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miércoles, 18 de febrero de 2015

100 DIAS. QUE HACER (3)

Lo que no deberíamos dejar de hacer en estos 100 dias



1.- Conversar intensamente para coaligarse

2.- Preparar el aterrizaje en las instituciones para no romperse la crisma y si controlarlas y alinearlas con la política.

3.- “Sacar el voto” para no perder finalmente ninguno favorable





3.- Asegurándonos de llevar a las urnas los votos de los favorables  y de lograr su apoyo para llevar a otros (“get-out-the vote”).

Más de un puesto de concejal y hasta alguna alcaldía se han perdido por uno o por muy pocos votos. Y es fácil que hasta un 8/10% de los votantes favorables no acudan a la urnas el día D, por muchas razones que casi todos conocemos. Por ello, se va aconsejando adelantar votos por correo de personas que tendrán dificultad real en acudir a las urnas en ese día.

El último mes de la campaña debe incorporar actividades que tengan en cuenta la diferencia entre conseguir una actitud favorable hacia unos planteamientos/candidatos y la decisión de acudir a votar.

Las actividades de “sacar el voto” (“get-out-the vote”) son especialmente transcendentes en aquellas elecciones en que existe cierta apatía por parte de los electores, y se prevé una baja participación. Pero a ningún partido le interesa aumentar indiscriminadamente esta participación. Se trata de conseguir que vayan a votar, las personas que pueden considerarse favorables. Esto debería implicar que a estas alturas de la campaña, habría que contar con una buena identificación de los votantes en las secciones electorales priorizadas. Y sino, habría que considerar si es posible completarlo en los días inmediatos.

A la hora de diseñar las actuaciones que pretenden asegurar que los votantes favorables acudirán a las urnas, habrá que tomar en cuenta la gran diferencia de impacto que van a tener los contactos personales con esos votantes con respecto a los contactos impersonales de la comunicación unidireccional. A pesar de lo que es muy frecuente gastar una gran cantidad de dinero en acciones publicitarias y mítines que no tienen ningún efecto claro en “sacar el voto”.
 Las visitas casa por casa y las llamadas telefónicas por amigos y vecinos – mejor si son líderes de opinión – son los medios más eficaces. Aquí tienen un papel clave los equipos de sección electoral y de barrio. También pueden ser de buen impacto, reuniones de grupos pequeños – no más de 20 personas – donde se debatan temas como “el barrio que queremos” en lugar de grandes mítines como soporte de discursos unidireccionales, que pueden tener, por otra parte, un efecto euforizante contraproducente.


Las conversaciones
Los candidatos, los dirigentes y los eventuales entrenadores de campo pueden conseguir efectos  positivos implicándose en pequeñas reuniones y contactos personales con miembros de equipos de barrio y líderes de opinión de los votantes actuales y potenciales.
Las conversaciones deben de proporcionar comparaciones de programas y candidatos, evidencias de la congruencia del partido/candidatos con los valores comunes, aclaraciones y concreciones sobre el “barrio/municipio que queremos”, visiones globales que sirvan para compensar comparativamente los puntos débiles de “nuestro producto político”.
¿Me dejas que el día 22, si no has ido a votar a las 4 de la tarde, te llame para recordártelo?
Una pregunta de este estilo – acomodada a la relación existente en cada caso – puede servir tanto para verificar que el votante es realmente favorable, como  para obtener el permiso sin el que no es prudente llevar a cabo los recordatorios de los que hablaremos.
Los interventores
Las meses donde votan los electores de las secciones electorales priorizadas deben contar con dos interventores, que puedan turnarse en seguir la votación y registrar los nombres de los votantes, que deben recibir ahora el entrenamiento adecuado.
El interventor representa explícitamente al partido en la mesa. Conviene, pues, que lleve bien visible lo que sirve para identificarle como tal. Será también importante que muestre un aspecto congruente con lo que los votantes propios pueden esperar y un talante sonriente, sobre todo en las mesas predominantemente no favorables. A este respecto, es corriente observar que los votantes propios, tienden a sonreír al interventor cuando se acercan a la mesa. En ese caso, puede ser útil probar a intercambiar sonrisas verificando si nos está mandando un mensaje de complicidad y anotar el nombre del votante. Podremos comprobar después si ya lo teníamos registrado como favorable. En todo caso, este primer contacto visual, puede profundizase mas adelante, si el interventor vive en la misma zona y participa más adelante en un papel de militante activo.

