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martes, 26 de septiembre de 2017

DIRECCCION

ME HA PARECIDO UTIL COMPLETAR LAS CONSIDERACIONES SOBRE LIDERAZGO, CON ESTAS OTRAS SOBRE DIRECCIÓN, TOMADAS DE UN LIBRO QUE ESCRIBÍ PARA UN PARTIDO POLÍTICO






En el mismo artículo ya citado, Antonio Gramsci - "Espontaneidad y dirección consciente· -apunta a la aplicación de un tipo de dirección consciente en los movimientos políticos revolucionarios de los finales del siglo XIX, ponderando la fecundidad y justeza de la dirección que se les dio: “ Esa dirección no era abstracta, no consistía en la repetición mecánica de las fórmulas científicas o teóricas; no confundía la política, la acción real, con la disquisición teórica; se aplicaba a hombres reales, formados en determinadas relaciones históricas, con determinados sentimientos, modos de concebir, fragmentos de concepción del mundo, etc., que resultaban de las combinaciones espontáneas de un determinado ambiente de producción material, con la casual aglomeración de elementos sociales dispares. Este elemento de espontaneidad no se descuidó. Ni menos se despreció: fue educado, orientado, depurado de todo elemento extraño que pudiera corromperlo, para hacerlo homogéneo, pero de un modo vivo y eficaz, con la teoría moderna. Los mismos dirigentes hablaban de espontaneidad del movimiento, y era justo que hablaran así: esa afirmación era un estimulante, un energético, un elemento de unificación en profundidad; era ante todo la negación de que se tratara de algo arbitrario, artificial, y no históricamente necesario. Daba a la masa una conciencia teorética de creadora de valores históricos e institucionales, de fundadora de Estados. Esta unidad de la espontaneidad y la dirección consciente, o sea, de la disciplina, es precisamente la acción política real de las clases subalternas en cuanto política de masas y no simple aventura de grupos que se limitan a apelar a las masas”.





Desde coordenadas muy distintas, Peter F. Drucker, consultor de empresas de negocios e instituciones públicas, uno de los gurús del management muerto el año 2.005, escribía en su obra “MANAGEMENT, TASK, RESPONSABILITIES, PRACTICE”[1], una normativa organizativa de aplicación universal a todo tipo de organizaciones.

“Aunque la dirección (“management”) es una disciplina – es decir, un cuerpo organizado de conocimiento y como tal aplicable en todas partes- es también una cultura. No es una ciencia libre de valores. La dirección es una función social e incrustada en una cultura – una sociedad- una tradición de valores, costumbres y creencias, y en los sistemas gubernamentales y políticos.  La dirección está – y debería estar- condicionada por la cultura; pero, a su vez, la dirección y los directores configuran la cultura y la sociedad.”

De esta misma obra de este autor, que dedica cuatro capítuloS a la “Realización en Instituciones de Servicio”, vamos a extraer algunas indicaciones acerca de cómo constituir unas dirección eficaz en organizaciones políticas.

“Durante los últimos cincuenta años [2], la sociedad en cada país desarrollado se ha convertido en una sociedad de instituciones. Cada tarea social importante, sea la producción económica o el cuidado de la salud, la educación o la protección del medio ambiente, la busca de nuevo conocimiento o la defensa, está hoy encomendada a grandes organizaciones, diseñadas para perpetuarse y dirigidas por sus propias direcciones. De la realización de estas instituciones, dependen crecientemente la realización de la sociedad moderna – sino la supervivencia de cada individuo.”

“La sociedad desarrollada de hoy, sin aristocracia, sin grandes terratenientes, incluso sin capitalistas ni magnates[3], depende del liderazgo de los directores de sus instituciones principales. Depende de su conocimiento, de su visión, y de su responsabilidad. En esta sociedad, la dirección – sus tareas, sus responsabilidades y sus prácticas – es central: como una necesidad, como una contribución esencial  y como un sujeto de estudio y conocimiento”

“La dirección es el órgano dinámico, activo que da vida a las instituciones que dirige. Sin una institución, no podría haber dirección. Pero sin dirección habría más una multitud que una institución. La institución, a su vez es ella misma un órgano de la sociedad y existe sólo si contribuye a algún resultado que necesita la sociedad. Los órganos, sin embargo, nunca se definen por lo que hacen, o tampoco por cómo lo hacen. Se definen por su contribución.”

