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miércoles, 17 de octubre de 2018

ARRANCAR Y PREPARAR LA CAMPAÑA, TAREA DEL TERCER CUATRIMESTRE DE 2.018










La cantidad de trabajo a invertir en esta etapa va a depender de si la candidatura/partido/gobierno viene practicando algún tipo de campaña permanente, o no.

Si la organización política está acomodada a una práctica burocrática y ritual, con poca atención a sus votantes, puede ser costoso romper esa rutina. Si bien podría ser posible, empezar por aquellas partes de la misma más inclinados al “activismo” que al “ateneísmo”.

Ponerse “en modo campaña” puede tener dos variantes. Desempolvar lo que se ha venido haciendo hasta ahora y estimular su repetición sin mayor reflexión adicional. Esta es la más probable (y peligrosa para los resultados), si, con multiplicidad de pretextos, se va dejando pasar el tiempo sin hacer suficiente reflexión colectiva. ¿Dónde estamos y a donde vamos? ¿Dónde querríamos estar como consecuencia de las próximas elecciones? ¿Cómo llegaremos allí?

La reflexión global sobre los resultados que otorgan un número de cargos electos, convendría viniera a ser la resultante de sumar resultados parciales a obtener de unidades territoriales menores – comarcas, municipios, barrios, secciones electorales – o unidades sectoriales, a cuyo frente cabe contar con equipos que pueden asumir la responsabilidad de conseguirlos.

La dirección - que va ganando poder sobre la organización en la medida que logra acuerdos sobre el punto de partida y el de llegada y el modo de cubrir el recorrido – va diseñando los objetivos, la estrategia – sembradora/ coaligadora, comunicación personal/masiva – el plan de la tareas a ejecutar, la obtención de fondos, la organización – con especial atención a los responsables de las divisiones/campañas parciales.

 Estos diseños no pueden ser solo obra de expertos, sino producción de un trabajo colectivo de reuniones, negociaciones y entrenamientos, conducente a conseguir la mayor implicación de los efectivos humanos disponibles. En todo ello, jugará un papel relevante el procedimiento según el que se elijan las candidaturas.

un amigo mío dice que "algunos partidos no pueden mascar chicle y ver la televisión a la vez. Ganarían mucho si mientras eligen los candidatos no dejan de preparar las campañas. 

Queda aún, un factor más al que tradicionalmente no se le ha dado suficiente importancia: el lenguaje. Hoy la vida pública de nuestro país se mueve con un lenguaje propio de aspectos legales y técnicos, que recoge muy poco los valores de los electores. Superar este desequilibrio será un factor relevante para la eficacia de la comunicación de la campaña. La importancia de esto nos lleva a dedicarle un apartado particular, si bien, en las actuales circunstancias de tiempo, sus operaciones tendrán que llevarse a cabo al mismo tiempo que las de arranque y preparación.
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Y UN RECORDATORIO METÓDICO


En campaña no se puede trabajar en serie sino en paralelo. No se trata de ejecutar procesos con tareas una detrás de otra, sino componer tareas distintas que tienen que ver con lo que se trata de producir: unos votantes comprometidos y unos activistas movilizados y entrenados.

En este sentido campaña y proyecto son dos palabras que en la política pueden tener el mismo significado y contenido. El “modo campaña” es el “modo proyecto.”

No hay tiempo para organizar las secciones electorales y barrios, conseguir y entrenar interventores para las mesas electorales, llevar a cabo la campaña telefónica, recoger historias de los activistas y los votantes, identificar líderes de los votantes, poner en marcha operaciones de acción directa con ellos, motivar a los alejados y a los acomodados a que dediquen su mejor tiempo, entrenar para las nuevas tareas, aumentar el contacto personal con los votantes y sus líderes, preparar actos públicos.

No hay tiempo si trabajamos en serie. Pero muchas de estas tareas se pueden ejecutar más eficazmente si se llevan a cabo simultáneamente, poniendo el énfasis en activar, entrenar y apoyar a la red de personas que pueden llevarlas a cabo. Una red que activada por una dirección que debe irse ampliando con las personas que se vayan comprometiendo con activar un nódulo de la red – barrios -, pasa por el grupo municipal, la ejecutiva, los secretarios generales y ejecutivas de distrito, y los coordinadores de barrio y sección electoral.

Todos estos activadores de la red, deben asumir la ejecución de todas las tareas mencionadas arriba con el apoyo que la dirección puede prestarles.

Una parte importante de este apoyo vendrá de la movilización de personas que dominan alguna de las tareas y que deben incorporarse al equipo de dirección.



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