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miércoles, 30 de enero de 2019

A PROPÓSITO DE ENTRENADORES EN LA POLÍTICA (VOTOS + GOBERNANZA)

La noticia reciente me evoca algunas cosas que vengo diciendo sobre el entrenamiento de activistas y líderes políticos. Aprovecho para recuperar algunas entradas pasadas.


MEJORA DE LA EFICACIA DE UNA ORGANIZACIÓN POLÍTICA APROVECHANDO EN EL ENTRENAMIENTO A “BUENOS PRÁCTICOS REFLEXIVOS”


Prácticas políticas y buenos prácticos

En estos años he tenido la oportunidad de conocer y trabajar con políticos en cargos públicos, generalmente alcaldes, que, siguiendo una jerga habitual en las ciencias sociales, podíamos denominar como “casos desviados”. Se trata de personas en los que puede observarse unos comportamientos que se “desvían” de los que son normales en otros compañeros de su propio partido en posiciones similares. La otra característica distintiva es que suelen conseguir unos resultados políticos – votos, fondos, voluntarios –mejores de lo normal en el resto de la organización.

Teniendo en cuenta la naturaleza del trabajo político, parece lógico pensar que en estos “casos desviados” se encuentra un potencial de enriquecimiento de resultados que los partidos no aprovechan, salvo aquellos, no en nuestro país, que han descubierto y explotan este potencial. Generalmente, estos políticos “desviados” son relevados sin asegurar que su experiencia se conserva y utiliza. En el mejor de los casos, para la persona, se le premia con un puesto “superior”- diputado, por ejemplo – donde aporta poco y se aburre mucho.

No resulta realista esperar que de la organización salgan iniciativas para superar esta situación. No vamos a detenernos en analizar las causas y si podría haber alguna estrategia para remontarlas, ya que nos llevaría mucho tiempo. Aunque sí tendremos que tenerlo en cuenta más adelante, como posibles resistencias a los intentos de que determinados comportamientos dejen de ser “desviados” y se vayan convirtiendo en normales.

Y es que el saber hacer de estos políticos se presenta con unas condiciones que hace difícil su difusión. Vamos a dedicar la atención de este papel a cómo se puede disminuir este dificultad.


Buenas y malas practicas


Estos políticos practican ciertos comportamientos, que vamos a llamar prácticas. Como consiguen buenos resultados, esas practicas, o, al menos, una parte significativa de ellas, podemos calificarlas como “buenas”. Y a sus actores, como “buenos prácticos”.   

Los “buenos prácticos” han adquirido sus “buenas prácticas” en la acción. Dependiendo de su grado de reflexividad sobre la práctica, tienen un grado de comprensión y explicitación de lo que hacen limitado. Una buena parte de la bondad de sus prácticas viene de traducir valores y adoptar actitudes, que, con frecuencia, adquirieron a su vez de un modo muy poco consciente de la imitación de modelos familiares, de maestros, o de jefes en otras organizaciones.

Por otra parte, el modelo de formación que tienen los partidos, de corte escolar o académico en sala, no es el adecuado para entrenar en prácticas. Las nuevas prácticas necesitan experimentarse en la realidad antes de incorporarse a la habitualidad de una persona. Y una correcta experimentación requiere el entrenamiento/ acompañamiento de un entrenador experimentado que tenga metodizado los aprendizajes que pretende entrenar.




Desarrollo de buenos prácticos


¿Qué le queda, pues, de aprender a un “buen práctico” para convertirse en el entrenador/acompañante experimentado con método?

En primer lugar, aprender a reflexionar sobre su propia práctica. Esta reflexión es muy improbable que sea suficiente para los propósitos de entrenamiento de otros, mientras el buen práctico ocupe su cargo público. Lo que no impide que lo sea a los efectos de mantener sus propias buenas prácticas – aunque no siempre.

El aprendizaje a reflexionar sobre su propia práctica, significa aplicando un método narrativo, identificar procesos y situaciones dentro de ellos, encontrando relaciones de causalidad entre las buenas prácticas y los buenos resultados; y entre las malas prácticas y los malos resultados. Esto desemboca en una herramienta de diagnóstico de buenas y malas prácticas con relación a resultados y una cierta estrategia de mejora de las situaciones/actores.

