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sábado, 5 de diciembre de 2020

DE INSCRITOS, AFILIADOS,MILITANTES,ACTIVISTAS, CUADROS Y DIRIGENTES, ENTRENADORES

La sostenibilidad/desarrollo de los resultados políticos se afianza mucho cuando se cuenta con comunidades de votantes, en cuyos encuentros se identifican sus intereses y preocupaciones y las personas dispuestas a liderar a los demás para trabajar por conseguir mejoras de la situación. Ayudando a estos lideres con recursos institucionales y/u otros fuera de su alcance, y a afianzar su liderazgo democrático, se produce la coalición con estos lideres de los votantes, en el verdadero sentido de “crecer juntos”.
Hacer que esto pase es el papel del activista/líder político, al que hemos definido como la persona, sea cual sea su posición organica o funcional, comprometida íntimamente a hacer personalmente lo necesario para que en su entorno próximo su opcion política nopierda/gane votantes, y también, eventualmente, donantes y voluntarios.

Los partidos, hoy, cuentan con variopintas nominas de inscritos, simpatizantes, afiliados y militantes, más asesores, cargos públicos, cuadros y dirigentes. De ellos, una buena parte no piensan que harán nunca el papel de activista ni de líder. Otra parte podría probarlo, si alguien les ayuda y consigue que aprendan como hacerlo.
Si aceptamos la hipótesis de que la sostenibilidad de resultados requiere contar con activistas en numero alrededor de 2% de los votantes, se puede car en la tentación de hacer a todos los militantes activistas por decreto. Ya se ha hecho en algunos casos con muy malos resultados.
El compromiso con esta tarea ha de ser personal e intimo. No tiene ningún sentido tratar de imponerlo de cualquier modo a personas que no quieren hacerlo nunca, o al menos por ahora, ni a personas que no lo ven o no lo entienden o tienen demasiadas dudas sobre si serán capaces de hacerlo suficientemente bien. Esto es especialmente descabellado cuando el que manda que se haga esto no lo ha hecho nunca personalmente y solo puede dar indicaciones vagas de cómo hacerlo o sacadas de un manual genérico. Consignas del tipo “hay que estar en la calle con la gente”, “hay que saber lo que quiere la gente”, “nuestras agrupaciones tienen que ser punto de encuentro para la gente”, y otras, mejor formuladas, pero igualmente vacías de contenido practico, vienen repitiéndose infructuosamente desde hace bastantes años.

Hacer antes de mandar

No es difícil descubrir en los municipios que presentan resultados sostenidos, que existe en ellos una pauta que, con variantes, responde a un patrón: los líderes son y hacen de activistas, y su ejemplo ha atraído al partido a personas que les gusta ser activistas, que han aprendido de sus lideres las practicas del activismo. En algunos lugares, las tareas de activista llegan a ser asumidas por personas no afiliadas con tanta dedicación y eficacia o  más que muchos militantes.

Pude deducirse pues, con bastante seguridad, que la clave de los buenos resultados radica en que los lideres sean y actúen como activistas. Y que donde no lo sean aun, se pongan cuanto antes a aprenderlo experimentalmente, a “ hacer antes de mandar”. A estas alturas seria aconsejable leer la entrada anterior, “El activista aprendiendo a autogobernarse”.

Cada líder - cuadro, dirigente, asesor, cargo publico, candidato – pertenece a una sección electoral que ha ser el soporte de su aprendizaje. Cada uno de ellos deberá formar un pequeño grupo, según el número de votantes propios de la sección, con compañeros que vivan en la misma. En caso que este número sea insuficiente, será bueno proponerse alcanzarlo consiguiendo que se vayan convirtiendo en voluntarios, algunos votantes identificados que acepten formar una comunidad e votantes

Sin ánimo de ser exhaustivos, estas son algunas de las prácticas que los líderes deberían aprender y practicar:
·       Identificar lugares de encuentro donde la gente habla de problemas y de política; hacerse aceptar en ellos, para escuchar.
·       Identificar votantes actuales y potenciales, organizar encuentros con ellos, para ir constituyendo comunidades de votantes, decantando en ellas valores, intereses y preocupaciones, y líderes sociales y de opinión.
·       Acompañar a los votantes, prestándoles los servicios políticos que les ayuden en la toma de sus decisiones políticas.
·       Y sobre todo, ayudar a los líderes a que consigan sus propósitos de mejorar la calidad de vida de sus convecinos, cuidando de ayudarles también a conservar y aun desarrollar su liderazgo.
·       Cuidar de que todos los votantes favorables depositen su voto el día de las elecciones.


Entrenando entrenadores y activistas.

Conseguir, sin esperar a un plazo muy largo, contar con el número de activistas requerido, puede pedir que se cuente con más entrenadores. 
Una organización política que se tome en serio la tarea primordial de noperder/ganar votantes, sería sensato que procure conseguir una coalición madura y dominante entre los dirigentes y aquellos miembros de la organización que tienen acreditadas unas prácticas exitosas como activistas. Sería lógico que una buena parte de esos dirigentes hayan sido a su vez activistas con buenas prácticas. Y que esos dirigentes/activistas ya veteranos, inicien una segunda carrera política como entrenadores, abandonando las cucañas orgánicas.
Un activista, cuyas buenas prácticas han sido acreditadas por los resultados obtenidos en su primera carrera, solo necesita para convertirse en un buen entrenador,
  • ·       que quiera renunciar a la competencia orgánica interna, y dedicarse a hacer que otros se conviertan en activistas que consiguen buenos resultados;
  • ·       que aprenda a reflexionar sobre sus propias prácticas, hasta ser capaz de discriminar sus buenas prácticas de las malas, en función de situaciones concretas vividas;
  • ·       que aprenda a identificar sus personal manera de aprender, y se haga sensible a que existen otras maneras de aprender en otras personas y que su tarea como entrenador es ayudar a que aprendan a su modo peculiar de cada una. Aprender a aprender.


Los dirigentes deberían de contar entre sus competencias la de entrenadores, si bien en la mayoría de los casos no serán suficientes, sobre todo ahora en que la proporción de activistas reales es pequeña. Así una coalición madura de dirigentes/activistas/entrenadores y de activistas/buenos prácticos/entrenadores es la fórmula organizativa para dirigir conscientemente una organización política en una línea de resultados políticos sostenibles. No se ha descubierto otra fórmula de mantener la eficacia a medio plazo, que la de explotar la experiencia práctica  para asegurar las buenas prácticas de los componentes de la organización.
Pequeños grupos de entrenadores/entrenandos pueden dotar a una agrupación local de una rica vida social orientada hacia la tarea y los resultados, que es un buen antídoto para mantener el equilibrio frente a las pulsiones disgregadoras de la cucaña burocrática..

El entrenamiento en buenas prácticas debe proporcionarse a los miembros de la organización desde el momento de su incorporación.  Y debe mantenerse continuamente al hilo de las cuestiones prácticas que para los resultados vaya detectando el acompañamiento de los votantes y sus líderes de opinión.
Tanto los cuadros, dirigentes y los entrenadores, deberán mantener su presencia, no protagonista, en los encuentros de sus comunidades de votantes. Además de su contribución a no perder de vista la realidad de la política en los votantes, esto puede contribuir a tener el pulso de su organización en el campo y detectar necesidades de entrenamiento y cambios

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