento de un elector puede no ser idéntico en todas las elecciones de un ciclo electoral – municipales, autonómicas, estatales, europeas. El activista debería estimar el interés de ocuparse del elector que no es votante de la elección de que se trata, pero sí de otras del ciclo. Puede incluirlo en el blanco, considerándolo como un votante potencial.
En el camino de lograr identificar  del orden de 40/50% de los votantes, y todos sus líderes de opinión, puede ser útil contar con el teléfono como método de identificación. Un método para ello formará parte de uno de los EJERCICIOS
La comunicación continuada con los votantes, no puede hacerse en forma de argumentarios o consignas. La comunicación política eficaz es la que presta un servicio al ciudadano para tomar sus decisiones políticas. El activista debe ser capaz de identificar qué necesita su votante actual y potencial al respecto, y de prestarle el servicio  El activista no es un “vendedor”, es un “prestador de servicio”.










LECTURAS

Los papeles que se insertan a continuación no son necesarios para empezar a llevar a cabo los ejercicios, que sirven a  mejorar las prácticas para no perder/ganar votantes.
En general, la organización política que se propugna se puede diferenciar mucho de la que actualmente viva el activista. El tratamiento de los conflictos qiue se derivan de esta diferencia  será objeto de algunos ejercicios que propondremos más adelante.

Indice de lecturas
·         Hipótesis para una definición operativa de un partido político  (4 págs.)
·         Guia metodológica para el entrenamiento en buenas prácticas politicas de los militantes activos del partido X en la comarca Y (33 págs)




    

  


 .

 HIPOTESIS PARA UNA DEFINICIÓN OPERATIVA DE UN PARTIDO POLÍTICO



Estas notas no son un plan de acción, sino un conjunto de hipótesis que sirvan para leer la realidad e imaginar lo que puede hacer cada equipo local, en orden a conseguir los cambios que encuentre necesarios.
Pretenden sobre todo aclarar el sentido de las actuaciones, que seguramente requerirán más tiempo del que queda hasta las próximas elecciones, si bien esa proyección a medio plazo sirve para dar sentido y concretar mejor lo que hay que hacer en lo que queda de mandato.
o-o-o-o-o-o-

Un partido político
** no es una ateneo – un lugar para debatir ideas-, ni una oficina de colocación;
** es una organización para conquistar y ejercer un poder institucional  para cambiar las reglas del juego en función de unos valores.

Como tal organización, una partido político tiene una tarea primordial, NO PERDER/GANAR VOTANTES (con su correlato de DONANTES y VOLUNTARIOS). Las cifras de votantes, donantes y voluntarios – que formn conjuntos secantes- pueden usarse como indicadores de la eficacia a corto plazo de la organización.
La eficacia a medio plazo, puede estimarse por la capacidad de “leer” los mensajes de votantes, donantes y voluntarios, sus capacidades de elaborar, ejecutar y comunicar  una política, y su capacidad de transformar voluntarios en activistas, constituyendo y desplegando redes partidarias.
Si un partido político no se organiza alrededor de las tareas de lograr estos indicadores de eficacia a corto y medio plazo, corre el riesgo de actuar siguiendo las presiones – que siempre tendrá – de ideólogos no comprometidos, intereses particulares y medios de comunicación

Las tareas para conseguir la eficacia giran alrededor de dos ideas:
·        Conversar para coaligarse
·        Constituir comunidades de votantes, partiendo de cada sección electoral, como unidad de acción.
Distinguiremos tres tareas para los activistas
Ø Insertarse socialmente, donde la gente ser reúne, teniendo  como fin más importante escuchar y comprender a los electores, con especial atención a los votantes actuales y potenciales, que pueda ir descubriendo.
Ø Identificar a los votantes, donantes y voluntarios, y muy especialmente a sus líderes de opinión – el 10% que influye en sus decisiones políticas
Ø Acompañar a estos líderes continuamente, prestándole servicios políticos, y señaladamente:
** escuchando, hasta comprenderlos bien y que ellos se comprendan bien en su entorno social;
** empoderarlos, ayudándoles a conseguir mejoras en la calidad de vida de los votantes que los tienen como referencia en sus decisiones;
**ejemplificar los valores que se mantienen – entre otros, el autogobierno, el desarrollo personal y el discurso crítico.



En cada momento, una formación política local se mueve entre dos organizaciones: el partido y la institución, donde tiene un grupo partidario, que puede, o no, estar integrado en un gobierno de coalición. Las relaciones entre el partido y su grupo institucional condicionan la eficacia de los resultados. Concejales y ejecutivos han ser ser capaces de coaligarse maduramente.  Conseguir una relaciones productivas tiene que ver con: a) acordar una reglas de juego que contribuyan a la eficacia y satisfacción de las dos partes; b) contar con algún instrumento que visualice el valor público que genera la institución – generalmente un presupuesto funcional analítico, que puede identificar unas 200 actividades diferentes, que se programan; c) y con algún metodología de proyectos estratégicos que facilite la participación del partido en la definición de estrategias de la institución.

Por su parte, la ejecutiva del partido si quiere mantener y desarrollar la capacidad de no perder/ganar votantes, tendrá que asumir una dirección consciente, que incorpora prácticas como:
ü Los líderes activistas y los activistas líderes.
ü Los juegos compromisos/apoyos.
ü El entrenamiento en buenas práctica desde la práctica.
ü El trabajo colectivo eficaz de las ejecutivas y asambleas.

El grupo municipal, y en su caso el gobierno municipal en lo que aquel influya, deberá asegurar el control de la administración  para alinearla con la política y que no consuma excesivamente el tiempo de los políticos; y la buena coalición de gobierno, en lo que influye definitivamente el que se logre desarrollar, o no, un “liderazgo coaligador”.















GUIA METODOLÓGICA PARA EL ENTRENAMIENTO EN BUENAS PRÁCTICAS POLITICAS DE LOS MILITANTES ACTIVOS DEL PARTIDO X EN LA COMARCA Y.

Borrador a presentar/debatir en la ejecutiva (¿?)

Herramientas para las Secretarías de Formación


Este documento tiene por objeto avanzar en la concreción de la actuación de las ejecutivas de la comarca Y que, bajo la rúbrica de FORMACION, se ha recogido y aprobado en el Plan de Actuación 2.015/2.019. Y más específicamente lo que establece en los siguientes párrafos:
Es necesario formar y preparar a los militantes y cuadros en diálogos con la ciudadanía y en debates y conversaciones políticas, para que puedan interactuar y trasmitir nuestro mensaje sin dificultad y temor a los votantes.
Por ello, proponemos:
-      Se asegurará el entrenamiento práctico de, al menos, 2/4 entrenadores sobre el terreno por agrupación que animen las conversaciones alrededor de los temas en cada momento, así como el entrenamiento como entrenadores de los ejecutivos y responsables de equipos: escucha activa,(arte de hacer preguntas), diálogo y debate, y juego de roles.  


Síntesis

La potencia político-electoral de un partido se mide por el número de militantes activos que, insertos en la sociedad de los votantes actuales y potenciales con sus líderes de opinión, son capaces de establecer y mantener una comunicación en dos sentidos que genera el compromiso de voto de un número de votantes, y el compromiso de una proporción de éstos de ayudar a que otros lo hagan.
Los militantes activos tienen, pues, que ser capaces de crear un sistema de liderazgo con los votantes, una vez que los han identificado, diferenciándolos de los demás electores que no se considera que puedan ser votantes en el plazo que se esté planificando.     
Los compromisos de/con los votantes como meta y el sistema de liderazgo como instrumento para conseguirla, sólo pueden ser consecuencias de una comunicación continuada en dos sentidos. Esta comunicación continuada en dos sentidos representa mayor y de más calidad de esfuerzo que el habitualmente desplegado en las campañas electorales. Quizá el término de campaña permanente es el que mejor lo etiquete – curiosamente está inspirado en la noción de revolución permanente de León Trostky.

La acción  política se configura como conversaciones, escucha, preguntas, compromisos, más que como discursos, argumentarios, ponencias, aplausos.