“La dirección es un órgano de una institución; y la institución sea una empresa de negocios o un servicio público, es a su vez un órgano de la sociedad, que existe para hacer contribuciones específicas y para hacerse cargo de funciones sociales específicas. La dirección por consiguiente, no puede definirse o comprender – menos practicarse – excepto en términos de sus dimensiones de realización y de las demandas de realización sobre ella. Las tareas de la dirección son las razón de su existencia, los determinantes de su trabajo, y las bases de su autoridad y legitimidad.”

“Hay tres tareas, igualmente importantes pero esencialmente diferentes, que la dirección tiene que ejecutar para hacer capaz a la institución de hacerse cargo de su función y hacer su contribución:

·        Los específicos propósito y misión de la institución, sea una empresa, un hospital o una universidad (“o un partido político, añadimos nosotros”).
·       Hacer el trabajo productivo y el trabajador eficaz.
·       Dirigir los impactos sociales y las responsabilidades sociales.”

  1. Propósito y misión

“Una institución existe por un propósito y una misión específicos, una función social específica”.

En los textos constitucionales se suele repetir que los partidos políticos contribuyen a la formación y manifestación de las voluntades políticas de los ciudadanos.

  1. Trabajo productivo y trabajador eficaz

“La segunda tarea de la dirección es hacer productivo el trabajo y al trabajador eficaz. Cualquier institución tiene únicamente un verdadero recurso: el hombre. Obtiene realizaciones al hacer productivos los recursos humanos. Logra su realización a través del trabajo. Por consiguiente hacer el trabajo productivo es una función esencial. Pero, al mismo tiempo, estas instituciones en la sociedad de hoy son, cada vez más, medios a través de los que los seres humanos encuentran su modo de vida,  encuentran su acceso al status social, y al logro y la satisfacción individual. Hacer al trabajador eficaz es, por consiguiente, más y más importante y es una medida de realización de la institución. Es crecientemente una tarea de la dirección.”

En las organizaciones políticas suelen primar las ocurrencias de sus miembros sobre una consideración del mejor camino de alcanzar los objetivos que se persiguen, y aun muchas veces falta la definición de estos objetivos. Pero además, tampoco suele haber una consideración suficiente acerca del desarrollo de los recursos humanos que se ponen en el trabajo. De este modo, las organizaciones políticas no aguantan una comparación en cuanto la eficacia de su utilización con probablemente ninguna otra institución.

Esto pone de manifiesto el importante papel que puede jugar una dirección consciente: por una parte, definiendo objetivos (en términos de los resultados arriba mencionados, de votos/fondos/voluntarios), analizando las tareas requeridas  y pautando procesos de acción que sean más apropiados para lograrlos; y por otra, reclutando las personas adecuadas, asignándoles las tareas más adecuadas, entrenándoles y apoderándoles para realizarlas, evaluando sus realizaciones y motivando su implicación.

Esta dirección consciente es requerida en todos los niveles y ámbitos de la organización: nacional, regional, comarcal, local.

  1. Impactos y responsabilidades sociales

“La tercera tarea de la dirección es dirigir los impactos sociales y las responsabilidades sociales de la institución. Ninguna de nuestras instituciones existe para sí solo y es un fin por sí misma. Cada una es un órgano de la sociedad y existe para satisfacción de la sociedad”.

“La primera nueva institución que emergió después de la antigüedad, la primera institución del Occidente, fue el monasterio benedictino del siglo VI. Sin embargo, no se fundó para servir a la comunidad y la sociedad. Por el contrario, se fundó para servir exclusivamente a sus propios miembros y para ayudarles en orden a su propia salvación. Consiguientemente, San Bernardo retiró su monasterio de la sociedad humana y lo situó en el desierto. No confiaba en que sus monjes pudieran resistir a las tentaciones del mundo. Veía un gran peligro: que ellos se preocuparan por el mundo, tomar responsabilidad sobre él, intentar hacer el bien y ser forzados a asumir un liderazgo.”

“A diferencia del monasterio benedictino, cada una de nuestras instituciones hoy existen para contribuir fuera de ellas mismas, para aportar y satisfacer  a no miembros.”

“Para un director, olvidarse de esto es desgobierno.”