En términos convencionales escolares, y salvando las distancias, esto sería como construir el libro del maestro. En algunos casos, se ha llamado el libro de las buenas prácticas. Hay que tener cuidado en no “cosificar” las prácticas, pero esto habrá que tratarlo en otro momento.

Al mismo tiempo, el buen práctico que va mejorando su reflexión sobre sus prácticas, ha de extenderla a cómo se pueden aprender las buenas prácticas, o como se pueden sustituir las malas por buenas. Generalmente, las personas no sabemos cómo hemos aprendido a hacer las cosas porque no hemos prestado atención a ello.

Las personas tenemos diferentes maneras de aprender nuestros comportamientos. El “caso desviado” que es un buen práctico tiene un modo de aprendizaje que, normalmente, no tendrán las personas a las que podría entrenar. Por ello, necesita primero hacerse consciente de cómo aprende él mismo, y junto a ello también de otros estilos aprender. Esto se puede hacer aplicando una metodología de Investigación/Acción de primera personas, de investigación “aguas- arriba”, recorriendo la historia de la persona. En esa investigación las prácticas y su aprendizaje, deben considerarse en el contexto de los valores y actitudes asociados con ellas, y sin los cuales puede producirse un cambio de palabras, pero no de comportamientos.

Un tercer eje de avance simultáneo a los anteriores consiste en definir de un modo contrastable, criterios y método para evaluar las buenas y malas prácticas en función de lo buenos y malos resultados políticos


El proceso de desarrollo   


En la medida que el buen práctico avanza en la reflexión sobre su práctica, corre el riesgo de ser visto como más desviado por el resto de la organización, adherida a la mentalidad y las prácticas burocráticas. 

El proceso desarrollar la capacidad de mejorar las prácticas políticas, debe ser conducido con mucha prudencia, huyendo de la corriente manera de vender palabras antes de hechos observables.

Lo mejor sería, empezar por llevar a cabo los tres desarrollos mencionados en un grupo muy reducido de personas -2/3- en un entorno lo más próximo y homogéneo  posible. 

Una primera etapa, habría que llevar a cabo un trabajo interno, de “incubación” dentro del grupo del conjunto a conceptos y análisis que se emplearán, aprendiendo unos de otros.

Solo después de este paso, es sensato pasar a ayudar a otro/s, teniendo muy en cuenta la condición de que la persona/s a ayudar lo pidan seriamente, sabiendo lo que significa este tipo de entrenamiento.

La relación con las personas a ayudar debe mantenerse inicialmente en el terreno de los acuerdos privados, huyendo de cualquier oficialidad que podría provocar resistencias del “stablishment”. Esto no estaría en contra de participar en sesiones formativas convencionales, siempre que sirvieran para difundir intelectualmente el nuevo enfoque de la mejora de prácticas sobre el entrenamiento/acompañamiento por parte de “buenos prácticos reflexivos”. Para ello, sería útil contar con experiencias ya realizadas. 

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No es esta una propuesta concreta para una situación concreta, sino un estímulo a que cada uno reflexione sobre su realidad concreta y deduzca una estrategia.





jueves, 10 de enero de 2019

COMPETENCIA/INCOMPETENCIA POLÍTICA






Esta reflexión viene provocada por el post de Rafael Jiménez Asensio  ¡QUE ES LA “COMPETENCIA EN POLÍTICA?”, reproducido en Twitter el 1 de enero de este año. Parte de la afirmación de que “Las quejas sobre la baja calidad de los representantes políticos son abundantes.”Y continúa más adelante:  “Por eso, puede ser oportuno preguntarse qué clase de competencias políticas deben acreditar tanto los gobernantes cuando ejercen el poder como los ciudadanos cuando votan o participan en la toma de decisiones.  ..  Y para contestarla haré uso, un tanto interesadamente, de las reflexiones de dos pensadores, distanciados en el tiempo y de distinto alcance.”  Estos dos pensadores son Isaiah  Berlin y Daniel Innerarity.