Para llegar a los compromisos de los votantes habrá que partir de  identificarlos, diferenciarlos y conocer y comprender sus procesos de decisión política. A lo largo de un período entre dos elecciones cada votante puede pasar por diferentes etapas. El militante activo y su organización deberán distinguir el tipo de acompañamiento que requiere cada una de estas etapas. Y por supuesto, no limitar su acompañamiento a la trasmisión de mensajes más o menos persuasivos. La clave de la eficacia del acompañamiento radica en la prestación de servicios políticos que contribuyan a formar y manifestar la voluntad política del votante.

La mayoría de la comunicación política actual es ineficaz. Efectivamente, los electores van tomando sus decisiones políticas en conversación informal  con las personas próximas. Algunas de ellas influyen especialmente en el sentido de esas decisiones porque las personas confían en sus juicios y se sienten identificados con ellas. Estos son los influyentes, o líderes de opinión. Si un grupo político no participa en estas conversaciones su comunicación con la gente puede estar aquejada de serias limitaciones. Y estas limitaciones se traducen en inseguridad de los resultados que puede obtener de ella.
En efecto, una comunicación unidireccional,
  • se lleva a cabo, sin conocer los intereses, los procesos de decisión  y los hábitos de información de sus destinatarios;
  • no puede, así, responder a sus intereses, ni acomodarse a sus procesos de decisión;
  • en la práctica, habla de los políticos no de los votantes, por lo que interesa poco a éstos;
  • tampoco recoge las reacciones de los destinatarios a la comunicación recibida, que, tampoco de sabe si se ha recibido.

Como consecuencia, una buena parte de esta comunicación política no tiene las condiciones para tener influencia en los comportamientos de los electores.
Y lo mismo podemos decir de las comunicaciones en el interior de la organización política, entre los diferentes escalones del partido. 
Salir de ese círculo vicioso de ineficacia requiere un fuerte esfuerzo por desarrollar la comunicación en dos direcciones, o lo que podemos llamar las conversaciones políticas.
Pero en este intento podemos caer en un nuevo círculo vicioso, tan frecuente cuando intentamos superar las prácticas burocráticas. No podemos desarrollar prácticas de conversación con métodos formativos unilaterales. Querer que los militantes activos desarrollen su capacidad de conversar, dándoles seminarios, cursos, conferencias, es una incongruencia que habrá que evitar.
El método formativo a emplear deberá ser la conversación – el diálogo y el debate –sobre los temas en que se quiera que el militante intervenga ante los votantes, averiguando sus intereses y prioridades, a través de las narraciones de los mismos,  a los que responder de modo que conduzca a conseguir su compromiso.  


Una concepción de la dirección política consciente desde los militantes activos        

Vamos a llamar así a todos los militantes, sea cual sea su posición jerárquica o funcional, que quieren asumir la responsabilidad de asegurar, por su acción personal, unos resultados políticos del partido de izquierdas, en términos de votos, fondos y voluntarios. Es decir, que no están esperando que sea un gran líder, un proyecto impactante, una campaña ingeniosa, o una coyuntura nacional/estatal favorable, los que aseguren esos resultados.
Aplicar al sustantivo “militante” el adjetivo de “activo” puede sonar a redundancia, aunque cualquier persona que conozca la realidad de los partidos de izquierda sabe lo que se quiere significar con ello. En otros momentos y en partidos de otros países, se ha utilizado y se utiliza el término “activista” para designar lo que aquí queremos decir. Finalmente, lo que importa, no es cómo lo llamemos, sino los comportamientos políticos que se trata de lograr, con el fin de asegurar los resultados políticos: comprometerse íntimamente a asegurar esos resultados en un ámbito delimitado y en el que, mejor, sea posible comprobar si esos objetivos se han logrado. El ámbito donde mejor se cumplen estas condiciones es la sección electoral.

Asegurar los resultados políticos

La manera más eficaz de asegurar los resultados políticos se encuentra en orientarse a los votantes, en una interacción continuada que tiene por objeto producir un intercambio de compromisos.
Al partido le conviene no sólo que sus votantes actuales se comprometan a volver a votarlo. También le conviene que le defienda y promueva en su entorno; que preste ayuda para identificar otros votantes actuales y potenciales, para conservar a los primeros y conquistar a los segundos; que, en algunos casos, aporte fondos; que acepte emplear tiempo en comunicaciones en dos sentidos con el partido –identificar y priorizar necesidades, evaluar la actuación el partido y la institución,…Hay una gran diferencia en los resultados, entre situaciones en que los votantes votan pasivamente, o por “descartes”, o “tapándose la narices” y las situaciones en que se ha conseguido que un porcentaje significativo de votantes se vaya comprometiendo a los comportamientos mencionados más arriba. El votante no es, en este caso, receptor pasivo de mensajes unidireccionales standard, sino el interlocutor activo, cuyo compromiso de acción estamos buscando.
Los compromisos de los votantes serán consecuencia de un intercambio con compromisos del partido. Los compromisos del partido radican en cumplir su misión constitucional de contribuir a formar y manifestar la voluntad política de sus votantes. Para el intercambio es necesario que el partido comparta con sus votantes las conversaciones de ellos, y las narraciones donde comentan entre sí cómo las actuaciones públicas inciden en su calidad de vida.
El intercambio de compromisos sólo se realiza de un modo firme como resultado de comunicaciones continuadas en dos sentidos entre personas  singulares, votantes actuales y potenciales/militantes activos del partido, Compartir conversaciones y narraciones, con vistas a intercambiar compromisos se realiza con más seguridad si los interlocutores comparten estilos de vida similares. De modo que habrá que escoger con cuidado los interlocutores del partido que deben serlo de grupos específicos de votantes, si se quiere evitar el riesgo de que la comunicación no tenga lugar o lo sea dificultosamente.
A través del proceso continuado de comunicación en dos sentidos, el partido puede avanzar compromisos que producen los compromisos de los votantes actuales y potenciales. Los compromisos del partido se van concretando en la prestación de servicios políticos – que ayudan a tomar decisiones a los votantes: encuentros, priorizaciones, información y formación política,… -, en la solución de problemas concretos priorizados, la adaptación de proyectos en marcha, el consenso sobre un proyecto de futuro del barrio/municipio, a partir de los valores y preferencias de los votantes, captados por métodos narrativos.

Dos maneras de implicarse
Ningún partido tiene los suficientes efectivos personales competentes para el intercambio de compromisos con los votantes como para poder prescindir en esta tarea de comunicación personal en dos sentidos, de militantes como los miembros de sus ejecutivas, los parlamentarios, los cargos públicos, sus asesores y directores. La organización de las estructuras de gobierno y dirección en las que prestan sus servicios estos militantes, deben diseñarse para que permitan  que puedan liberar un 10/20 % de su tiempo para las tareas de militantes activos, como elementos destacados de apoyo a la ejecución de la dirección política.
Las tareas de dirección política pueden asumirse de dos maneras: como responsable de una sección electoral, o como miembro de un equipo de sección electoral.
Los responsables de sección electoral serán nombrados por la ejecutiva de la agrupación. En una primera instancia, es aconsejable que estas responsabilidades sean cubiertas por el equipo directivo de la agrupación, incluyendo los responsables de barrio, consejeros de distrito y cargos públicos incorporados, por la necesidad que tiene este equipo de tener suficiente experiencia sobre estas nuevas prácticas, para poder dirigirlas adecuadamente.
Una vez completada la primera experiencia, será lógico que, normalmente, estas responsabilidades se asuman por otros militantes, aunque el directivo inicial debería seguir ligado y colaborar en el equipo de la sección, con tareas que pactará con el equipo y el responsable. Esta relación con la sección electoral debería extenderse, al menos, mientras se consigue identificar hasta el 40% de los votantes actuales y todos los líderes de opinión, se han celebrado varios encuentros con votantes, se han puesto en marcha los servicios políticos demandados inicialmente, se han completado las narraciones positivas y negativas de los votantes.
Y, en cualquier caso, mantener una cierta presencia entre los votantes de su sección electoral y una relación de colaboración con el equipo correspondiente del partido, será una buena garantía contra las enfermedades burocráticas que pueden acechar a cualquier militante que deja de preocuparse directamente por los votantes y los demás militantes.
Los militantes activos, en todo caso, ejemplifican en sus prácticas los valores que intercambian por los compromisos de los votantes que así producen los resultados políticos.

