Las 4 claves para coaligarse con los votantes:
Mantener
movilizados a militantes y voluntarios activos, a través de suficientes
conversaciones políticas.
No perder el
tiempo en los que no serán votantes nuestros.
Acompañar las
conversaciones políticas de nuestros votantes actuales y potenciales
Asegurarnos de
llevar a las urnas los votos de los favorables (“get-out-the vote”)
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Más de un puesto de concejal y hasta alguna alcaldía se han perdido por uno o por muy pocos votos. Y es fácil que hasta un 8/10% de
los votantes favorables no acudan a la urnas el día D, por muchas razones
que casi todos conocemos. Por ello, se va aconsejando adelantar votos por correo de personas que tendrán dificultad real
en acudir a las urnas en ese día.
El último mes de la campaña debe incorporar
actividades que tengan en cuenta la diferencia
entre conseguir una actitud favorable hacia unos planteamientos/candidatos y la
decisión de acudir a votar.
Las actividades de “sacar el voto” (“get-out-the vote”) son
especialmente transcendentes en aquellas elecciones en que existe cierta apatía
por parte de los electores, y se prevé una baja participación. Estas
actividades persiguen aumentar el número de personas que acudirán a los
colegios electorales a depositar su voto en la urna. Pero a ningún partido le
interesa aumentar indiscriminadamente esta participación. Se trata de conseguir que vayan a votar, las personas
que pueden considerarse favorables.
Esto debería implicar que a estas alturas de la campaña, habría que contar con una buena identificación de los
votantes en las secciones electorales priorizadas. Es decir, que se cuenta
con una distinción entre los votantes favorables (seguros y probables), los
indecisos y los que no son favorables (seguros y probables). Si este trabajo no
está suficientemente completado, habría que considerar si es posible
completarlo en los días inmediatos, al menos en las secciones electorales que
se consideren más importantes.
Sobre los votantes no
favorables, no parece sensato influir en que vayan a votar. Al contrario,
si hay materia para ello, habría que contar con una campaña de publicidad negativa, que precisamente estimule su abstención.
A la hora de diseñar las actuaciones que pretenden asegurar que los
votantes favorables acudirán a las urnas, habrá que tomar en cuenta la gran diferencia de impacto que van a tener
los contactos personales con esos votantes con respecto a los contactos
impersonales de la comunicación unidireccional. A pesar de lo que es muy
frecuente gastar una gran cantidad de dinero en acciones publicitarias y
mítines que no tienen ningún efecto claro en “sacar el voto”.
Es interesante ver resultados
prácticos en aquellas agrupaciones
locales, que consiguen equipos de barrio activados y apoyados por la
dirección en mantener una comunicación continuada en dos sentidos con los
votantes actuales y potenciales y que, generalmente, coinciden con aquellas que exhiben mayorías estables.
Las direcciones regionales/nacionales y estatales de los partidos, mantienen una cierta desconfianza en descentralizar la campaña en líderes locales y de barrio. Pero, prácticamente, será la proximidad el factor que aportará la motivación adicional para hacer el esfuerzo de ir a votar.
Las visitas casa por casa y las
llamadas telefónicas por amigos y vecinos – mejor si son líderes de opinión
– son los medios más eficaces. Aquí tienen un papel clave los equipos de
sección electoral y de barrio. También pueden ser de buen impacto, reuniones de grupos pequeños – no más
de 20 personas – donde se debatan temas como “el barrio que queremos” en lugar
de grandes mítines como soporte de discursos unidireccionales, que pueden
tener, por otra parte, un efecto euforizante contraproducente.
En todo caso, merece la pena no
llevar a cabo actividades sin blancos claros en los votantes favorables o
en los indecisos, abandonando acciones “sembradoras”.
