AGENDA Y PLAN POLITICO PARA LOS AÑOS
2.017, 2.018 Y 2.019 (I)
En agosto pasado, y con este mismo
título, publiqué esto
Ahora que está
acabando el verano de 2.017, parece un momento oportuno para pensar en el
fin del mandato 2.015/2.019, y reflexionar sobre cómo conseguir que las próximas elecciones no vengan a significar
un empeoramiento de los resultados políticos y, en lo posible, signifiquen una
mejora.
Esta reflexión, para
asegurar estos fines, debe desembocar en algún tipo de agenda– que determine lo que tiene que
suceder para ello – y un plan
político – que diseñe y ejecute en el tiempo las actuaciones
concretas.
En este papel, se van
a recoger unas ciertas guías para
esta reflexión, deducidas de la serie de papeles que desde finales de
julio he venido publicando alrededor de tres ejes:
·
·
el empoderamiento de votantes,
militantes y activistas;
·
la necesidad de organizar el partido en orden a
los resultados políticos;
·
la dificultad que,
tanto para uno como otro eje, significa el predominio del lenguaje y la lógica técnica –
administrativa, en las interacciones y comunicaciones políticas.
Y
en dos entradas sucesivas, recogía una
introducción con la sugerencia de 6 items para la agenda política y
anunciaba que seguiría una guía de actuaciones a llevar a cabo en cada uno de
los 5 cuatrimestres que entonces quedaban.
Los 6 items para la
agenda – que pueden consultarse con más detalle en esas entradas de agosto,
son:
ü Conseguir un lenguaje
para conocer los valores y la evaluación de las prestaciones públicas.
ü Activismo/liderazgo
político
ü Proyectos estratégicos
y planes de barrio
ü Orientarse a los
resultados
ü No tener que lamentar
un gobierno de coalición de partidos
ü Irse dotando de una
dirección profesional de la administración para liberar tiempo de los cargos
públicos.
Es
obvio que no he cumplido con el
anuncio de ir presentando una guía para ir diseñando las actuaciones que
deberían tener lugar en los cinco cuatrimestres para asegurar los resultados de
2.019. Esto ha sido por dos suertes de
causas: unas tienen que ver con la necesidad de mejorar una variable, la
dirección consciente, que va a condicionar de modo importante lo que pueda
realizarse en los 6 ejes de proyecto que hemos enunciado, lo que me ha llevado
a dedicar atención a la dirección que se necesita para que la agenda/plan vayan
más allá del papel; y las otras vienen de considerar que el clima de inquietud
política que hemos vivido los dos meses y pico últimos, no parecía que tenía a
los destinatarios de estos papeles en buena disposición para ocuparse de ellos.
Pero
ahora, se hace imperioso atacar la agenda y el plan, so pena de ir disminuyendo
la probabilidad de conseguir los resultados. Y lo voy a hacer como si las
actuaciones que voy a proponer, tuvieran el tiempo de un cuatrimestre para
ejecutarse. De modo que, seguramente, algunas tendrán que pasar al primer
cuatrimestre de 2.018, solapándose con las que entonces deberán poner en
marcha. De todas formas, la cuestión del tiempo depende del punto de partido de
cada organización local.
El tercer cuatrimestre de 2.017
Lo
que hay que hacer en este cuatrimestre es lograr que cada organización se dote
de una dirección que sea y haga consciente a la organización del punto donde se
encuentra ,vaya generando la energía para “arrancar en modo campaña” , saliendo
de la pasividad unos y de la gestión absorbente otros, y practicando el trabajo
colectivo necesario.
Dirección política consciente
Las
ejecutivas y los grupos institucionales y las candidaturas que se vayan
eligiendo, necesitan generar más poder,
tanto de la organización sobre su entorno como de ellos mismos sobre la
organización. Sin ese poder, es normal que los resultados se estanquen, cuando
no disminuyan.
La
más segura fuente de ese poder se encuentra en la práctica de diseñar y compartir con suficiente número de
activistas y líderes de opinión de los votantes, cuál es la situación política
actual, dónde se pretende estar en 2.019 y que se hará para pasar de una situación
de otra en los 18 meses que quedan. No es éste un estudio que se lleva a
cabo una sola vez. Se trata más bien de un proceso
que a lo largo de los 18 meses, se va
precisando y ajustando a lo que se vaya viviendo, una definición de esos tres
términos- estado actual, estado final, transición –en un trabajo colectivo
alrededor el cual se va fraguando las coaliciones necesarias. Este trabajo
colectivo debe pautarse para asegurar
que todos los participantes tienen la información que requieren y que hay espacios
para que entre los participantes tengan lugar los diálogos y debates que
generen buenos proyectos de acción y decisiones sobre ellos, al mismo tiempo
que se logra la implicación suficiente de lo que tienen que llevarlos a cabo.
El
desarrollo de este dirección trabajo colectivo es un eje de proyecto que se
desarrollará a lo largo de los 5 cuatrimestres y que deben arrancar lo antes
posible sometiendo al diálogo y el debate los otros ejes de proyecto que vamos
a esbozar a continuación y que iremos precisando inicialmente en próximas
entradas.
Análisis de la situación actual
Un
sistema estadístico suficientemente analítico territorialmente, debe servir de
base para establecer la situación actual y las tendencias en los resultados.
Una
evaluación del valor público generado tanto por el partido como por el
gobierno/grupo institucional, puede aconsejar introducir cambios en los
actuales servicios políticos y prestaciones públicas actuales.
Una
evaluación del tamaño y activación de la red partidaria, puede aconsejar asumir
una dirección más consciente sobre ella.
Definición del estado final
Hay
que partir de una hipótesis de metas de votantes – que vamos a considerar
ganar/`perder -, por unidades territoriales desglosadas, y también el reparto
del poder decisión que el poder institucional logrado y la lógica de la campaña
permanente en el partido, ofrezcan.
La transición
En
los 18 meses el plan debe englobar proyectos que tienen que ver con el logro de la red partidaria requerida –
activistas, líderes de opinión de los votantes -, generando los instrumentos
para una política de abajo arriba en el lenguaje de los valores de los
votantes; y también con la mejora del valor público generado, transformando las
prestaciones públicas y los servicios políticos. Sin olvidar lo que tiene que ver
con la coalición en el caso de gobiernos de varios partidos y con el desarrollo
de la dirección operativa profesional.
En
este primer cuatrimestre, puede tener una especial relevancia que los que van a
ser dirigentes conscientes de toda esta operación, lleven a cabo a título
experimental en sus propias secciones electorales las prácticas de activismo/liderazgo
político que habrá de replicar la red de activistas. Haber vivido personalmente
las claves de esta tarea, les otorgará seguridad en su dirección y aceptación de
los activistas.
Veremos
a continuación el arranque de estos proyectos en este primer cuatrimestre.
SIGUE
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