El sistema de liderazgo político de los militantes/ votantes

En la medida que la actuación de los militantes activos generan el intercambio de compromisos que produce los resultados políticos, puede decirse que activa con sus votantes un sistema de liderazgo.
Un sistema de liderazgo no es tanto la actuación individual de alguien que se siente o le hacen líder, como la interacción entre, en este caso, militantes y votantes para hacer que:
ü  Se comparta una visión de la realidad entendiendo en la misma los objetivos de los participantes, y los conflictos existentes eventualmente entre ellos – evaluación de la calidad de vida y de su relación con la intervención pública, a partir de narraciones de los militantes y los votantes.
ü  Se defina la tarea más eficaz para lograr la mayor satisfacción de todos los intereses en presencia: la identificación de los votantes, su acompañamiento por medio de servicios políticos – encuentros, priorizaciones.
ü  Se aporten recursos para el entrenamiento de militantes y votantes en la ejecución de la tarea eficaz.  

El votante.
En los sistemas políticos democráticos, periódicamente, las decisiones de los electores configuran el mapa del poder en las instituciones públicas. La coalición que cada formación política tiene que constituir para asegurar sus resultados será la consecuencia de conjuntos de actuaciones políticas que se deben configurar en correspondencia a los procesos de las decisiones políticas de sus votantes.
Cada votante tiene su propio proceso político entre dos elecciones:
*    puede sentirse satisfecho con su voto reciente o pueden entrarle dudas con respecto a volver a repetirlo o cambiar;
*     puede mantener una actitud pasiva con respecto a la vida política o puede decidir informarse, participar en diálogos y discusiones políticas, defender socialmente una determinada opción política, proporcionarle fondos, trabajo voluntario;
*     puede, a pesar de su preferencia política, no ir a votar, o, por el contrario, llevar su voto a la urna,

La dirección política consciente tiene que dirigir sus organizaciones para acompañar con sus actuaciones a sus votantes en sus procesos de decisiones políticas con el propósito de conseguir decisiones favorables.  Estas actuaciones consisten básicamente en

*       la identificación tanto de los votantes actuales como de los potenciales y de las redes sociales que pueden formar con ellos sus líderes de opinión y los militantes;
*       y el intercambio de compromisos – votos y ayuda de los votantes, por el “haz de servicios políticos” del partido/gobierno. El intercambio se va concretando por medio de comunicaciones continuadas en dos sentidos entre los votantes/líderes de opinión y el partido/gobierno.
La comunicación unidireccional, a través de medios masivos, juega un papel de apoyo y difusión del intercambio, que siempre se convierte en un tema muy atractivo para los medios.

Etapas de los procesos de decisión política del votante.
Los electores y sus procesos de decisión política, la conversación y los líderes de opinión


Los procesos de decisión política de los electores


Los diferentes segmentos de electores pueden vivir la decisión de votar como situaciones que también pueden ser muy distintas entre sí, y como resultado de procesos muy distintos en función de la complejidad de la decisión que se toma, el grado de implicación que la decisión comporta y el grado de habitualidad o repetitividad de la misma.
La decisión más fácil de tomar es volver a votar a la misma alternativa que el elector ha asumido repetidas veces en ocasiones anteriores. Se trata de lo que podríamos llamar el voto fijo de una lista. Estas personas quieren que se les dé alguna razón para sentirse bien en su fidelidad (¡y, a veces, ni siquiera eso ¡), pero su proceso es el más sencillo. Por ello, no habrá que gastar muchos recursos en actuar sobre ellos, lo que no implica que no se hagan esfuerzos por entender qué es lo que necesitan oír  para seguir satisfechos en su elección, movilizarse para convencer a otros y no limitarse simplemente a repetir consignas estereotipadas, y recordarles la importancia de su voto para que no dejen, por desidia, de acudir a las urnas.
En orden decreciente de dificultad, puede venir la decisión de un nuevo votante que no tenga información ni prejuicios previos. En este caso podemos hablar de una decisión de baja implicación. Este tipo de decisión puede tomarse a impulso casi en un solo acto. Del mismo tipo podría ser la decisión del votante móvil que haya llegado a la conclusión de que entre dos o más alternativas todas son iguales para él. Estos dos tipos de votantes son los que más verosímilmente lleguen a una decisión poco antes del día de la elección o del mismo acto de la elección; porque no habrán tenido interés en pensar antes sobre ello, ni de exponerse a la información política. En ellos pueden influir comunicaciones de efecto y de estilo negativo en la campaña electoral. Según se haya apreciado su importancia cuantitativa, será oportuno preparar acciones dirigidas a ellos precisamente en la campaña electoral.
En el otro extremo de este espectro de dificultad en la toma de decisión estarían las decisiones complejas, por ejemplo, de un abstencionista que una lista pretende que deje de serlo, de un votante anterior de una lista que consideraba la posibilidad (o incluso, había manifestado en una encuesta o reunión su intención) de votar a otro partido y que la lista original pretende que no lo haga sino que vuelva a repetir su voto anterior favorable; de un nuevo residente que votaba otra opción en su domicilio anterior pero que podría considerar la posibilidad de votar al gobierno local a la vista de su proyecto de ciudad y estilo de gobierno; de personas que votan a otra opción en otro tipo de elecciones y se pretende que cambien de opción atendiendo a criterios locales (problemas, proyecto, candidatura, gobierno). En estas personas y otras que viven situaciones de similar complejidad en la decisión, se tiene que producir un proceso de decisión más largo y estarán jugando criterios más complejos a la hora de decidir.
La decisión firme de votar / no votar / votar en blanco, votar a una opción, puede tomarse en distintos momentos del mandato electoral, de modo no necesariamente ligado al tipo de decisión. Habrá personas que siempre votarán igual, personas que a lo largo del mandato vayan formando su decisión y lleguen a la campaña electoral con la decisión tomada, y habrá personas que decidan dentro de la campaña, pero no por ello formarán un grupo homogéneo. Podemos encontrar entre ellos, votantes poco implicados, junto con votantes que están llevando a cabo un proceso complejo de cambio de su decisión pasada y dudan si hacerlo. Precisamente, uno de las virtualidades de llevar a cabo campañas de mandato es que sirvan para ir acotando cada vez más los indecisos y poder llegar a segmentarlos para decidir cuáles son persuasibles en la campaña y centrar una sub-campaña electoral en ellos.
Este simple esquema conceptual de situaciones, procesos de decisión y momento de la decisión, no agota, por supuesto todos los tipos de votantes con que puede tenerse que trabajar. Es más bien un estímulo para que equipos políticos pongan en común sus experiencias electorales y completen el mapa político / electoral con una tipología de votantes sobre la que pueden recoger información más precisa y cuantitativa  por medio de  reuniones de grupo (“focus group”) y encuestas

Un votante, sea cual sea su situación de partida, puede ser considerar que se encuentra en alguno de los siguientes estadios

  • Clarificación de valores, consideración crítica de su decisión anterior. Este estadio puede repetirse varias veces a lo largo del proceso, si tienen lugar eventos que den lugar a ello.
  • Confirmación: ha decidido no revisar su decisión anterior.
  • Indecisión: ha decidido revisar su decisión anterior y duda ante la nueva decisión a tomar.
  • Identificación con una opción: ha tomado la nueva decisión.
  • Movilización: decide ayudar a la lista por la que ha decidido votar.
  • Presencia en las urnas: Decide acudir a las urnas del día D a favor de la opción con la que se ha identificado, y lo hace.

Esta clasificación puede ser útil para diseñar actuaciones diferenciadas, en la medida que se identifiquen los electores que se encuentran en cada situación. Pero será sensato elaborar clasificaciones específicas en cada realidad distinta.


Las conversaciones y los líderes de opinión

Los políticos, inducidos por actitudes autoritarias o de despotismo ilustrado sobre su papel, y apoyados en versiones vulgares, ya superadas, del marketing, tienden, a veces, a ver a los electores como un público pasivo destinado a ser mero receptor de sus discursos o de sus mensajes publicitarios, más o menos basados en estudios formales sobre sus actitudes y comportamientos.

