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miércoles, 24 de junio de 2020

POLITICA Y JOVENES. PRACTICA POLÍTICA

Como aportación al debate de "la carrera política", dentro de la matriz para desarrollar entrenamientos de los políticos, vamos a publicar varias partes de un trabajo llevado a cabo para la organización juvenil de un partido regional en España, y que fué publicado en las páginas 70/ 78 del libro COMO GANAR (Y PERDER) VOTANTES que fué editado por la Fundació R.Campalans y puede descargarse entero en Google.


Política y jóvenes

En muchos niveles de la actividad política se siente una preocupación por los jóvenes.
El ocio, el empleo y la vivienda para los jóvenes forman parte de programas públicos y propuestas electorales. Las actuaciones de jóvenes delincuentes o pre-delincuentes preocupan a las policías locales y los servicios sociales con poco éxito y con el temor de que la llegada de jóvenes inmigrantes complique los problemas actuales.
Los niveles de abstención electoral de los jóvenes, preocupan a los gobiernos con visión de futuro.
La falta de incorporación de jóvenes  a la actividad de los partidos aleja el tratamiento de los anteriores problemas y la verisimilitud de las soluciones que se ensayan.
Por otra parte, encuestas realizadas en los años noventa [1] han puesto de manifiesto que un 20% de la población tiene interés por la política, en contraste con el 3% que dice participar, de algún modo, en ella. Este 20% está compuesto sobre todo por personas jóvenes, con buen nivel de estudios y de clase media y media alta.

Pero la aproximación de estas personas a los partidos, no es fácil, En muchos casos, son los propios ejecutivos de los partidos los que no quieren esa aproximación y el aprendizaje de la práctica política no existe como actividad ordenada a un fin, ni siquiera en el interior de los mismos partidos. La formación académica en ciencias políticas está  muy alejada de la práctica de la política.

Practica política
La práctica política es un conjunto de maneras de hacer que sólo la experiencia ha podido demostrar que son buenas. No están escritas en ninguna parte y los que las han experimentado, la mayoría de las  veces, no tienen una constancia clara de ello. Se trata de comportamientos que tienen la lógica del “caso singular”, en cuya realización influyen muchas variables interrelacionadas que sólo pueden ser captadas por un aprendizaje que produzca una reflexión sobre la misma situación práctica.
La formación en la práctica política no tiene mucho que ver con la formación académica en ciencias políticas, como suelen comprobar sus licenciados.
Ninguna institución tiene más legitimidad para entrenar a los jóvenes en el buen ejercicio de la práctica política que un partido político.
Y en los partidos políticos, esa legitimidad la tienen sobre todo, aquellos de sus miembros que han conseguido la confianza mayoritaria de los electores, aquellos que en sucesivas elecciones consiguen renovar su capacidad de representar satisfactoriamente los intereses de sus votantes, y los que, al frente de las instituciones democráticas saben responder a esos intereses también satisfactoriamente. Junto a ellos, comparten esta misma legitimidad los directores/cuadros del partido y sus asesores que han apoyado a estos cargos públicos aportándoles políticas, entrenamientos y dirección de campañas.
En las cirscunscripciones donde estos políticos ejercen, se suele notar la “desviación positiva” de que la desafección política es menor que la media.  Para los miembros de un partido ya es una mejora hacerse conscientes de los resultados que están produciendo esos comportamientos que forman las prácticas políticas buenas.
El partido político como organización puede generar en su funcionamiento procesos de dirección del conocimiento (“knowledge management”) que hagan conscientes a los depositarios de las buenas prácticas de que, efectivamente, lo son; y que las registren y codifiquen para convertirlas en conocimiento usable; y que articulen los eventos para el aprendizaje de estos comportamientos por los demás miembros de la organización.
En la medida que un partido va avanzando en la generación de estos procesos va disponiendo de un formidable recurso para cumplir su misión constitucional de “formar y manifestar la voluntad popular” que le capacita para ir ocupando un rol de liderazgo político sobre sus votantes; todo ello con una proyección de medio plazo.
En cualquier caso, estas situaciones descritas no son las normales, sino más bien “desviaciones positivas” que se dan en los lugares “desviados”.
Como consecuencia, los jóvenes no reciben una formación que les prepare para mejorar el partido (“la sangre fresca y nueva”). Más bien, se produce en ellos, por medio de la presión de la cooptación, un aprendizaje acelerado de las malas prácticas de los mayores. Como resultado, los dirigentes de las organizaciones juveniles antes se convierten en burócratas del partido, que en adultos independientes con una profesión independiente que ejercen el liderazgo de los votantes.

Algunas propuestas de mejora
Vamos a explorar experiencias que tienen que ver con la formación y con una estrategia de desarrollo de los recursos humanos políticos a partir de una política de asegurar que los relevos generacioales no perpetúan las malas prácticas.
En la coyuntura actual de nuestro país, disponer de un sistema de entrenamiento de jóvenes interesados en la política como actividad profesional, al menos, le aporta tres consecuencias positivas:

·         Una imagen de partido moderno y bien dirigido.
·         Una probabilidad de acercarse a los jóvenes más motivados por la profesionalidad política y de atraer a sus filas a los más competentes.
·         Un elemento de motivación de sus militantes jóvenes y de asegurarse que se preparan para la tarea política, introduciendo así un factor de competencia interna sobre bases de capacidad con otros militantes no tan dispuestos a mantener sus prestaciones a la organización.


El entrenamiento en los comportamientos que están en la base de una buena práctica política, tiene que ser un entrenamiento que desarrolle la reflexión sobre la práctica del ejercicio de los “casos singulares” políticos. Y no puede consolidarse más que, tras unas prácticas tuteladas en situaciones reales de campañas políticas, o de instituciones.

Los comportamientos que hay que aprender a ejercer podemos clasificarlos en dos clases:

·         Comportamientos que sirven para ganar votos en las elecciones, incluida la dirección de las organizaciones de los partidos - la dirección política.
·         Comportamientos que sirven para gobernar las instituciones ganar más votos en las elecciones siguientes, incluida la cordinación de los grupos institucionales/gobiernos con las organizaciones correspondientes del partido -  la gobernanza de la instituciones.

Tratando con jóvenes, es necesario antes proporcionarles algún tipo de instrumento para que sean capaces de apreciar y tomar decisiones en cuanto a cuál es la proyección vocacional más segura en el mundo público: ¿políticos? ¿directores profesionales? ¿asesores?.
Los políticos llevan a cabo una tarea que nadie puede hacer por ellos: conseguir la confianza de sus votantes y, por consiguiente, sus votos. Y eso se logra estando presente en la sociedad que forman sus votantes actuales y potenciales, identificando en ellas quiénes son esos votantes, ayudándoles a identificar y priorizar sus necesidades, acompañándoles hasta las urnas proporcionándoles servicios políticos.
Los directores profesionales son políticos no electos, con vocación/capacidad de dirección operativa de las administraciones que ejecutan las políticas de los gobiernos, entregan efectivamente las prestaciones que responden a las priorizaciones aprobadas, sin perjuicio de aportar su experiencia desde la operatoria para ayudar a los políticos a definir políticas y prestaciones.
Los asesores son también políticos no electos, que están más interesados en sus métodos profesionales para ayudar a los políticos y directores en la eficacia de sus respectivo ejercicios que en ocupar los puestos de ellos.

Para mejor planificar su carrera cada joven debería de intentar comprender cuanto antes cuál es el tipo de puesto político que mejor se acomoda a sus inclinaciones y motivaciones.




[1] Ver los informes sobre “Los valores de los españoles” y “Los valores de los catalanes” de Francisco Andrés Orizo.

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