Por su especial importancia en la coalición con los votantes, vamos aprestar
aquí una atención especial a tres servicios políticos: el entrenamiento y asistencia
a los votantes en la priorización colectiva de los problemas y soluciones, el
diseño y acuerdo colectivo sobre “el barrio que vivimos y el barrio que queremos”
y la construcción de consensos.
La
priorización colectiva
Cualquier votante sensato comprende que no se pueden
resolver todos los problemas ni al mismo tiempo. Y agradece que alguien enseñe
a los insensatos que eso es así. Estos votantes entienden como un buen servicio
que los políticos no resuelvan los problemas individuales por la vía más o
menos clientelar, sino que creen entornos donde colectivamente se pueda
priorizar entre problemas y alternativas. Este trabajo colectivo, como
cualquier oportunidad de encuentro entre los votantes propiciada por los
políticos, tiende a enriquecer el capital social del partido.
Tres métodos han sido bien experimentados en
priorizaciones de cuestiones públicas: el método de las tarjetas, las
encuesta Delphos y la Técnica del Grupo
Nominal (TGN). De todos ellos es fácil encontrar metodologías y protocolos.
“El
barrio que vivimos/el barrio que queremos”.
Cuando las prestaciones públicas se deciden desde arriba,
es fácil que el resultado sea que se echen en falta ciertas prestaciones y se
consideren innecesarias algunas de las decididas.
Partir de cómo viven los votantes su entorno público y
cómo perciben que las prestaciones públicas mejoran o no la calidad de vida que
pretenden es un camino mejor para la planificación estratégica publica.
Escuchar las historias de los votantes – de sus líderes de opinión – encontrar
el sentido de lo que se desprende de ellas y ayudar a diseñar cómo debería ser
el futuro, con referencia inequívoca a la calidad de vida tal y como la viven
los votantes, es una vía segura para responder y comunicar bien.
En próximas apartados exploraremos con más detalle el
empleo de los métodos narrativos y la planificación política de abajo arriba,
en la coalición con los líderes de opinión de los votantes alrededor de
proyectos compartidos de futuro, con valores compartidos.
Negociaciones.
Construcción de consenso.
La variedad de los votantes necesarios para una mayoría
nos asegura que entre ellos tendrán que existir conflictos, tanto en cuanto a
metas a alcanzar como en maneras de alcanzarlas. La costumbre de zanjar la
falta de consenso por soluciones tecnocráticas o puramente unilaterales de los
políticos viene manifestándose como poco útil y hasta peligrosa. Los políticos
corren el riesgo de no contentar a nadie y de irritar a los que creen que
tienen derecho intervenir en la decisión.
Por el contrario, si los políticos en lugar de decidir,
se proponen que sus votantes lleguen a consensos con su ayuda, estarán ganado buenas
soluciones, mejora del capital social del partido, y aumento de su liderazgo.
Muchos de los problemas relacionados con las proyecciones
futuras de los barrios y municipios contienen conflictos. Que los políticos
sepan contribuir a que los propios votantes negocien y alcancen consensos, es
un servicio político de gran utilidad, para ir enriqueciendo el capital social
partidario.
En la planificación política de abajo arriba, contribuirá
a ello, localizar situaciones en que los
políticos pueden entrenarse en construir consensos, evitando las decisiones
burocráticas unilaterales.
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También puede profundizarse, leyendo en COMO GANAR (Y PERDER) VOTANTES. Descarga libre en http://www.fcampalans.cat/uploads/publicacions/pdf/formacio7.pdf
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