Propósito
y contenido
En muchos congresos y asambleas recientes se va
debatiendo y decidiendo sobre la estructura y funcionamiento de los partidos,
en sus varios ámbitos territoriales. Y como tantas veces en ocasiones
anteriores, se corre el riesgo de que
todo desemboque en un mero cambio de palabras, para seguir,
finalmente, con las mismas prácticas
poco productivas.
Esta breve nota, sirvió para discutir con la ejecutiva
nacional de un partido regional estas cuestiones a la vista de la Ponencia de
Innovación Organizativa del Congreso del Partido, una reflexión sobre los
últimos resultados electorales, y los trabajos llevados a cabo por el consultor
para esa ejecutiva, recogidos en documentos como “Plan de Desarrollo a Medio
Plazo”, “Política de abajo arriba”, “Política de Abajo Arriba”, “Libro de
Buenas Prácticas Políticas” y el “Servicio al Votante/ Manual para la
Comunicación Política en Dos Sentidos”.
De
ninguna manera se trata de un modelo, sino de un ejemplo para
estimular la reflexión sobre la
situación de cada uno de los lectores.
Contiene las
siguientes notas:
ü Innovar en una organización=modificar
interacciones clave
ü Sin más poder no hay cambio
ü La dirección del partido no tiene más poder (hipótesis)
ü Ganar poder (propuestas)
ü Liderazgo político
INNOVAR
EN UNA ORGANIZACIÓN=MODIFICAR INTERACCIONES CLAVE
Innovar
una organización en serio, no se produce si no se cuenta con
medios para que se modifiquen los
comportamientos de sus miembros, sobre todo los que se refieren a las interacciones entre ellos – en/organizaciones
locales, direcciones locales/militantes, militantes/votantes – y a la asunción
de visiones compartidas de la realidad,
objetivos a alcanzar y apoyos que pueden recibir de la EN los
órganos de base para alcanzar tales objetivos.
Sin
más poder no hay cambio
En este sentido, los
textos de las ponencias de los partidos, no suelen contener determinaciones que
sirvan para cambiar los comportamientos políticos porque, generalmente,
proceden de direcciones burocráticas que no tienen poder suficiente para
hacerlo. Sin ese poder las llamadas a innovaciones/ modernizaciones no pasan de
palabras que describen lo que sería deseable pero no cómo se llegará a ello.
Precisamente, de
esa falta de poder de las
direcciones por su ejercicio burocrático proceden los resultados políticos
insatisfactorios que reclaman cambios en los partidos que pueden
denominarse innovación organizativa/modernización de la dirección. Y que cuando se necesitan para mejorar los
resultados tienen que traducirse en nuevas prácticas de dirección y no sólo en
palabras. Una de las innovaciones necesarias es precisamente no creer que con sólo “sermones” se cambian
los comportamientos. Y otra que las “nodecisiones” que representan los
Congresos, como mucho sirven para legitimar teóricamente nuevos
comportamientos, lo que sería práctico si se tiene previsto cómo producirlos.
LA
DIRECCIÓN DEL PARTIDO NO TIENE MÁS PODER (HIPÓTESIS)
Una
evaluación somera de los resultados de las últimas elecciones indicó que de unos 120 municipios de más de
5.000 habitantes, sólo unos 20 habían conseguido unos resultados
satisfactorios. Ello indica que el poder local no aumenta. El partido tiene, en
una mayoría de casos, unos
comportamientos políticos que le llevan a ganar votos en la oposición – menos
en las ciudades grandes – y a perderlos cuando entra en algún tipo de gobierno
de coalición.
La
dirección intentó ayudar a superar esta deficiencia, aportando un buen enfoque
– la orientación al votante – unos pocos “sermones”, un manual y ningún
entrenamiento práctico. El resultado, natural, es que tienen buenos
comportamientos políticos los que ya los tenían, y los demás siguen igual, con
el riesgo de engañar a los votantes con palabrería progresista.
Tampoco
la dirección ha avanzado suficientemente en la práctica de la política de abajo
arriba, con lo que es difícil que obtenga más apoyos de las redes locales para
las elecciones autonómicas y estatales.
En lugar de ganar poder y empoderar la relación
votantes/militantes, aportando más ayuda a las bases e implicándolas en la
política de abajo arriba, la dirección
del partido ha instaurado como arma definitiva la política de coaliciones
cambiantes, justificándola.
GANAR
PODER (PROPUESTAS)
La dirección puede ganar poder para conseguir que el
partido despliegue unos comportamiento políticos capaces de generar los
resultados políticos que se persiguen,
- Si
aporta ayudas a las organizaciones locales
para que aprendan a gobernar y campear al mismo tiempo, empoderando las
relaciones militantes votantes. Estas ayudas serían la consecuencia de
llevar a la práctica un proyecto de mejora
de las prácticas políticas. Este proyecto debe partir de recoger y
codificar las buenas prácticas de los municipios donde se consiguen buenos
resultados, diagnosticar – a partir de autodiagnósticos- las malas
prácticas a superar y elaborar y poner en práctica planes de mejora. La
dirección aporta a este proyecto un equipo de militantes con buenas prácticas
experimentadas a los que se entrena en llevar a cabo estas intervenciones
de ayuda, acompañando a los líderes locales correspondientes. Las buenas
prácticas se van recogiendo en un LIBRO DE LAS BUENAS PRÁCTICAS que van
sustituyendo las propuestas que hizo en su día el consultor por las prácticas
contrastadas por el partido.
- Si negocia con
las organizaciones locales objetivos
a alcanzar en votos, fondos, voluntarios, medibles en los hitos de las
diferentes convocatorias electorales, y consigue su colaboración en las
campañas respectivas y en una campaña permanente.
- Si desarrolla
buenos y mejores procesos de
elaborar comunicar la política de
abajo arriba de modo que se vaya creando una visión compartida de la
realidad entre un número suficiente de personas relevantes del partido y
su entorno, de modo que todas presten su apoyo a estos proyectos.
Una buena parte de estas iniciativas y el modo de
dirigirlas se encuentran diseñadas en papeles que obran en poder de la
dirección del partido. Ahora se trataría de dedicar tiempo y recursos para
llevarlas de verdad a la práctica.
Probablemente, los recursos adicionales deberían venir
de una innovación en la financiación del partido: la financiación a partir de los votantes, como complemento de las
prácticas actuales
Liderazgo
político
La dirección del partido puede planear así el desarrollo
de su liderazgo político, si toma en cuenta, además, consideraciones como las
siguientes
· que
el liderazgo político, no es lo mismo que la ideología, ni las demandas de los
movimientos sociales, ni las capacidades productivas de los gestores, ni los
recursos comunicativos de los que crean opinión pública, aunque tenga que
contar con todos ellos. El liderazgo político, ocupando posiciones de poder en instituciones públicas, obtiene su poder
conductor de hacerse cargo de sus
votantes y militantes y de conseguir
resultados públicos que responden a las preferencias de ambos. Para hacerse
cargo de sus votantes, militantes y resultados públicos necesita obtener de
ellos recursos políticos cifrables en
votos, fondos y voluntarios que así podemos considerar como objetivos
políticos.
· El
liderazgo político de un partido cobra fuerza en la medida que va siendo capaz
que su organización ejecute ciertos
procesos que aseguran el crecimiento de los recursos políticos.
La modernización de la política y su liderazgo, va teniendo lugar al someter a esta actividad a una dirección consciente que permite saber de antemano qué objetivos cifrados se conseguirán y cómo se desarrollan los recursos estratégicos que aseguran esos resultados.
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