La lectura de este post me provocó ganas de intervenir y subí esta respuesta inmediata: “Es de agradecer este tema ahora por su relevancia para lo que va a venir. Me gustaría apuntar otra línea de reflexión sobre el terreno: la incompetencia que genera en la percepción la pérdida del contacto directo con el votante en beneficio de prácticas burocráticas. Sigo” Y esta entrada es el seguimiento anunciado.

Pretendo llamar la atención sobre que las estructuras autoritarias burocráticas en que se desenvuelve la vida política concentran la energía de los políticos en la “cucaña” interna, como consecuencia de la que se inclinan hacia impulsar políticas de arriba abajo, al mismo tiempo que pierden el contacto directo con sus votantes.

En esta pérdida de contacto directo radica la falta de percepción a tiempo de los cambios que se están produciendo. Conozco algunos alcaldes de municipios que van desde 10.000 a 100.000 que saben mantener ese contacto y que han sabido mantener sus mayorías. En el mismo tiempo he visto perderse alcaldías en municipios similares, y las raíces de esas pérdidas pueden  rastrearse en procesos de burocratización que han puesto el énfasis en el control desde arriba y han descuidado la escucha de y el diálogo con los ciudadanos, al mismo tiempo que han ido debilitando sus partidos.

Cuando pensamos en circunscripciones mayores, un líder político no puede mantener el mismo contacto personal que los alcaldes mencionados. Y ahí es donde  tiene un papel importante que jugar  un partido que actúe de sensor/escuchador del electorado más que como “palmero” o vendedor de sus siglas. Claro que para ello, hará falta algún tipo de proceso de abajo arriba en la generación de políticas. Quizá algo de esto sugiere Innerarity cuando habla del aspecto institucional y procedimental de la democracia. Lo cierto es que muchas de las iniciativas que se anuncian como deliberativas y participativas, resultan poco satisfactorias cuando no engañosas.
Esta lógica burocrática de generación de políticas y control desde arriba está incidiendo también en la incompetencia de los ciudadanos a la hora de tomar sus decisiones políticas. Desde los gobiernos se espera que digieran las prestaciones y los mensajes que se les ofrecen desde arriba como consumidores agradecidos. Pero parece que esto está fallando y los votantes castigan con el trasvase o la abstención, el incumplimiento de los partidos de su obligación constitucional de concurrir a la formación y manifestación de la voluntad política de los ciudadanos.   
Sugiero emprender una revisión de las prácticas políticas de abajo arriba que vaya rompiendo la mala percepción de la realidad  provocada por la desconexión fruto de la política de arriba abajo.

Apunto unos pocos ejes de reflexión como propuesta para dialogar con otros:
*      
  •      Sobre estas cuestiones convendría reflexionar en términos narrativos más que conceptuales únicamente. Los políticos  necesitan entrenarse en penetrar y analizar cada situación específica que van viviendo. Hoy hay más generalizaciones que análisis de los casos singulares, que, con frecuencia desmienten las generalizaciones en la realidad.      
  • *      El caso singular originario es el elector y sus comportamientos. El arte de conseguir resultados es el de conocer y comprender como el elector decide votar/no votar, repetir/cambiar su voto, ayudar/no ayudar a su elección. Y este arte se desarrolla en el contacto directo con el elector, máxime en períodos que registran cambios que pueden ser importantes en las motivaciones y comportamientos de los mismos. Esto hace aconsejable que todo político, sea cual sea el nivel donde se encuentre, no debería perder nunca el contacto directo con los electores para no perder de vista la situación y los cambios que se avecinan. Otra consecuencia será la necesidad de contar en la estructura de los partidos con redes de activistas/líderes políticos que aseguran el contacto directo con los votantes actuales y potenciales y de sus líderes de opinión.
  • *      Los votantes hoy no reciben ningún entrenamiento para sus decisiones, y sí aluviones de informaciones muchas sesgadas y poco rigurosas. Con frecuencia se le pide que se posicione sobre temas que están muy lejos de su comprensión, y se le niega posibilidad de decidir sobre los problemas que más les afectan directamente. Los líderes de opinión de los votantes entrenarán su competencia política en las decisiones locales desconcentradas por barrios, en la armonización de las decisiones de los barrios de un municipio, y en la intervención en grupos de proyectos estratégicos de cuestiones supramunicipales.   
  • *      Las redes partidarias de activistas/líderes políticos no pueden mantenerse sin unas prácticas democráticas de organización y dirección. La mentalidad y las prácticas burocráticas de dirección han debilitado la fuerza de los partidos políticos. El voluntario político  debería ser objeto de estudio como otro caso singular relevante para la eficacia política. Desgraciadamente, tanto en los partidos políticos como en las administraciones públicas se da por supuesto que solo existe un modo de organizar, el burocrático. Sin embargo, existen experiencias suficientes como para pensar que es posible avanzar hacia modos democráticos y no sólo paliativos de los efectos negativos de la burocracia.
  • *      El arte de hacer política no se aprende de antemano y de modo intensivo. Sus prácticas necesitan de un entrenamiento permanente – como el deporte y la ejecución artística. Este entrenamiento con métodos de “acción/investigación”, es a la vez un modo de descubrir relaciones de causalidad actuales y emergentes. Los entrenamientos requieren entrenadores que pueden ser buenos prácticos reflexivos entrenados para entrenadores.