Pero la realidad, con frecuencia, es algo distinta.
“Los habitantes de una ciudad no son un conjunto de átomos aislados. Están reunidos en grupos (familias, asociaciones y organizaciones) y se relacionan a través de redes sociales. No todos tienen el mismo interés por las cuestiones públicas. Algunos muestran mayor preocupación por adquirir información sobre ellas y también por difundirla a los demás, influyendo así en la formación de su opinión. Estos líderes de opinión, o influyentes, que suelen existir en todos los niveles de la sociedad, más los miembros de la estructura de poder local, que, por su domino de las organizaciones, tienen un acceso predominante a los recursos económicos, mediáticos y de personas de la comunidad local, forman un mapa de canales de comunicación que puede contribuir a economizar el esfuerzo de comunicación en dos sentidos que debe llevar a cabo toda formación política local”.[1]

Desde los años 40 del siglo pasado se han ido llevando a cabo investigaciones sociológicas que encontraron que los mensajes de los medios masivos, de hecho, tenían un pequeño efecto en cómo la gente vota comparado con el que ejercía la influencia personal de familiares, vecinos, compañeros de trabajo, gentes a la que respetan y en cuya opinión confían. Con variaciones en el tiempo, en los distintos tipos de elecciones y en hábitats distintos, investigaciones sociológicas, políticas, periodísticas y comerciales que se siguen  llevando a cabo, demuestran que esa influencia personal, en la mayor parte de los casos, es, al menos tan importante como la de la publicidad en los medios; y en muchos casos, más importante. Y la tendencia se va acentuando con el surgimiento de las nuevas tecnologías, la fragmentación de los medios masivos y, sobre todo, dos tendencias que empujan el cambio en la sociedad: la gente está más educada, tiene un pensamiento más crítico, le gusta más ponderar argumentos, discutir opiniones, unirse con otros y además la gente es de más edad. Los esfuerzos de propaganda de los gobiernos se ven minados cada vez más, no sólo por algunos medios masivos (que, a veces, van a la cabeza de las tropas) sino por los “micromedios” de ciudadanos contrapropagandistas que difunden informaciones en directo a través de su propio e-mail, teléfonos portátiles y páginas Web, que, a su vez, pueden llegar a aparecer en las noticias de la noche o en periódico de la mañana o en los noticiarios de la radio.

La mayoría de la gente tiene relaciones con esas personas influyentes o lideres de opinión que forman parte de su medio social inmediato y que pueden llegar a representar un 10% de la población adulta.[2]

No se trata de los primeros nombres que vienen a la mente cuando se piensa sobre gente con influencia en el país – los líderes del gobierno, los líderes de las grandes empresas, o los ricos. Más bien, se trata de millones de gente que viene de cada ciudad y pueblo y que moldea las opiniones y tendencias en nuestro país.

Los más activos social y políticamente, los influyentes son activos en sus comunidades. Están interesados en muchos temas y están conectados a muchos grupos. Saben cómo expresarse y lo hacen. Y, por su posición en la comunidad, en su lugar de trabajo y en la sociedad, sus opiniones son oídas por mucha gente e influyen las decisiones en las vidas de otros.

Casi seguramente, cualquier persona conoce a alguna de ellos. Hay muchos influyentes en cada bloque, en cada lugar de trabajo, en muchas familias. Cualquier persona, probablemente, habla con uno al meno en el curso de la semana. Es probable que cualquier persona busque a un influyente cuando tiene una decisión importante que tomar. Los influyentes son la clase de gente a la que cualquiera se vuelve cuando necesitas ayuda. Si ellos no saben, conocen a alguien que lo sabe. Consiguen la atención. Tienen el respeto de la gente.

El “boca-oreja” ha sido siempre importante en las decisiones de la gente. Pero parece que en las últimas décadas va creciendo en importancia ese canal persona- a- persona del “boca-oreja”. Esto parece ser así con los amigos y familia y también con otra gente, como colegas, conocidos, vecinos y expertos profesionales y consultores de muy diverso tipo. La gente antes de decidir habla y cuando decide se trata de una conversación.

La televisión, la radio y los periódicos y revistas tienen aún su importancia; pero la gente consigue ideas para sus decisiones de otras fuentes, como consecuencia de su mayor educación. El rol de los medios masivos ha cambiado, más hacia el apoyo de la conversación que a dirigir a la gente hacia una decisión.
INTERNET ha ampliado la conversación. Permite a la gente buscar información, hacer preguntas, mandar correos a sus amigos, hacer grupo con gente con intereses semejantes. Se está equiparando con los demás medios a pasos muy rápidos y en ciertos segmentos de la población ya lo es.
Además más gente tiende a hablar más sobre cuestiones de la comunidad. Y en la medida que hablan más entre sí y confían más en lo que oyen de sus amigos, familiares y personas expertas se vuelven más selectivos sobre las “voces oficiales” de la sociedad. Escapar de la publicidad forma parte de las prácticas diarias – el mando de control remoto.
Hoy, o dentro de poco, el canal de comunicación más influyente no va a ser ninguno de los medios tradicionales, ni siquiera el nuevo medio de INTERNET, sino el canal humano del individuo, persona- a persona, comunicación “boca-oreja”. Sin duda ya lo es para las elecciones locales.


LA INSERCIÓN SOCIAL DEL PARTIDO. /ESTAR EN LA SOCIEDAD PARA HABLAR CON LA GENTE


La publicidad de lo buenos que son los gobernantes, de los mucho que hacen, de la buena historia de los partidos, de los méritos de sus candidatos, de lo mucho y la bueno que están dispuestos a hacer, está condenada a demandar cada vez presupuestos más altos para compensar la inseguridad de los resultados que pueden esperarse de ella.
Los ciudadanos  están más educados y tienen más experiencia. Van desarrollando estrategias de discriminación y eliminación de los mensajes que no consideran interesantes. Entre éstos, los mensajes políticos cuentan entre los que menos interesan a la gente. Los suelen considerar negativamente, como propaganda, y son retirados de la atención de sus  receptores. A esto llamamos el “zapping político”.
La gran polución informativa en que todos vivimos hace que cada vez tengan menos rendimiento las antiguas estrategias de interrumpir las conversaciones que la gente mantiene alrededor de sus decisiones con unos mensajes que no han pedido, y todavía peor, que no desean. Los intentos de “colarse” a fuerza de insistencia – más presupuestos- en esas conversaciones, contribuyen al desarrollo del “zapping”
Este es un fenómeno que no atañe únicamente al mundo político. Los expertos en marketing vienen hablando de la crisis del marketing de interrupción y de la necesidad de ir experimentando un marketing del permiso.

Importancia de la inserción social del partido

Todo esto tiene una traducción al ámbito de la política local. Sólo una comunicación en dos sentidos tiene la virtualidad de contribuir de un modo seguro a lograr la coalición de más votantes. Porque
  • nos asegura que vamos a hablar con la gente de lo que les interesa,
  • al recoger las reacciones hacia lo hablado, nos permite “corregir el tiro” si no hemos dado en el blanco a la primera,
  • y, finalmente, hace posible recoger el compromiso del interlocutor, si lo conseguimos.
De ahí que se justifique el título de  estar en la sociedad para hablar con la gente.

