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domingo, 12 de febrero de 2023

ESCUCHAR "HUMILDEMENTE" A ESOS VOTANTES ACTUALES Y POTENCIALES

Creo que, mucha gente ya se ha dado cuenta de que en, nuestro país, hay un deficit de escucha de los ciudadanos y sus intereses por parte de gobernantes y candidatos. Y que la política de arriba abajo que se produce como consecuencia, está en la raíz de la desafección política que muchos ciudadanos exhiben y en la desmovilización que se observa en la militancia de los partidos. Esto forma parte de la maraña de practicas/ trampa de naturaleza burocrática que predomina en las organizaciones partidarias, que amenaza con seguir debilitando las democracias, y que resulta complicado de desenmarañar. Podemos dar por seguro que la mayoría de la gente quiere que se le tenga en cuenta y para ello se le escuche. Pero no podemos dar por seguro que para ello baste cualquier iniciativa que permita hacer llegar manifestaciones de esa gente a la organización política -redes, cuestionarios - ni siquiera que un candidato esforzado vaya escuchando personalmente esas manifestaciones. Como iremos trabajando en sucesivas entradas, escuchar solo puede producir un efecto positivo a corto plazo; pero puede perder pronto ese efecto sino se produce junto con las otras tres claves que ya enunciamos: ayudar a los votantes actuales y potenciales a identificar sus auténticos intereses, en diálogo entre ellos; visualizar claramente el compromniso eficaz del candidato/gobierno en la satisfacción de esos intereses; asegurarse de que identifican y comprenden el resultado de las prestaciones públicas en su calidad de vida. Así que se hace necesario que la comunicación política de las campañas incluya estas 5 claves simultáneamente. Aquí, en entradas sucesivas, describiremos su juego una a una y finalmente las integraremos cuando abordemos cómo introducir estos cambios. Efectivamente, el mero hecho de escuchar a un votante puede considerarse prestación de un servicio político al mismo, a condición de que se dedique la suficiente atención y tiempo al acto de escuchar para no confundir los intereses del ciudadano con la primera banalidad que le venga a la mente, y que el procedimiento de recolección no produzca finalmente un número de peticiones/intereses/ propuestas de tal magnitud que sea imposible de manejar operativamente. Que esto último no suceda, va a depender de que la escucha no se produzca centralizadamente. sino más bien por una organización capilar que tenga capacidad interna de tratar y sintetizar lo escuchado a los diversos niveles de una organización que correponda a los también diversos niveles de elección. Tradicionalmente. los partidos han entrenado a su militantes para hablar en público ("oratoria" todavía se cita hoy esto). Ahora faltaría entrenar en cómo escuchar antes de hablar. Y antes de ello, cambiar las actitudes que generan comportamientos de comunicarse desde arriba, desde afuera y con un lenguaje técnico-burocrático-ideológico. Con las actitudes correctas, que conducen a querer escuchar, los modos de hacerlo son sencillos y fáciles de "inventar" en cada situación. En la próxima entrada, trataremos cómo no hacer caso de las primeras banalidades que vengan a la mente de un votante actual/potencial al recibir una invitación a manifestarse.