Todo esto merece tratarse con más detalle más adelante.




miércoles, 2 de enero de 2019

EJERCICIOS PARA LA PRACTICA DE NO PERDER/GANAR VOTANTES. SESIÓN INTRODUCTORIA



Las prácticas para no perder/ganar votantes. Sesión introductoria

EJERCICIOS PARA ENTRENAR LAS PRACTICAS PARA NO PERDER/GANAR VOTANTES





La política es una práctica, o si se quiere, una colección de prácticas. Como tal requiere un entrenamiento. Estos  Ejercicios pretenden contribuir a entrenar buenas prácticas. Al introducirlos en estas sesiones pretendo,
ü  centrar la atención en las prácticas  (interacciones sociales) más que en las ideas o los productos políticos;
ü  que los políticos tomen razón de la necesidad de su entrenamiento en estas (u otras) prácticas, si quieren mantener su eficacia.
Los ejercicios y prácticas que se propondrán aquí son la consecuencia de la observación en el campo de varias decenas de experiencias y de la reflexión sobre ello, junto a la lectura de experiencias de otros lugares. Seguramente otras observaciones pueden sugerir otras/otros, que enriquecerían el desarrollo del activismo político en nuestro país. Con las que sea, lo que puede suponer un avance relevante en nuestro sistema democrático es que los políticos entiendan su trabajo como un conjunto de prácticas y que necesitan entrenarse para superar las malas prácticas por otras buenas.
En la medida que estas prácticas se desvían de las habituales en muchas agrupaciones políticas, es posible que los intentos de adoptarlas generen conflictos con otros miembros de la misma organización. Tomando en cuenta de que las prácticas de coaligarse se consideran primordiales para un activismo eficaz, dedicaremos atención a esta cuestión desde la próxima sesión.

En esta sesión introductoria, se proponen ejercicios para adquirir y mantener en forma operativa tres prácticas que convencionalmente vamos a denominar:

·         ORIENTARSE A LOS RESULTADOS
·         ACOTAR EL TERRENO DE JUEGO PARA SU CULTIVO INTENSIVO
·         IDENTIFICAR A LOS VOTANTES ACTUALES Y POTENCIALES Y A SUS LIDERES DE OPINIÓN PARA IR CONSTITUYENDO COMUNIDADES DE VOTANTES.