Cuando hablamos de sociedad, nos estamos refiriendo a nuestra sociedad, la formada por nuestros votantes actuales y potenciales y por sus líderes de opinión.
El resto de la sociedad no entra dentro del estar. Los contactos con miembros de la élite del poder local pueden ser necesarios para negociar con ellos, pero nunca deben amenazar la identificación con las bases de nuestros votos. Las relaciones con los líderes de opinión de los votantes de otros partidos son instrumentales para contribuir a su desmovilización y para incorporar políticas que no exasperen a sus votantes.
Sólo con la sociedad que forman los votantes actuales y potenciales de nuestras listas en todas las elecciones, tenemos interés de inserción para mantener una relación social permanente que alimente la comunicación en dos sentidos.
Si los votantes actuales y potenciales no se sienten cercanos al partido, éste está contribuyendo a la abstención de los mismos. Además le será difícil al partido tener acceso a las conversaciones que mantienen los votantes entre sí y con sus líderes de opinión. Así será difícil conocer los contenidos de esas conversaciones y que las informaciones que proporciona el partido sean aceptadas en esa misma conversación, y no calificadas de propaganda de la que hay que defenderse.
En la medida que el partido consigue que la gente lo sienta próximo va contrarrestando la imagen de máquina exclusiva para seleccionar cargos públicos y generar clientelismos.
El partido se inserta socialmente,

  • por medio de la presencia natural de sus cargos, militantes, simpatizantes y voluntarios en las manifestaciones sociales de sus votantes: fiestas, entierros, tertulias, paseos, celebraciones familiares o de asociaciones, actos públicos;
  • a través de los contactos bidireccionales con líderes de opinión de los votantes actuales y potenciales, de los cargos elegidos y de los miembros del partido, que puedan mantener una conversación política a su nivel;
  • como consecuencia de las actividades que organiza el partido para prestar servicios políticos que contribuyen a que sus votantes tomen sus decisiones políticas, de modo que algunos miembros del partido así empiecen a ser considerados como líderes de opinión, y no meros propagandistas.

El partido así integrado en “su” sociedad habla con su gente y sienta las bases iníciales de una comunicación eficaz en dos sentidos.

HABLAR Y ESCUCHAR
¿Con quien hablar?

Se suele decir que la política es “hablar con la gente y ponerse de acuerdo con ella”. Pero con esta expresión, como con otras igualmente indefinidas, necesitamos una cierta actitud cautelosa que impida que nos induzcan o justifiquen que hagamos cosas que realmente no nos interesan.
La gente con quien nos interesa hablar no es toda la gente, es decir, todos los electores. O por no decirlo de otra manera, no todas las personas que forman la gente, tienen el mismo interés para nosotros.
Nos interesan, en primer lugar, nuestros votantes actuales y potenciales, y dentro de ellos los que influyen en las decisiones de los demás, naturalmente una vez que los hayamos identificado.
En segundo lugar, nos interesan los líderes de opinión de los votantes de otros partidos, por si pudiéramos influir en su abstención.
Los votantes fieles de otros partidos y los abstencionistas recalcitrantes no nos interesan. Mucho menos nos interesa todavía polemizar con ellos. Van a ser debates inútiles, de los que no vamos a sacar ningún provecho.
Comunicarse en dos sentidos continuadamente con nuestros votantes actuales y potenciales y sus líderes de opinión, supone una gran cantidad de horas. Lógicamente, pues, no nos quedará tiempo para distraerlo en gente menos interesante. Como condición previa, tenemos que estar con “nuestra gente”, insertarnos en “nuestra sociedad”. Esta sociedad está  formada no sólo por los votantes antiguos sino también por los nuevos potenciales.
¿Cómo hablar?

Si queremos comprender cómo van a tomar sus decisiones nuestros votantes actuales y potenciales y lograr que nos dejen acompañarles en el proceso de decidir, tenemos muchas incógnitas que despejar.
Las incógnitas las iremos despejando escuchándoles hablar sobre sus problemas y necesidades, sobre lo que piensan y saben de la realidad política, sobre las personas con quienes hablan de políticas y en quiénes confían a la hora tomar sus decisiones políticas. Y en la mayoría de los casos, no nos bastará con sus primeras manifestaciones sino que necesitaremos que sigan hablando para comprender bien el sentido de lo que dicen, los sentimientos que, a veces, distorsionan sus palabras, lo valores que animan sus manifestaciones.
Nuestros votantes concederán liderazgo a personas que creen que quieren dedicar tiempo a escucharles y que son capaces de entenderles. Y esto en grado mayor, si, además, les han ayudado a que ellos mismos comprendan mejor sus necesidades y las de otros. Y ese liderazgo, nos admitirá en el círculo de los influyentes.

RESPUESTAS

Nuestros votantes tienen que encontrarnos dispuestos a escucharles. Y que adquiramos el hábito de la conversación no directiva. Esto quiere decir que debemos eliminar de nuestros comportamientos espontáneos en la comunicación personal, tipos de respuestas muy corrientes como:

  • Respuestas de evaluación que expresan el punto de vista personal en el plano moral, traduciendo un juicio con respecto al votantes diciendo lo que parece bien y mal.
  • Respuestas de interpretación que buscan dar al interlocutor una explicación de lo que le está pasando, con riesgo de distorsionar lo que ha dicho.
  • Respuestas de apoyo, que pretenden dar ánimo, consuelo o tranquilidad.
  • Respuestas de investigación, en las que se demuestra prisa por tener más información, orientando al interlocutor hacia lo que nos parece importante, corriendo el riesgo que producir el sentimiento que sólo nos preocupa lo que nos interesa y no nuestro interlocutor.
  • Respuestas de solución, en que se le empuja a que actúe una solución que es la nosotros hubiéramos tomado.

Todo este tipo de respuestas directivas, nos hacen correr el riesgo de cortar las ganas de seguir la conversación por parte de nuestro interlocutor.
En cambio, una respuesta no directiva, de escucha comprensiva o activa, trata de volver a decir o reflejar lo más exactamente posible, lo que el interlocutor ha dicho y, además, puede hacer un esfuerzo de esclarecer, sin deformar. El interlocutor, siente porque lo es así, un interés por internarse sinceramente en el problema tal y como es vivido por él. Y, por consiguiente, piensa que no sólo le dedicamos nuestro tiempo, sino que además queremos entenderle y le entendemos, efectivamente.
Una vez conseguido que el votante piense que queremos y sabemos entenderle, podemos intentar que vaya más delante de modo que podamos conocer y comprender mejor lo que nos interesa, sobre sus motivos de voto/no voto, sus hábitos políticos, las personas en quien confía. 
Para ello, necesitamos prepararnos para lanzarle apuntes y sondas que estimulen que continúe la conversación. Pueden tener la forma de:

  • frases que animan a continuar;
  • preguntas abiertas, en nada parecidas a las de tipo encuesta de las respuestas de investigación;
  • poner el acento en una o dos palabras del interlocutor, como modo de llamar la atención sobre lo dicho previamente;
  • impulsos en forma de una actividad verbal mínima, como: “uh-huh”,”mmm”, sí, ya veo ,”ah”, “oh”, que normalmente inducen al interlocutor a profundizar en lo que venía diciendo;
  • algún soporte escrito, un cuestionario, una lista de comprobación, un breve comic…

Dominar el arte de escuchar y el de preguntar/responder nos ayudará a estar en “nuestra” sociedad y a hablar con nuestra gente para que:
  • nos concedan liderazgo,
  • y conozcamos y comprendamos de ellos lo que necesitamos para mantener una conversación en dos sentidos que acabe con los votos en las urnas.


Naturalmente, también vamos a tener que llevar a cabo, en determinados momentos, una comunicación persuasiva. Pero, cuando sepamos con quién, sobre qué temas y cómo. Hoy, en el mundo político,  es mucho mayor el déficit en escuchar que en persuadir.
MARTES, 17 DE ENERO DE 2012
(Apuntes del libro "Community. The Structure of Belonging" - 2.008 - de Peter Block, Berret- Koehler, Pub. Inc., San Francisco. CA)


"Podemos ahora ser específicos acerca de definir las conversaciones que abren la comunidad a un futuro alternativo. Buscamos conversaciones que crean responsabilidad e implicación. Las conversaciones tradicionales que buscan explicar, estudiar, analizar, definir instrumentos, y expresar el deseo de cambiar a otros, son interesantes pero no poderosas. Actualmente, son formas de intentar mantener el control. Si nos adherimos a ellas, se convierten en una limitación al futuro, no un camino.