Para la dirección de una organización política, esta responsabilidad tiene que ver con sus votantes, con su comunidad, su nación y su calidad de vida.

Una síntesis provisional sobre la dirección

Una organización debe tener un sistema de dirección que actúe como columna vertebral y sistema nervioso que asegure su realización.

Como tal, el sistema de dirección se preocupa de coaligar a las personas que han de aportar los recursos necesarios, de que se definan los procesos de tarea que aseguran los resultados y que estas tareas sean levadas a cabo eficaz y eficientemente por las personas adecuadas, encuadradas en estructuras organizativas ad-hoc. 

Este sistema de dirección tiene que atender a dos dimensiones que afectan a todo su funcionamiento y le plantean unos requerimientos específicos: el tiempo, por una parte, y la administración/empresariedad por otra.

“La dirección siempre tiene que considerar tanto el presente como el futuro; el corto plazo y el largo plazo. No se resuelve un problema de dirección si se consiguen resultados a corto plazo, poniendo en peligro la salud a largo plazo y quizás la supervivencia. Una decisión de dirección es irresponsable si arriesga el desastre este año en atención a un grandioso futuro… La dirección tiene que vivir en el presente y en el futuro a la vez… La única cosa que conocemos del futuro es que va yendo a ser diferente… Para el director el futuro es discontinuidad. Y, sin embargo, el futuro, aunque desconocido, puede ser alcanzado solo desde el presente… La dimensión tiempo da a la decisión directiva sus características especiales. Es el acto en el que el director integra el presente y el futuro.”

“El director siempre tiene que administrar. Tiene que dirigir lo que previamente existe y es conocido. Pero también es un empresario. Tiene que reasignar recursos de áreas con resultados bajos o en disminución a áreas de resultados altos o crecientes.  Tiene que desprenderse del ayer y hacer obsoleto lo que previamente existe y es previamente conocido. Tiene que crear el mañana.”

“La primera tarea administrativa del puesto de director es hacer eficaz el pequeño corazón de actividades que generan los resultados y la segunda tarea es llevar a estas actividades existentes lo más cerca posible de la completa realización de su potencial (Por ejemplo, obtener la mayor colaboración posible de nuestros votantes actuales). Puede ser interesante, a este respecto responderse a esta pregunta: “¿Qué cambios relativamente pequeños en el producto, los procesos, el mercado, o cosas similares, podría mejorar los resultados?””

Al mismo tiempo, es inherente a la tarea directiva la empresariedad: hacer el negocio mañana. Es inherente en la tarea la innovación. Hacer el negocio del mañana comienza con la convicción de que el negocio de mañana será y debe ser diferente. Pero comienza también – por necesidad- con el negocio de hoy. Hacer el mañana no puede ser el flash de un genio. Requiere un análisis sistemático y trabajo riguroso y duro hoy. – y esto significa por la gente de hoy y operando dentro de él.”

“El cometido específico del empresario es hacer al negocio de hoy capaz de hacer el futuro, de hacerse a sí mismo en un diferente negocio. Es un cometido específico de la empresariedad, hacer capaz al negocio ya existente en marcha – y especialmente al negocio existente con éxito – conservarse existente y exitoso en el futuro.”

“La perpetuación de un negocio es una tarea empresarial central – y la habilidad de hacer esto puede muy bien ser el test más incisivo y definitivo de una dirección”         

La expresión “empresario” no suele sonar bien en los medios públicos. Sin embargo, merece la pena recordar que unos de los primeros tratados de dirección pública, fue escrito en el siglo XVII por el diplomático murciano Diego Saavedra Fajardo, bajo el título de EMPRESAS POLÍTICAS. Emprender consiste en innovar y arriesgar. El empresario público arriesga su carrera y su prestigio, la confianza de sus votantes y seguidores y los recursos empeñados. Probablemente, en nuestras organizaciones políticas sobran algunos burócratas y faltan algunos empresarios políticos.



[1] Hay traducción castellana publicada por la editorial argentina EL ATENEO bajo el título de “LA GERENCIA
[2] La primera edición del libro está publicada en el año 1.973.
[3] Ver el sentido de estas afirmaciones del autor en una obra más reciente, La sociedad postcapitalista. También puede ser interesante, consultar su aplicación a naciones sin estado en el artículo del autor de este cuaderno,               que se anexa al texto de este capítulo.










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