EJERCICIO Nº 1 PARA ORIENTARSE A LOS RESULTADOS

Las buenas prácticas se aprecian por su incidencia en los resultados. Estos resultados son medibles a corto plazo, en términos de los números de votantes, donantes y voluntarios. Y medio plazo en la capacidad de leer los intereses y preferencias de los  votantes actuales y potenciales, de elaborar, ejecutar y comunicar políticas como respuesta, y el tamaño y activación de la red partidaria.
Estar al tanto y seguir la evolución de los indicadores de estos resultados debe convertirse en una práctica habitual y constante de un activista político.  Pensar en cómo se van produciendo y cómo se van mejorando/no empeorando debe ser una reflexión constante compartida con otros compañeros activistas.
Como soporte de ello, se necesita contar con una documentación estadística que refleje la evolución histórica de los datos desglosados hasta el máximo nivel de la sección electoral y los comentarios que pretendan explicar los factores que han provocado esa evolución.
Algunos partidos políticos cuentan con bases  que pueden suministrar los datos. Y los organismos oficiales como el Ministerio del Interior, las Comunidades Autónomas y los propios Ayuntamientos suelen ofrecer este servicio. En todo caso, es una buena tarea construirse un sistema propio del activista y sus aliados, en fichas bien manuales o digitales., en las que nunca deberán faltar espacios para registrar los comentarios acerca de los factores que han podido contribuir a las evoluciones.[1] El seguimiento y análisis de los abstencionistas, comparando las elecciones diferentes del ciclo y las series de la misma, puede ofrecer claves importantes para la acción política. Cuando se puede contar con los listados de las mesas electorales, puede llevarse a cabo un buen análisis, a condición de respetar la confidencialidad de los datos. El flujo de los electores de votante a abstencionista  y a la inversa es uno de los fenómenos muy poco estudiado que puede añadir profundidad a la tarea del activista
La construcción de esta base de datos, la comprensión de las situaciones y la explicación de las mismas, proporciona argumentos de conversación relevantes con otros activistas, dirigentes de partido  y con líderes de opinión de los votantes, por supuesto, más útiles con vistas a resultados que otros de geopolítica, elucubraciones ideológicas o  debates sobre lo malos que son los otros.
El activista debe poder fundamentar sus puntos de vista personales y contar con un lenguaje que le permita interaccionar con otros activistas, dirigentes y líderes de opinión.

EJERCICIO Nº 2  ACOTANDO EL TERRENO DE JUEGO PARA SU CULTIVO INTENSIVO.

Tener presente la situación y evolución de los resultados globales tiene, pues, la virtualidad de hacer consciente al activista de las necesidades de mantener/conquistar votantes en función de las metas institucionales que se propone el grupo político con el que se liga.
Pero para su acción personal tiene que profundizar en el dominio de la sección electoral en la que vive y estimar tanto las metas de resultados como el número de activistas con que convendría contar.
En este camino,
ü  si el censo municipal proporciona datos de la composición sociodemográfica de los electores, llevar a cabo un análisis de los mismos;
ü  en caso de que vivan en la misma sección, otros activistas o personas vinculadas al grupo político de referencia, iniciar conversaciones para coaligarse con ellos, según profundizaremos en la siguiente sesión;
ü  empezar a identificar votantes a partir de la experiencia personal y de personas próximas;
ü  localizar lugares donde se reúne la gente y habla de cuestiones públicas, conseguir participar escuchando y tomando nota de líderes y cuestiones; si no es posible, entablar relación con alguien que sí participe.
ü  Ajustar el calendario para ir teniendo tiempo de hacer esto de modo regular.


EJERCICIO Nº 3 IDENTIFICAR VOTANTES ACTUALES Y POTENCIALES Y SUS LIDERES DE OPINION PARA IR CONSTITUYENDO COMUNIDADES DE VOTANTES


Apenas un 50% de los electores son necesarios para un buen resultado, y en muchos casos menos. Identificar a los actuales votantes y a los que potencialmente lo sean, no sólo es una manera de no dispersar esfuerzos, sino también de poder profundizar en ellos con una comunicación frecuente en dos sentidos.
Esta comunicación, en cuyas prácticas profundizaremos en la próxima sesión, se materializa en tres manifestaciones sociales:1) la identificación de los votantes actuales y potenciales y sus líderes de opinión,2) los encuentros con/de los votantes; 3) las comunidades de votantes. En la medida que estas manifestaciones van teniendo lugar se entrelazan en un mismo proceso.

