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miércoles, 23 de agosto de 2017

AGENDA Y PLAN POLÍTICO PARA LOS AÑOS 2.017, 2.018 Y 2.019. INTRODUCCIÓN (i)





Ahora que está acabando el verano de 2.017, parece un  momento oportuno para pensar en el fin del mandato 2.015/2.019, y reflexionar sobre cómo conseguir que las próximas elecciones  no vengan a significar un empeoramiento de los resultados políticos y, en lo posible, signifiquen una mejora.
Esta reflexión, para asegurar estos fines, debe desembocar en algún tipo de agenda – que determine lo que tiene que suceder para ello – y un plan político – que diseñe y ejecute en el tiempo las actuaciones concretas.
En este papel, se van a recoger  unas ciertas guías para esta reflexión, deducidas de la serie de papeles que desde finales de julio he venido publicando[1] alrededor de tres ejes:
·       el empoderamiento de votantes, militantes y activistas;
·       la necesidad de organizar el partido en orden a los resultados políticos;
·       la dificultad que, tanto para uno como otro eje, significa el predominio del lenguaje y la lógica técnica – administrativa, en las interacciones y comunicaciones políticas.

Bajo este título, sucesivos papeles van a recoger:
·       Una introducción, en dos partes, con 6 items sugeridos para la agenda política.
·       Una guía para diseñar las actuaciones a llevar a cabo en cada uno de los 5 cuatrimestres que quedan, ordenada por ejes de proyecto.


AGENDA



Conseguir un lenguaje para conocer los valores y la evaluación de las prestaciones públicas.

Este último eje, nos va a servir de primera instancia de la reflexión. Difícilmente podremos hablar de agenda/plan político, si lo que en realidad cuentan son ejecuciones presupuestarias, realización de planes urbanísticos o de infraestructuras, programas de actividades, sin contar con su impacto en los ciudadanos, la mejora de la calidad de vida desde los mismos, el valor público generado.
Cómo conseguir un lenguaje y una lógica políticos tiene que partir de interaccionar con los votantes, de modo que sea posible conocer cuáles son sus valores/intereses, y cómo evalúan en función de ellos las prestaciones que les ofrecen los partidos e instituciones.
En la medida que los partidos y grupos políticos institucionales son capaces de obtener y procesar esta información, aumenta su capacidad de prever los votantes que pueden perder y ganar, y tomar medidas al respecto.

Esta información no se puede obtener de cuestionarios de intención de voto, sino de interacciones directas de activistas con los votantes actuales y potenciales y sus líderes de opinión.

Activismo/liderazgo político

Actualmente, en la medida que los partidos y los gobiernos mantienen interacciones más bien unilaterales, intermitentes  y con lenguaje burocrático, han ido generando desafección entre los electores, y los “votos sueltos” introducen inestabilidad en los resultados.

En un sentido contrario, avanzar hacia establecer una comunicación bilateral permanente, reduce la desafección y, a través del voto “apalabrado” va dando estabilidad de los resultados.
Esto implica una mayor intensidad y permanencia de las prácticas de comunicación con los votantes actuales y potenciales y sus líderes de opinión. Para ello, se requiere tiempo de los líderes empleado en mantener personalmente comunicación bilateral con su entorno, acuerdos de estos líderes con militantes que tienen buenas prácticas comprobadas con su entorno político, y que tanto unos como otros entrenen a los militantes como activistas.

Todas estas comunicaciones pueden generar un nuevo lenguaje que para permitir identificar los valores de los votantes debe basarse en un lenguaje narrativo, partiendo de la recogida y dar sentido a anécdotas/relatos recogidos en entrevistas personales y encuentros colectivos.

No es fácil, ni es corto el tiempo necesario, para conseguir cambiar las organizaciones para que funcionen así. Los escasos dos años que quedan hasta las elecciones de 2.019, sí pueden permitir que se produzca un avance importante, si se diseña un proyecto con el tiempo adecuado. Una propuesta del diseño preliminar de este proyecto, vendrá recogida en sucesivos papeles situados en el calendario de los cinco cuatrimestres que quedan.
Aquí, merece la pena mencionar que este proyecto ha de conseguir:

·       que los dirigentes actúen como activistas en su entorno inmediato;
·       que se preparen para entrenar a militantes como activistas, tanto personalmente como con la ayuda de otros entrenadores, buenos prácticos que quieran también entrenarse para entrenar;
·       que se consiga ir trabajando los barrios y sus secciones electorales, escuchando relatos de los votantes sobre lo que les satisface/ insatisface de las prestaciones y relaciones de la institución y del partido y dando sentido a estos relatos para deducir sus valores y las evaluación que desde ellos hacen.


Proyectos estratégicos y planes de barrio

El contacto directo que consigue la red partidaria de activistas hace posible que los proyectos estratégicos – que definen las políticas, despejando incertidumbres y conflictos – puedan tener su origen en los barrios, o, alternativamente, que proyectos originados desde arriba puedan contar con la participación de votantes, sus líderes de opinión y activistas.
Paralelamente, y  a partir de “dar sentido” a los relatos de los votantes – y quizá crear un soporte como “El Barrio que vivimos”, en trabajo con los líderes de opinión, se puede generar “El Barrio que queremos” y diseñar un conjunto de proyectos - alrededor de los cuales se atarán los compromisos de coaligarse activistas/líderes de opinión de los votantes - ,   que formen el plan estratégico del barrio.




[1] Estos papeles están publicados como entradas en mi blog www.marcoslekuona1.blogspot.com

Leer + en otras entradas de este mismo blog, y en la documentación del curso AGENDA  Y PLAN POLITICO  PARA MEJORAR/NO EMPEORAR RESULTADOS EN 2.019





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