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miércoles, 8 de mayo de 2019

UNAS REFLEXIONES SOBRE LIDERAZGO PÚBLICO


       



 



Los ciudadanos tienen derecho a esperar de sus gobernantes y dirigentes de partido unos comportamientos que trasmitan la sensación de que no están a la intemperie en un mundo dislocado, sino que algunas personas y equipos, a quienes pueden dar el poder democrático, hacen algo por evitar o paliar tal situación.

Los gobernantes y dirigentes de partido adoptan diversos comportamientos en la asunción de su función pública, muchas veces sin más reflexión que acomodar sus inclinaciones y habilidades personales a las presiones que reciben de sus entornos significativos.

Mejor sería añadir a esta escasa reflexión dos factores más:

  • La naturaleza de la tarea que le ha tocado afrontar.
  • Las posibilidades de aprender nuevos comportamientos más eficaces, incorporando una reflexión sobre la práctica de los comportamientos que ejecuta y una evaluación de los resultados de los mismos a tenor de sus propios valores y de las reacciones de los ciudadanos a los mismos.



TAREAS PÚBLICAS


Las tareas públicas pueden caracterizarse por el grado de certeza de las metas que deben alcanzar y de las tecnologías que se emplean para obtenerlas.

Un alto grado de certeza sólo se da en la ejecución técnico-administrativa. Las tareas que asumen los políticos tienen más o menos componentes de conflictos/incertidumbres.

Cuando ese componente no es muy grande, el político puede evaluar y ser evaluado por los resultados visibles de sus acciones.

En el otro extremo, se encuentran campos formados por situaciones problemáticas, con tal cantidad de conflictos e incertidumbres, que los resultados visibles tienen un valor secundario y muy temporal. Las tareas que tienen que ver con los servicios, la asistencia y el desarrollo social forman unos de estos campos. Esto viene a estar reconocido en todos los países occidentales.

Existe en este campo una diversidad y conflictos de valores, sostenidos por una buena cantidad de grupos de interés. Los logros que se van obteniendo quedan pronto sobrepasados. Los métodos para alcanzar las metas, no pasan de ser hipótesis experimentales en muchos casos. Las gentes reciben las ayudas y servicios con naturalidad, y pronto los dan como derechos adquiridos. Unos cambios significativos necesitan mucho tiempo, que suele exceder los mandatos políticos.

No parece que este campo sea propicio a conseguir una buena valoración presentando realizaciones brillantes, o prometiendo soluciones contundentes. Esto es posible en algunos otros campos públicos. Aquí, con frecuencia, el que lo hace puede llevarse un chasco.

¿Cuál sería, pues, la estrategia pública de un político que asume responsabilidades en estos campos?

·         Declarar e insistir en dejar claro los valores que deben orientar las metas de las acciones públicas. Esta clarificación debería encarnarse en ejemplos del antes y después.
·         Proponer metas a largo plazo enmarquen las situaciones problemáticas en futuros ideales, como las situaciones en otros países con una renta próxima, o la media europea, o referencias similares.
·         Afrontar  los problemas que van surgiendo, generando soportes sociales para diagnosticarlos e ir encontrando soluciones.  Muy especialmente, reunir a los afectados por los problemas, a los grupos con diferencias de valores, a las administraciones y otras organizaciones que están adoptando posiciones parciales.
·         Ser humilde en la presentación de los logros que se van produciendo, sin perjuicio de explicar bien de donde se partía, reconocer el buen trabajo de los profesionales, y aceptar todo lo que queda por andar. 
·         Prestar un apoyo decidido y potente a los grupos que afrontan estas situaciones problemáticas con valores similares, en espera de que ellos defiendan los pasos dados y difundan, por su cuenta, la buena imagen del político.


Importan los valores y los procesos que van cubriendo hitos, unas veces de resultados intermedios y otras de poner a trabajar juntos a grupos que antes no lo hacían, permitiendo así nuevos diagnósticos, más recursos y nuevas soluciones. Estos hitos de mejora del capital social, son los que hacen a una sociedad más capaz de ir disolviendo las situaciones sociales problemáticas.

Los ciudadanos sensatos, reconocen cómo alguien está a cargo cuando perciben a un político que habla claro y trabaja en animar los procesos. Los resultados intermedios son importantes para sus beneficiarios a corto plazo, y sirven de evidencias secundarias de que los procesos andan.



APRENDER NUEVOS COMPORTAMIENTOS


Un(a) polític@ que no se sienta seguro en la animación de los procesos y en la proyección de los mismos sobre la sociedad, debería ir experimentando estos comportamientos, midiendo su impacto a través de los feedbacks necesarios y ensayando nuevas formas de llevarlos a la práctica.
Un entrenamiento permanente sobre sus prácticas, puede irle proporcionando el grado de seguridad que cimiente su eficacia.






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