A menos de un año de las próximas elecciones, ¿es
conveniente tomarse dos meses de vacaciones del trabajo político electoral?
¿Qué decir de llegar al otoño, mirando hacia arriba, sin tener un plan de
campaña para empoderar el capital social partidario?
Como apoyo a plantearse/contestarse las preguntas de la
dirección - ¿Adónde estamos yendo? ¿Dónde queremos estar en 2.019? ¿Cómo llegar
allí? – este blog ha venido ofreciendo durante los meses de mayo y
junio varias entradas, que recomiendo leer a quien no haya empezado aún.
Para los que ya arrancaron, vamos a acompañarles durante
julio y agosto, con varias entradas más,
que van a ir profundizando en propuestas de prácticas en 4 claves:
v Empoderar votantes y militantes
v Dotarse de un lenguaje de valores de los
votantes (“narrativa pública”).
v Aprender a trabajar/dirigir por
proyectos de resultados.
v Localizar oportunidades de iniciar y mantener
conversaciones políticas para coaligarse.
Sobre los cinco ejes de proyecto que proponíamos
inicialmente – dirigir conscientemente; orientar la organización a los resultados;
enraizar el activismo/liderazgo político; aumentar y mejorar la generación de
valor público; madurar las coaliciones internas – y, sin olvidarnos de
ellos, vamos a dedicar un énfasis especial a,
Ø La
conveniencia de proponerse la formación y
el entrenamiento políticos de los votantes, más allá de las prácticas más
corrientes de manipulación, venta y persuasión, en el interior de comunidades
de votantes y en coalición con los líderes de opinión. Por el camino habrá que proponerse la
formación y entrenamiento políticos de los militantes, más allá de consignas y
argumentarios.
Ø La mejora
de la eficiencia del trabajo político, al
organizarlo y dirigirlo como proyectos que producen resultados, superando
la práctica más normal de los partidos como empresas de eventos
socioculturales.
Ø El
abandono de los discursos unilaterales, por conversaciones
que parten de escuchar “humildemente” antes de decir
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