Lo mejor es contar con dos interventores por mesa, uno que anota y otro que ayuda y conversa con los votantes fuera de la mesa.

El día D
Los responsables de equipos de barrio y sección electoral se habrán ocupado de calcular el número de personas – y teléfonos -  que necesitan para recordar telefónicamente a los votantes favorables que han dado permiso para ello su compromiso, y contar con medios de transporte y guardería.
Los interventores, entrenados para ello, a la hora establecida, darán cuenta de quiénes ha votado y quiénes no, y los equipos telefónicos llevarán a cabo los recordatorios, ofreciendo, en lo necesario, ayuda para el transporte a los colegios, o guardería a niños o personas necesitadas de ello.


Las listas punteadas de votantes son un instrumento de valor a la hora de analizar resultados y los interventores pueden convertirse en agentes de campo muy útiles en una estrategia de campaña permanente.






Próximo NUEVO seminario  sobre este tema en Valencia, Barcelona y Madrid

100 DIAS. QUE HACER

Lo que no deberíamos dejar de hacer en estos 100 dias



1.- Conversar intensamente para coaligarse

2.- Preparar el aterrizaje en las instituciones para no romperse la crisma y si controlarlas y alinearlas con la política.

3.- “Sacar el voto” para no perder finalmente ninguno favorable







2.- Aterrizando sin romperse la crisma


Ya hay bastante experiencia de cómo votos ganados en una elección se pierden en la siguiente. Una buena parte de esas pérdidas se han fraguado en el aterrizaje en la institución, que no ha permitido controlarla a tiempo  y alinear su actividad con las preferencias de los votantes.
Aterrizajes incorrectos, con frecuencia, ha provocado la pérdida de buena parte del poder institucional y social, conseguido previamente.



Detrás de este mal aterrizaje, y como causas evitables, podemos señalar:

  
  • Una mala comprensión del papel de los cargos públicos en las instituciones democráticas, que unas veces ha hecho perder mucho tiempo hasta que se han comprendido los mecanismos de funcionamiento, otras ha llevado a pretender dominar la institución asumiendo directamente los cargos públicos la gestión, trayendo todo ello como consecuencia no llegar a dominar la administración municipal, burocratizando a los políticos y dando un peso excesivo a lo técnico y burocrático en el funcionamiento de la institución, con perjuicio de la política, en mucho casos. La campaña electoral es un buen instrumento para entrenar a los cargos públicos en el papel de activista/líder político que no deberá dejar cuando esté en la institución. A esto ayudará que durante la campaña se consiga un buen conocimiento del potencial técnico y directivo del personal de la institución, para concebir y ejecutar un proyecto para desarrollar la dirección pública profesional y autónoma y montar una coalición gobierno/administración que asegure el control y alineación de esta con la política, sin sumergir a  los cargos públicos en la gestión.
  • Una coalición mal preparada en el caso de un gobierno de coalición de partidos, lleva a que se pierda demasiado tiempo vigilándose unos a otros, y a que la fragmentación por concejalías no favorezca una consideración política de lo que se hace.
  • Propuestas de actuaciones en los programas electorales, con demasiadas incógnitas/conflictos sin resolver, han venido chocando con las estructuras burocráticas poco capaces para aprender. 
  • La falta de un sistema de información para conocer lo que se está haciendo y el valor público que genera. En este sentido, es crucial contar con un presupuesto funcional analítico antes de la toma de posesión, que, por otro lado, puede proporcionar buen material para la comunicación durante la campaña.
  • El mantenimiento de una excesiva falta de regulación y normalización de las decisiones públicas – endémico en la administración local -, que abre la puerta a la arbitrariedad autoritaria en las decisiones, a las irregularidades administrativas y a la corrupción.

Evitar incurrir en estas deficiencias, no es fácil, a partir de la toma de posesión, si el partido y el grupo municipal no han tomado ciertas precauciones, no han desarrollado  determinadas actitudes, y adquirido ciertos recursos – efectivos, formación.

Algunas de estas cosas tienen que suceder, al menos en parte, en el período que resta hasta la toma de posesión, y de alguna manera mezclándose con las actividades de conversar para coaligarse para conquistar el poder. Convendrá, pues, tener en cuenta a la vez el contenido ambos ejes apartados, para decidir lo que habría que hacer antes o después de la toma de posesión.    





Sobre este tema  convocará próximamente un NUEVO  seminario