El futuro viene al presente cuando los ciudadanos se comprometen entre sí a través de preguntas de posibilidad, implicación, desacuerdo, y aportaciones. Las preguntas abren la puerta al futuro y son más poderosas que las respuestas en que demandan compromiso. El compromiso es lo que crea la responsabilidad. Cómo enmarcamos las preguntas es decisivo. Necesitan ser ambiguas, personales y estresantes. También importa el modo por el que introducimos las preguntas. Nombramos la distinción que hace que la pregunta establece lo que es diferente y único sobre la conversación. Damos permiso para las respuestas impopulares, y vacunamos a la gente contra el consejo y la ayuda. El consejo se sustituye por la curiosidad"
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Hacer Política de conversaciones, escucha, preguntas, compromisos; en lugar de discursos, argumentarios, ponencias, aplausos.




Localización: sección electoral/barrio/entidad social.



El militante activo tiene que empezar por localizar a los votantes actuales y potenciales y a sus líderes de opinión.
Estos se encuentran en las unidades territoriales – secciones electorales, barrios – y algunos de ellos pertenecen a asociaciones o se relacionan con entidades, cuyos dirigentes pueden actuar de líderes de opinión.
El militante activo participa en la organización de los equipos de sección electoral y barrio y contribuya a la ejecución de la política de presencia, evaluación y alianzas con los dirigentes y miembros de las entidades que le corresponden.


Formación del votante, clave del liderazgo político

La comunicación continuada no puede ser un bombardeo de hechos y argumentos. Solo será útil si viene integrada en la prestación por parte política de los servicios políticos que pueden interesar a los votantes.
El artículo 6 de la Constitución Española dice textualmente: “Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política”. Los partidos reciben, pues, el encargo de contribuir a la formación y la manifestación de los deseos políticos de los ciudadanos. Este encargo no lo hace la Constitución ni a los gobiernos y administraciones públicas, ni a los medios de comunicación, ni a las instituciones educativas, que lógicamente también contribuyen a ello. Esta encomienda explícita se refiere a los partidos políticos.
Con intención de asumir este deber, agrupamos bajo el término “servicios políticos” todas aquellas actividades que un partido puede hacer con la finalidad y el resultado de ayudar a los ciudadanos a decidir/manifestar sus opiniones, creencias, actitudes y comportamientos políticos.
Estas actividades pueden tener contenidos de información, formación y acompañamiento sobre: la realidad política, el reconocimiento y clarificación de sus valores, la identificación y priorización de sus propios intereses/deseos y los de otros conciudadanos, cómo concertar intereses/deseos colectivos, cómo llamar la atención pública y presentar sus prioridades ante las instituciones que deciden la eventual respuesta a las mismas, cómo tomar parte activa eficaz en los procesos de lograr respuestas a sus prioridades y, en general en la vida política
lA
Un ciudadano toma a lo largo de su vida una buena cantidad de decisiones sobre cuestiones públicas, que podemos llamar políticas. A la formación de estas decisiones contribuyen un conjunto de informaciones e influencias que configuran sus opiniones, creencias y actitudes
Un partido puede contribuir con información y formación a la configuración de las opiniones, creencias y actitudes políticas de los ciudadanos e intentar acompañarlos en sus comportamientos políticos. O puede dejar que sean otros -los medios, otros partidos- los que lo hagan. En este caso, no tiene ninguna seguridad de que lo harán a su favor.
Naturalmente, la tarea de prestar servicios políticos es lógico que cada partido la asuma con relación únicamente a sus votantes actuales y aquellos que cree que son votantes potenciales para una próxima elección. Los demás partidos se encargarán de los suyos. La excepción a esta regla serían los intentos de desmotivar a los votantes de otros partidos y desmovilizar a sus líderes de opinión.
El partido que va prestando a sus votantes actuales y potenciales los servicios políticos que éstos necesitan va ganando en proximidad a los mismos y seguramente va destruyendo la imagen de “maquinaria clientelar”. Los servicios que se van prestando contribuyen, a su vez, a decisiones favorables de los votantes.
Diferentes grupos de votantes actuales y potenciales, y diferentes escalones en sus procesos de decisión, demandan diferentes servicios. El partido tiene que tener sensibilidad y agilidad para responder diferenciadamente. Pero para ello,  hay que olvidar un poco optimismos

Historias, priorizaciones.

Las encuestas de opinión y la publicidad sobre los programas electorales, no forman una comunicación en dos sentidos. El contenido de ésta son las conversaciones sobre valores que se mantienen entre los componentes del sistema que forma el capital social partidario. Los procesos de interacción que se establecen entre los votantes actuales y potenciales, los líderes de opinión, los militantes, cuadros y asesores, los cargos público, sus asesores y directores , trasmiten más que las declaraciones. Los comportamientos observables repetidamente en esos procesos, evidencian los valores que guían a los políticos. Y los votantes se comportan “basándose en los valores- que perciben- la capacidad de trasmitir, la autenticidad, la confianza y la identidad. Las cuestiones políticas específicas sólo son un medio para expresar simbólicamente los valores”[3].
“Los  políticos y los comunicadores se sorprenden de lo poco que los ciudadanos saben de lo que hacen las instituciones a pesar del gran esfuerzo que llevan a cabo para poner delante de sus ojos, lo mucho que vienen haciendo y lo más que pretenden hacer.
Un gobierno tiene que construir una historia creíble y coherente sobre lo que está haciendo y por qué lo está haciendo. No basta con producir muchas prestaciones. Hay que comunicar lo que se está haciendo, porqué se está haciendo y a dónde se está yendo.
Las comunicaciones políticas no comunican cuando acumulan hechos y eventos esperando que el ciudadano deduzca de ellos qué beneficios obtiene. Esto no puede hacerlo el ciudadano solo, y, aburrido por la acumulación de información sin sentido y la aparición machacona de los políticos en los medios haciendo cualquier cosa, opta por no prestar atención.
Una buena comunicación política está construida alrededor de temas/valores. Nunca comienza por mostrar iniciativas de política y después intenta añadirle un mensaje de valores. Parte de los temas/valores y ajusta a su alrededor los anuncios de las prestaciones, como ejemplos del cumplimiento de los compromisos.
Si la política se basa en los valores que proporciona a los ciudadanos en la mejora de su calidad de vida, son estos mismos valores lo que la comunicación, como componente de esa política, tiene que evocar en la percepción de los mismos ciudadanos.
La comunicación de una política no puede ser una sucesión de noticias/eventos de lo que hacen los gobiernos, sino más bien una narración de cómo los problemas que sienten unos ciudadanos, en términos de sus valores, se convierten en problemas públicos a través de su tratamiento colectivo que, priorizados, son asumidos por un gobierno, que estudia alternativas de actuación, las somete a una evaluación previa, y las convierte en prestaciones públicas que mejorarán la calidad de vida de los ciudadanos y cuya entrega será evaluada por los propios ciudadanos en cuanto a le mejora efectiva que les ha proporcionado.  
Conseguir que una proporción suficiente de votantes – y obligatoriamente sus líderes de opinión- un 10% del conjunto- sea consciente de esta política, para que pueda percibir los riesgos y los beneficios de la actuación de la institución, hace necesario llevar a cabo una campaña de comunicación con medios tanto personales como masivos, a lo largo de un tiempo largo. La campaña puede subdividirse en las diferentes etapas que comprende la narración, y también por diferentes segmentos territorios.
Todo esto parece más complicado que las simplificaciones que, con frecuencia, se practican, a base de dar noticias escuetas de lo que se está haciendo y sacar muchas veces en los medios la imagen del titular. Pero la política es algo complicado que sólo puede sintetizarse en una política y como tal transmitirse de un modo asimilable para el ciudadano. Los valores le hablan de su interés, las noticias del interés de los gobiernos.
Si recordamos lo que decíamos más arriba sobre los motivos de voto/no voto de los electores, está claro que los valores que tienen que ver con la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos no se reciben sólo por prestaciones materiales, sino por otras inmateriales como la alineación de una política con una ideología, la identificación con la trayectoria de un titular o aspirante a un cargo, y la posibilidad de intervenir en las decisiones de las políticas y prestaciones de la institución. Esto puede ser especialmente relevante para los líderes de opinión de los votantes actuales y potenciales.”[4]

El militante sus tareas y su desarrollo personal

En localidades pequeñas, la inserción social del partido se produce casi espontáneamente. En ciudades mayores, donde los vínculos primarios, o sea han diluido o no han existido nunca, un partido tiene que incluir en su política, la construcción de ese capital social inexistente.
Los militantes activos tienen que contribuir a construir y mantener la COMUNIDAD DE LOS SOCIALISTAS, como consecuencia/causa de sus compromisos con sus votantes actuales y potenciales

Los militantes: tareas, encuadramiento, motivación

NOTA.- Este texto es un ejemplo sobre el que construir otro que se vaya a usar.   




