Entradas populares

miércoles, 19 de septiembre de 2018

LO QUE CONVIENE HACER PARA NO PERDER/GANAR VOTANTES





Los proyectos, tanto a corto como a medio plazo, que pueden formar una campaña electoral, van a producir unos resultados que van a depender en gran medida de que tengamos claro lo que, en cada situación conviene hacer para no perder/ganar votantes.

Sin perjuicio de detallar en entradas sucesivas de la Guía de Campaña, “cómos” específicos para materializar estas prácticas, aquí pretendemos contribuir a ir abandonando algunos modelos que fueron útiles en el pasado, pero no ahora.

En los primeros años de la democracia, resultó útil un modelo, influido por el marketing de los productos de gran consumo. Un consumidor más bien pasivo, recibía unos mensajes a través de medios masivos deducidos de un conocimiento general de las preferencias.

En otros lugares, he descrito este modelo como una “estrategia sembradora”, o de obtención de “voto suelto”.

A lo largo del tiempo, la experiencia ha ido mostrando las limitaciones de este modelo que no tenía en cuenta el proceso de decisión del elector. No responde automáticamente a los mensajes. Suele tener cerca personas que le influyen (los líderes de opinión). La experiencia de la relación con gobiernos y partidos pueden influir tanto o más que las promesas electorales que hacen los mensajes.
Por otro lado, conviene tener en cuenta que, frecuentemente, para obtener una buena mayoría de votos, basta con no más de la tercera parte de los electores,  y que llegar a ellos por medios masivos, implica una pérdida importante de los mensajes.

En diversos lugares se ha comprobado cómo otro modelo, basado en acercarse a los votantes individuales, a través de activistas, apreciando sus prioridades, coaligándose con sus líderes de opinión alrededor de proyectos de mejora de la calidad de vida en colectivos concretos de barrios/secciones electorales (“estrategia coaligadora”), produce un voto “apalabrado”, más seguro a corto plazo y estable a medio plazo.

Naturalmente, este cambio no es meramente teórico, sino que puede tener lugar en la medida que las prácticas de dirección, propician una política de abajo arriba, y, para ello, constituir redes partidarias (dirigentes, cuadros, activistas, líderes sociales y de opinión, votantes actuales y potenciales). Estos pueden ser procesos que se lleven a la práctica de modo muy diverso, e incluso no tener lugar nunca.

Tanto, la consideración de las diferentes prioridades y procesos de decisión política de los votantes, como el desigual desarrollo de las redes partidarias, va a aconsejar diseñar la campaña electoral para unas elecciones, no como una construcción unitaria, sino más bien como la suma de un conjunto de campañas parciales que corresponden a sendas divisiones territoriales (barrios, secciones electorales), o segmentos por intereses.

De este modo, la “clásica” campaña de medios masivos, viene a ser una de estas campañas, que tiene como propósito reforzar a las demás y cubrir huecos que no puedan alcanzarse con medios más personales.





No hay comentarios:

Publicar un comentario