Al mismo tiempo, la
dirección de la campaña deberá ir
·
preparando en este tiempo los dispositivos necesarios para
llevar a cabo las tareas del día D con eficacia;
·
envío de flyers para imprimir y utilizar por parte de
voluntarios;
·
debates en la red y en los medios;
·
renovación de carteles en los últimos días
Las últimas
semanas de la campaña, deben servir para llevar a cabo acciones que
aseguren que
todos los votantes favorables acudirán a los colegios electorales;
consigan que la mayor proporción de ellos nos
ayuden a conseguir que otros también lo hagan;
y para ello
mantener una alta intensidad de comunicación en dos sentidos para mantener el
ánimo y proporcionar pautas y argumentos de conversaciones políticas.
Las
conversaciones
Los candidatos, los dirigentes y los eventuales entrenadores de campo
pueden conseguir efectos más positivos implicándose en pequeñas reuniones y
contactos personales con miembros de equipos de barrio y líderes de opinión de
los votantes actuales y potenciales, que en reuniones multitudinarias donde
solo es posible una comunicación unidireccional o en intervenciones en los
medios de impacto disperso.
Las conversaciones deben de proporcionar comparaciones de programas y
candidatos, evidencias de la congruencia del partido/candidatos con los valores
comunes, aclaraciones y concreciones sobre el “barrio/municipio que queremos”,
visiones globales que sirvan para compensar comparativamente los puntos débiles
de “nuestro producto político”.
Ante el riesgo de que falten los ánimos para redoblar esfuerzos al
final, la presencia activa de los candidatos y dirigentes entre los militantes
activos y el aporte de pautas y entrenamientos para mantener conversaciones
difíciles, son recursos inapreciables.
¿Me dejas que el
día 22, si no has ido a votar a las 4 de la tarde, te llame para recordártelo?
Una pregunta de este estilo – acomodada a la relación existente en
cada caso – puede servir tanto para verificar que el votante es realmente
favorable, como para obtener el permiso
sin el que no es prudente llevar a cabo los recordatorios de los que
hablaremos.
Los interventores
Las meses donde votan los electores de las secciones electorales priorizadas deben contar con dos interventores, que puedan turnarse en seguir la votación y registrar los nombres de los votantes.
Además de asegurar el orden formal de las votaciones, los
interventores pueden tener un papel más importante en la relación con los
votantes y en el control de los resultados, para lo que deben recibir ahora el
entrenamiento adecuado.
El interventor representa explícitamente al partido en la mesa.
Conviene, pues, que lleve bien visible lo que sirve para identificarle como
tal. Será también importante que muestre un aspecto congruente con lo que los
votantes propios pueden esperar y un talante sonriente, sobre todo en las mesas
predominantemente no favorables. A este respecto, es corriente observar que los
votantes propios, tienden a sonreír al interventor cuando se acercan a la mesa.
En ese caso, puede ser útil probar a intercambiar sonrisas verificando si nos
está mandando un mensaje de complicidad y anotar el nombre del votante.
Podremos comprobar después si ya lo teníamos registrado como favorable. En todo
caso, este primer contacto visual, puede profundizase mas adelante, si el
interventor vive en la misma zona y participa más adelante en un papel de
militante activo.
En el entrenamiento hay que preparar a los interventores de las mesas
prioritarias para llevar a cabo la tarea de enlace con los equipos de
seguimiento de los votantes.
El día D
Los responsables de equipos de barrio y sección electoral se habrán ocupado de calcular el número de personas – y teléfonos - que necesitan para recordar telefónicamente a los votantes favorables que han dado permiso para ello su compromiso, y contar con medios de transporte y guardería.
Los interventores a la hora establecida, darán cuenta de quiénes ha
votado y quiénes no, y los equipos telefónicos llevarán a cabo los
recordatorios, ofreciendo, en lo necesario, ayuda para el transporte a los
colegios, o guardería a niños o personas necesitadas de ello.
Las listas
punteadas de votantes son un instrumento de valor a la hora de analizar
resultados y los interventores pueden convertirse en agentes de campo muy
útiles en una estrategia de campaña permanente. Conviene, pues, darles un papel
político más activo, que puede empezar con el cuidado en recoger las hojas
punteadas de votación, y después analizar con ellos, los resultados de sus
secciones electorales.
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Profundizamos en los seminarios "Actvismo/Liderazgo Políticos" y el próximo "El Último Año del Mandato.Claves para mejorar resultados políticos"
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