Esta tarea tiene que estar asumida competentemente y de un modo continuado por un número de voluntarios (militantes/simpatizantes) que puede cifrarse en, al menos un 2% de los votos que se pretenden obtener.

Estos militantes deberían ser personas que vivan, comprendan y se integren en la sociedad que forman los votantes actuales y potenciales de su partido en sus respectivas comunidades locales.

Se suele decir que lo que más motiva a personas que hacen un trabajo como voluntarios es tener claramente establecida su tarea y recibir entrenamiento para hacerla eficazmente. Esto se puede aplicar directamente a los militantes de un partido y a cualquier voluntario del mismo.

Las tareas de las bases de un partido que pueden ser eficaces para el logro de los objetivos de votos, fondos, voluntarios se encuentran entre las siguientes:

  • Participar en equipos que llevan a cabo el análisis de resultados electorales y el  trabajo de campo para investigar los comportamientos políticos de los votantes, en cuanto a sus motivos de voto/no voto, sus procesos de decisiones políticas, las percepciones y actitudes relacionadas con ellas y sus hábitos de información política.
  • Identificar a los votantes actuales y potenciales, y a sus líderes de opinión.
  • Acompañarlos en sus decisiones políticas en la ruta hacia el voto, prestándoles los servicios políticos que requieran.
  • Formar parte de grupos de proyectos para el diseño y puesta a punto de servicios políticos, según las decisiones que se tomen al respecto partiendo de las demandas de los votantes.
  • Contribuir a la obtención de fondos y al reclutamiento de voluntarios, siguiendo indicaciones de los planes respectivos.
  • Conseguir el compromiso firme de voto de los votantes actuales y potenciales, con la ayuda de los respectivos líderes de opinión.
  • Conseguir que el Día D no deje de acudir a las urnas el 8/10% de electores favorables que, por una diversidad de razones, pueden no sentirse obligados a hacerlo.
  • Participar en grupos de proyecto para el diseño y puesta en práctica de los comportamientos políticos que forman el producto político y la elaboración de planes y campañas.

En síntesis, hablamos de

  • Tareas de comunicación en dos sentidos con los votantes actuales y potenciales y sus líderes de opinión.
  • Tareas de diseño y puesta a punto de servicios, producto político, planes y campañas.

Los militantes tendrán capacidades e inclinaciones más acentuadas con respecto a cada uno de estos dos tipos de tarea. Pero no es aconsejable aceptar una adscripción demasiado especializada de los mismos.

Un militante que lleve a cabo tareas de diseño no debe dejar de participar en tareas de comunicación en dos sentidos, en un entorno que le sea próximo. Y en el otro sentido, el militante que asume la responsabilidad de la comunicación en dos sentidos es mejor que también participe y aporte su experiencia, al menos en el diseño de servicios que ha de prestar, soportes que utilizará o comportamientos políticos en los que deberá tener alguna parte.

La formación será el instrumento para producir esta “polivalencia” política.

Los militantes reciben sus tareas y en entrenamiento adecuado para realizarlas eficazmente a través de su encuadramiento en dos tipos de unidades organizativas.

Los votos están registrados en las correspondientes secciones electorales; igualmente, los votantes, posibles donantes y posibles voluntarios. Así que la unidad organizativa más próxima a los objetivos políticos es el grupo de sección electoral, con el nombre que se le quiera dar. Cada militante, incluidos los ejecutivos, concejales, diputados, consejeros, asesores, forman parte naturalmente de un grupo de sección electoral, que deberá tener fijados unos objetivos de votos, y de fondos y voluntarios, según los planes respectivos. En el interior de cada grupo puede organizarse el trabajo siguiendo a grupos específicos de votantes, o por la prestación de distintos servicios políticos.

El otro tipo de unidad organizativa es el grupo de proyecto. Pueden organizarse grupos de proyecto para el diseño y puesta a punto de distintos servicios políticos. Así un militante puede participar en grupo de:

  • Constitución y mantenimiento de la página Web, y actuar como “corresponsal” o animador de corresponsales para el periódico digital, o para animar foros o chats, o escribir artículos de opinión, o llevar acabo la revisión de la historia de la ciudad.
  • Organizar y llevar a cabo programas de actos de difusión de la cultura nacionalista de izquierdas.
  • Defensa de intereses de grupos de votantes, a través de su movilización y manifestación.
  • Organizar reuniones periódicas para tratar la actualidad política.
  • Tener a punto pautas de conversación sobre la política local del partido y las actuaciones de los representantes del partido en otras instituciones.

Especial importancia tienen los grupos de proyecto estratégico que tienen que ver con la elaboración de políticas cuando las soluciones a problemas contienen un grado alto de incertidumbres y/o conflictos.

En los grupos de proyecto hay que organizar su funcionamiento, en cuanto al trabajo interno entre los participantes del partido y sus asesores; y el trabajo de identificación y priorización de necesidades, y de negociación y búsqueda de consensos sobre alternativas, llevado a cabo con el concurso de líderes de opinión de los votantes actuales y potenciales.

La motivación de estos voluntarios, dependerá sobre todo de que la política del partido se establezca más de abajo/arriba que hasta ahora. En los medios profesionales del marketing y la organización política se habla de mejorar la democracia interna de los partidos. En el péndulo burocratismo/ asamblearismo se apunta la organización racional democrática como tipo ideal de organización política. Sin perjuicio de estudiar este tipo más adelante, aquí podemos señalar que este tipo requiere, al menos: fijar objetivos y clarificar tareas, asegurar el entrenamiento de los militantes tanto en la tarea de identificación/ acompañamiento de los votantes actuales y potenciales, como en la elaboración de políticas y en el ejercicio de la dirección política de las instituciones públicas que sea capaz de esta coalición con un partido “empoderado”.

Estas prácticas también aseguran que se atraen al partido personas que les interesan precisamente llevarlas a cabo y no personas no interesadas que son imposibles de motivar para trabajar.




Los cuadros
Al cuidado de los voluntarios (militantes y simpatizantes) será necesario un conjunto de cuadros medios (locales, territoriales).
Sus funciones serán;

·         asegurar la interacción en dos sentidos militantes/votantes, entrenando para ello a los militantes, ejecutivos y concejales,
·         apoyar la constitución de grupos de sección electoral priorizados en el encuadramiento de militantes y los niveles de coordinación por barrios en los municipios del tamaño correspondiente,
·         mantener y desarrollar el número de voluntarios, según la regla del 2%, interesados por clarificar sus valores, tratar problemas colectivos con los interesados y liderar proyectos cívicos, de modo que no haya que depender demasiado de personas “buscadoras de cargo” ni que no tienen interés en la acción política,
·         empoderar a estos para la realización de sus tareas,
·         prestar atención especial a los líderes de opinión de los votantes actuales y potenciales,
·         seguir los procesos de segmentación y diferenciación de la estructura social de los municipios, para orientar el reclutamiento de nuevos militantes y la selección de candidatos,
·         ayudar a los alcaldes y ejecutivos locales en el diseño y  conducción de procesos de sucesión, 
·         tomar y apoyar iniciativas de elaborar políticas locales y comarcales, organizando grupos de proyectos estratégicos y ligando con los iniciados en otros niveles del partido o de las instituciones. 