Identificación
Saber cuanto antes qué electores no se van a convertir en votantes propios ahorrará muchos esfuerzos baldíos a los activistas de un partido. Intentar polemizar o convencer a abstencionistas recalcitrantes, votantes fieles de otros partidos, y aun indecisos favorables a otros partidos puede no solo ser una pérdida de tiempo, sino lo que es peor correr el riesgo de mezclar y confundir intereses.
Es, pues, necesario incorporar la práctica permanente de ir identificando quiénes son los votantes actuales fieles, los indecisos favorables,  los votantes potenciales – votantes propios de otras elecciones del ciclo, antiguos votantes, nuevos residentes, nuevos votantes por edad…)    Este trabajo de identificación no es un trabajo previo, sino permanente. Reside sobre todo en tener una actitud de querer hacer esta discriminación en la medida que uno va llevando a cabo las interacciones de la vida diaria o de inserción social activista. Tanto la presencia en lugares donde se habla de política, como en los encuentros que puedan organizarse adhoc se pueden ir identificando las posiciones de los asistentes.
Probablemente, lo que mejor puede contribuir es mantener con las personas una relación de amable aceptación de sus puntos de vista, alejada del fanatismo proselitista, que generará que espontáneamente puedan manifestar sus preferencias.
El empleo de conversaciones telefónicas puede ser otro medio muy poderoso para identificar votantes e incluso iniciar campañas selectivas sobre ellos. Dada la importancia y la virtualidad de los métodos que se relacionan con ello, un anexo separado a estos ejercicios se publicará sucesivamente.  



Encuentros

En la medida que se van identificando votantes, se abre la posibilidad de poner en marcha una práctica que va a aportar tanto un servicio muy relevante para los propios votantes, como la posibilidad del arranque de una política de abajo arriba para el activista y la organización política a la que presta su apoyo: los encuentros de/con votantes.
Se trata de celebrar reuniones de votantes actuales y potenciales de pequeño tamaño, no más de 20 personas, con la presencia de unos pocos activistas y dirigentes de la organización. En la pequeña parte que ocuparán los políticos se limitarán a anunciar su voluntad de elaborar una política de abajo arriba y de apoyar la constitución de grupos de votantes que se muevan por conseguir mejoras en su calidad de vida, colaborando con los líderes que surjan de los propios grupos. El resto de la sesión se dedicará a identificar por los votantes cuestiones que se entienden mejorables y a dar lugar a que voluntarios quieran formar parte de grupos de proyecto para llevarlo de cabo. Los proyectos quedarán esbozados de un modo inicial, y definidos por un principio de programa de trabajo y un liderazgo que se apuntará en las conversaciones que se irán manteniendo en la reunión.
La experiencia ha venido mostrando que los votantes consideran un excelente servicio la oportunidad de conocer y conversar con otras personas que comparten su comportamiento de voto.
Estos encuentros pueden ser también una oportunidad para identificar votantes conocidos por los asistentes a los que no se ha tenido aún acceso.
En una sección electoral en que se puedan contar 200 votantes, y, no siendo optimistas, estimando que solo la mitad de ellos podrán participar en las reuniones que se prevean, habrá que considerar un buen resultado llegar a ejecutar inicialmente 5 reuniones de 20 personas, en las que habría que intentar que estuvieran todos los líderes de opinión de los 200 votantes.
Una guía experimentada de cómo llevar a la práctica estos encuentros puede leerse en las páginas 120/123 de libro (198 págs) COMO GANAR 8 Y PERDER VOTANTES, editado online por la Fundació Rafel Campalans, en su colección Formació. El texto completo puede obtenerse en Google tecleando el título, o en la web de la Fundació. Por otra parte, el conjunto del libro constituye un fondo de lecturas relevante para las prácticas no perder/ganar votantes.
    


Comunidades

Los encuentros de/con votantes y los grupos de proyecto que surgirán de ellos, van constituyendo el esqueleto de las comunidades de votantes, que se irán nutriendo de otras iniciativas como las prestación de servicios políticos,  la práctica del análisis narrativo sobre las anécdotas de los votantes, y la constitución de grupos de proyectos estratégicos para ayudar a aterrizar a políticas de arriba debajo de gobierno o partido.
Estos temas se desplegarán con más detalle en la siguiente sesión  ENTRENAR CONVERSACIONES POLÍTICAS EN DOS SENTIDOS


[1] Un modelo experimentado de estas fichas puedo proporcionarlo a quien lo pida al correo marcoslekuona@gmail.com. Consta de dos fichas por sección electoral y agregaciones oportunas: una que recoge el histórico sucesivo de las elecciones de un ciclo, y la otra, el histórico de las elecciones locales.