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sábado, 11 de noviembre de 2017

INNOVACION ORGANIZATIVA/MODERNIZACIÓN DEL PARTIDO Las palabras y la práctica





Propósito y contenido

En muchos congresos y asambleas recientes se va debatiendo y decidiendo sobre la estructura y funcionamiento de los partidos, en sus varios ámbitos territoriales. Y como tantas veces en ocasiones anteriores, se corre el riesgo de que todo desemboque en un mero cambio de palabras, para seguir, finalmente,  con las mismas prácticas poco productivas.

Esta breve nota, sirvió para discutir con la ejecutiva nacional de un partido regional estas cuestiones a la vista de la Ponencia de Innovación Organizativa del Congreso del Partido, una reflexión sobre los últimos resultados electorales, y los trabajos llevados a cabo por el consultor para esa ejecutiva, recogidos en documentos como “Plan de Desarrollo a Medio Plazo”, “Política de abajo arriba”, “Política de Abajo Arriba”, “Libro de Buenas Prácticas Políticas” y el “Servicio al Votante/ Manual para la Comunicación Política en Dos Sentidos”.

De ninguna manera se trata de un modelo, sino de un ejemplo para estimular la reflexión sobre la situación de cada uno de los lectores.

 Contiene las siguientes notas:

ü  Innovar en una organización=modificar interacciones clave
ü  Sin más poder no hay cambio
ü  La dirección del partido  no tiene más poder (hipótesis)
ü  Ganar poder (propuestas)
ü  Liderazgo político




INNOVAR EN UNA ORGANIZACIÓN=MODIFICAR INTERACCIONES CLAVE

Innovar una organización en serio, no se produce si no se cuenta con medios para que se modifiquen los comportamientos de sus miembros, sobre todo los que se refieren a las interacciones entre ellos – en/organizaciones locales, direcciones locales/militantes, militantes/votantes – y a la asunción de visiones compartidas de la realidad, objetivos a alcanzar y apoyos que pueden recibir de la EN los órganos de base para alcanzar tales objetivos.


Sin más poder no hay cambio

En este sentido, los textos de las ponencias de los partidos, no suelen contener determinaciones que sirvan para cambiar los comportamientos políticos porque, generalmente, proceden de direcciones burocráticas que no tienen poder suficiente para hacerlo. Sin ese poder las llamadas a innovaciones/ modernizaciones no pasan de palabras que describen lo que sería deseable pero no cómo se llegará a ello.

Precisamente, de esa falta de poder de las direcciones por su ejercicio burocrático proceden los resultados políticos insatisfactorios que reclaman cambios en los partidos que pueden denominarse innovación organizativa/modernización de la dirección. Y que cuando se necesitan para mejorar los resultados tienen que traducirse en nuevas prácticas de dirección y no sólo en palabras. Una de las innovaciones necesarias es precisamente no creer que con sólo “sermones” se cambian los comportamientos. Y otra que las “nodecisiones” que representan los Congresos, como mucho sirven para legitimar teóricamente nuevos comportamientos, lo que sería práctico si se tiene previsto cómo producirlos.



LA DIRECCIÓN DEL PARTIDO NO TIENE MÁS PODER (HIPÓTESIS)

*     Una evaluación somera de los resultados de las últimas elecciones  indicó que de unos 120 municipios de más de 5.000 habitantes, sólo unos 20 habían conseguido unos resultados satisfactorios. Ello indica que el poder local no aumenta. El partido tiene, en una mayoría de casos,  unos comportamientos políticos que le llevan a ganar votos en la oposición – menos en las ciudades grandes – y a perderlos cuando entra en algún tipo de gobierno de coalición.
*     La dirección intentó ayudar a superar esta deficiencia, aportando un buen enfoque – la orientación al votante – unos pocos “sermones”, un manual y ningún entrenamiento práctico. El resultado, natural, es que tienen buenos comportamientos políticos los que ya los tenían, y los demás siguen igual, con el riesgo de engañar a los votantes con palabrería progresista.
*     Tampoco la dirección ha avanzado suficientemente en la práctica de la política de abajo arriba, con lo que es difícil que obtenga más apoyos de las redes locales para las elecciones autonómicas y estatales.
En lugar de ganar poder y empoderar la relación votantes/militantes, aportando más ayuda a las bases e implicándolas en la política de abajo arriba, la dirección del partido ha instaurado como arma definitiva la política de coaliciones cambiantes, justificándola.





GANAR PODER (PROPUESTAS)

La dirección puede ganar poder para conseguir que el partido despliegue unos comportamiento políticos capaces de generar los resultados políticos que se persiguen,
  • Si aporta ayudas a las organizaciones locales para que aprendan a gobernar y campear al mismo tiempo, empoderando las relaciones militantes votantes. Estas ayudas serían la consecuencia de llevar a la práctica un proyecto de mejora de las prácticas políticas. Este proyecto debe partir de recoger y codificar las buenas prácticas de los municipios donde se consiguen buenos resultados, diagnosticar – a partir de autodiagnósticos- las malas prácticas a superar y elaborar y poner en práctica planes de mejora. La dirección aporta a este proyecto un equipo de militantes con buenas prácticas experimentadas a los que se entrena en llevar a cabo estas intervenciones de ayuda, acompañando a los líderes locales correspondientes. Las buenas prácticas se van recogiendo en un LIBRO DE LAS BUENAS PRÁCTICAS que van sustituyendo las propuestas que hizo en su día el consultor por las prácticas contrastadas por el partido.
  • Si negocia con las organizaciones locales objetivos a alcanzar en votos, fondos, voluntarios, medibles en los hitos de las diferentes convocatorias electorales, y consigue su colaboración en las campañas respectivas y en una campaña permanente.
  • Si desarrolla buenos y mejores procesos de elaborar comunicar la política de abajo arriba de modo que se vaya creando una visión compartida de la realidad entre un número suficiente de personas relevantes del partido y su entorno, de modo que todas presten su apoyo a estos proyectos.

Una buena parte de estas iniciativas y el modo de dirigirlas se encuentran diseñadas en papeles que obran en poder de la dirección del partido. Ahora se trataría de dedicar tiempo y recursos para llevarlas de verdad a la práctica.

Probablemente, los recursos adicionales deberían venir de una innovación en la financiación del partido: la financiación a partir de los votantes, como complemento de las prácticas actuales





Liderazgo político

La dirección del partido puede planear así el desarrollo de su liderazgo político, si toma en cuenta, además, consideraciones como las siguientes

·       que el liderazgo político, no es lo mismo que la ideología, ni las demandas de los movimientos sociales, ni las capacidades productivas de los gestores, ni los recursos comunicativos de los que crean opinión pública, aunque tenga que contar con todos ellos. El liderazgo político, ocupando posiciones de poder en instituciones públicas, obtiene su poder conductor de hacerse cargo de sus votantes y militantes y de conseguir resultados públicos que responden a las preferencias de ambos. Para hacerse cargo de sus votantes, militantes y resultados públicos necesita obtener de ellos recursos políticos cifrables en votos, fondos y voluntarios que así podemos considerar como objetivos políticos.
·      El liderazgo político de un partido cobra fuerza en la medida que va siendo capaz que su organización ejecute ciertos procesos que aseguran el crecimiento de los recursos políticos.

La modernización de la política y su liderazgo, va teniendo lugar al someter a esta actividad a una dirección consciente que permite saber de antemano qué objetivos cifrados se conseguirán y cómo se desarrollan los recursos estratégicos que aseguran esos resultados.





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