Los cuadros deberían tener como tarea primordial, pues, evitar que las organizaciones locales del partido sea un conjunto de personas que no saben qué hacer, o en la que sólo algunos se inventan su tarea, según sus ocurrencias personales. Consiste en definir la tarea de las bases,

  • concretando objetivos en el tiempo, a partir de los análisis de resultados y previsiones, los trabajos de campo y las investigaciones ad-hoc;
  • eligiendo y definiendo trabajos a realizar para alcanzar los objetivos, recogiendo las buenas prácticas conocidas y proporcionando oportunidades de mejora, a través de la puesta en común de experiencias y el entrenamiento en nuevas prácticas;
  • aportando controles sobre resultados obtenidos y acciones ejecutadas, incorporados a programas y campañas, para tener elementos de juicio para buscar mejores maneras de alcanzar los objetivos, o para modificarlos sobre la marcha.

Estos cuadros necesitarán contar con apoyos técnicos en materia de  análisis de resultados electorales, de identificación y priorización de necesidades, de entrenamiento de militantes, de diseño y conducción del trabajo por proyectos y de elaboración y evaluación de políticas.
La dirección
La dirección asume la dirección estratégica/gobierno del partido, asegurando que el partido y sus presencias institucionales son capaces de representar a sus votantes actuales y potenciales, de los que intercambia por votos/fondos/voluntarios que necesita por políticas que responden a las preferencias de esos votantes, candidatos y gobernantes con los que se identifiquen los votantes, comportamientos del partido que les prestan servicios políticos y la seguridad de que se mantendrá una comunicación en los dos sentidos.

La dirección  necesita estar dotada de recursos para definir la política del partido con la que se concurre a las elecciones y se comprometen a ejecutar los representantes del partido en los gobiernos de las instituciones. Esta política se elabora en coordinación de los diferentes actores del partido – parlamentos, gobiernos GEN, provinciales, comarcales y locales, y ejecutivas del partido, por medio de una disciplina de proyectos estratégicos, que forman la dirección estratégica por proyectos. 

Al mismo tiempo, necesita aportar a las organizaciones territoriales recursos para el análisis político y el encuadramiento y entrenamiento de los militantes. Un punto clave de este apoyo radicará en el adecuado entrenamiento de los cuadros locales y territoriales para que lleven a cabo eficazmente la tarea primordial señalada más arriba.
Un punto clave para el desarrollo de estas funciones de la dirección radica en conseguir una financiación basada en los votantes (otra innovación política que aleja sospechas de corrupción y acerca a los votantes al partido), que permita mantener una estructura organizativa independiente de los recursos de las instituciones.
La estructura que hay que lograr debería contar con asesores y técnicos para:

·         Elaborar la política del partido en las elecciones y las instituciones.
·         Contar con un centro de inteligencia de marketing político.
·         Gestionar los recursos humanos políticos (reclutamiento, formación, motivación)
·         Obtener los ingresos necesarios para financiar los presupuestos del partido.
·         Controlar las actuaciones que pudieran derivar en corrupción.

La dirección debería prestar una atención especial a todos aquellos municipios en que el partido consigue participaciones mayoritarias en los votos, entendiendo que en ellos se están produciendo comportamientos políticos socialistas que habría que codificar y generalizar.

De hecho en los pequeños municipios en que actualmente se dan estas circunstancias se está practicando una política como la que aquí se propone, con los matices peculiares de cada lugar. Por debajo de cierto tamaño, es interesante pensar en la utilidad de una red de partidarios en lugar de constituir formalmente el partido. En la medida que consideramos municipios mayores, con más de una sección electoral, para conseguir un cultivo de los votantes similar al que se consigue en el municipio base de no más de 1.000/2.000 habitantes, habría que calcular el múltiplo de población de que se trata y multiplicar asimismo el número de militantes/voluntarios que e requieren para obtener resultados electorales similares. En cuanto, nos encontramos con varias decenas o alguna centena de militantes, habrá que empezar a practicar algún tipo de dirección consciente para que el número lleve aparejado la eficacia.


Etapas/Situaciones en el desarrollo de los militantes y cuadros. Organización.
Los políticos de izquierdas, para cumplir su misión transformadora necesitan aprender colectivamente a organizar los partidos como redes sociales y no como jerarquías, diseñar y dirigir unos ejercicios políticos para el empoderamiento de militantes y votantes que transformarán con su liderazgo suficiente y comprometedor, primero a los propios partidos burocratizados y después a las organizaciones públicas y privadas, y a  todo el sistema social organizativo.

Un buen punto de partida se puede encontrar en sustituir las actividades de formación basadas en ideas o habilidades por entrenamientos  sobre buenas prácticas, basados en el acompañamiento por buenos prácticos reflexivos, en situaciones reales que estimulan el aprendizaje.

El conocimiento práctico en una organización surge en las interacciones entre las personas que lo forman y no puede reificarse en forma de un libro explícito o de prácticas implícitas en los comportamientos de los que consiguen resultados. Los adultos nos prestamos a aprender como resultado de la negociación personal continua entre las intenciones y expectativas de cada persona.

Sin perjuicio de otras situaciones que pueden surgir en concreto, las siguientes son situaciones de aprendizaje que  pueden dar lugar a aprendizajes para miembros de un partido político:

·         Al incorporarse como militante.
·         Siempre, cuando una persona se va a presentar como miembro de una  candidatura.
·         También siempre cuando esa misma persona va a ocupar un puesto de concejal en un municipio, o de miembro de una ejecutiva, de responsable de barrio o de sección electoral.
·         De un modo especial, cuando el concejal va a ocupar responsabilidades de gobierno y aun más especial cuando ese gobierno va a ser fruto de una coalición.
·         Al realizar la evaluación política después de cada convocatoria electoral, y elaborar el plan de mejora correspondiente.
·         Cuando se trate de diseñar e implantar políticas nuevas, como el presupuesto transparente o el urbanismo de crecimiento inteligente.
·          En la definición y organización de grupos de proyecto estratégico, tanto locales como de colaboración con otros comarcales o nacionales.
·         Cuando se trata de diseñar el relevo de ejecutivos o cargos públicos, especialmente los secretarios generales y alcaldes.


Estas situaciones pueden dar lugar a entrenamientos que unas veces pueden ser preventivos – para evitar que una nueva posición de la persona le enfrente a problemas que no sabe solucionar -y otras correctivos cuando el problema no ha podido ser resuelto.
Las secretarías de formación deberían llevar a cabo una apreciación del nivel de desarrollo de cada militante, proponiéndose un itinerario para cada uno con respecto a las tareas que se prevé ejecutar.
Por otro lado, se hace necesario que aprecien también cuáles son los temas sobre los que, en cada momento, los militantes han de ser capaces de conversar eficazmente, en su inserción socia, a fin de contribuir al desarrollo del sistema  de liderazgo votantes/militantes.
El aprendizaje, se llevará a cabo, por medio  de conversaciones permanentes alrededor de textos breves, adaptados a  los diferentes niveles de militantes/votantes, animadas por entrenadores, entrenados ad-hoc – escucha, preguntas, narraciones - obtención y “darles sentido”- diálogo, debate, consensos.
Estos entrenadores deberían recibir a su vez un entrenamiento permanente, ligado a la determinación de temas a introducir en las conversaciones a partir de las experiencias que se van viviendo, y a la elaboración de los textos – soporte, bibliografías útiles para profundizar en temas, y relatos escritos de interés sobre las sesiones.
Las sesiones de conversación podrán tener lugar en todas las agrupaciones, abriendo específicamente un día para ello.  












[1] MARKETING POLITICO: LA CAMPAÑA PERMANENTE, Cuaderno Nº 11, pág. 106
[2] Un tratamiento muy completo de este fenómeno se encuentra en el libro “The Influentials.One American in ten tells the other nine how to vote, where to eat and what to buy”(2.003), de E. Keller y J. Berry, publicado por The Free Press, New York, NY. Sería muy conveniente que en nuestro país se lleven a cabo investigaciones en diferentes municipios y comunidades, para verificar la experiencia personal de muchos actores políticos, en la virtualidad de estas influencias
[3] Pág. 47 de “Puntos de reflexión. Manual del progresista” (2.008), de G. Lakoff
[4] “Del marketing político a la gobernanza eficaz” (2.008), de J. I. Marcos Lekuona. Cuadernos de Trabajo para Cargos Electos y sus asesores.  Aunque el texto se refiere directamente a los gobiernos, todas estas observaciones pueden ser tenidas en cuenta por sus partidos.