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jueves, 2 de agosto de 2018

ALGUNOS APUNTES DE ORGANIZACIÓN PARA SOCIALDEMOCRATAS (I) 2


(Re)vitalizar el partido

Lo que puede dar vida al capital social de un partido – revitalizándolo si es el caso, o vitalizándolo en caso de un nuevo partido – es la práctica de organizarlo, en el sentido que Marshall Ganz [1]da a esta práctica:

    Los organizadores identifican, reclutan y desarrollan el liderazgo; constituyen una comunidad alrededor del liderazgo; y construyen el poder hacia el exterior de la comunidad.

La mentalidad y las prácticas burocráticas de dirección van reduciendo el poder del partido, en la medida que reducen el “cociente de liderazgo” que el mismo Ganz describe así:
¿Cuántos líderes vés haciendo trabajo de liderazgo? ¿Hay un solo líder ligado con todos los demás de modo que habla desde el centro de una rueda? ¿O hay una gran cantidad de líderes ligados unos a otros, y con otros miembros, múltiples centros de coordinación, inspiración y acción? ¿Hay alguna gente “seguidores” con relación a otros líderes pero “líderes” en relación a otros “seguidores”? ¿O hay alguna gente que siempre son “líderes” y otros siempre “seguidores”? ¿Es la organización “rica en liderazgo” o “pobre en liderazgo?

A medida que se va perdiendo cociente de liderazgo, el partido pierde capacidad de ordenar la sociedad de otra manera que no sea la existente. Frente a ello, el trabajo de organización que propugnamos no es hacer y conservar listas, cobrar cuotas, conseguir  voluntarios para las “misas conventuales” del partido, o ayudar a candidatos en las elecciones internas.
Cabe, pues, entender hay un primer estadio en los intentos prácticos de (re)vitalizar los partidos socialdemócratas – y en general, casi todos los partidos que pretenden crear una sociedad que supere el dominio del capitalismo financiero. Este es el de aclarar conceptualmente y en la práctica que no existe una única manera de organizar, la burocrática.


Organizar. Una síntesis conceptual temporal.

Introduzco aquí un marco conceptual en que situar las prácticas políticas ahora, como una sugerencia para que los partidos conciban su tarea de organizadores de la sociedad, más allá de las prácticas burocráticas.. Me ha sido útil este marco, para diseñar entrenamiento en la práctica política, si bien, soy consciente de lo grosero del ensayo, como todos estos intentos de conceptualizar analíticamente lo que pasa en la historia y en la política, sin utilizar métodos narrativos. Pero eso requiere mucho más espacio. Disculpas si esta limitación  crea alguna confusión o incomprensión



Vivimos en una fuerte crisis de las organizaciones que regulan el funcionamiento de la vida colectiva e individual y de los modos de gobernarlas/dirigirlas. Una visión impresionista de esta situación puede leerse con provecho, por ejemplo, en EL FIN DEL PODER (2.013)  Moises Naim, editado por Random House- Mondadori,S.A. Barcelona.

Esta crisis tiene lugar, y en parte está producido, por la transición que vivimos en uno de esos grandes cambios como los que han tenido lugar anteriormente cada doscientos años, según P. F. Drucker.

Observado todo esto desde las organizaciones, se va poniendo de manifiesto que la mentalidad, las estructuras y las prácticas de gobierno/dirección burocráticas, están perdiendo el control de la situación, a pesar de sus intentos de control central desde arriba.

Los partidos políticos, como organizaciones, experimentan esa crisis de una manera especialmente aguda.

Burocracia/democracia

En general, se habla de ir superando la jerarquía burocrática de las organizaciones por una jerarquía democrática.

En la jerarquía burocrática, los dirigentes juegan a la cucaña de su avance por la jerarquía, utilizan su poder sobre todo en interés propio, ven su papel como de imposición de un camino a la organización y sus miembros, tienden a lucir como “líderes heroicos”/candidato excepcional que no/dirigen a sus seguidores, sino se limitan a responder sus preguntas sobre lo que hay que hacer, o fijan objetivos sin implicarse en el cómo se alcanzarán, o, cuando no pueden imponerse, acomodan sus objetivos a lo que sus seguidores están en disposición de alcanzar sin mejora.

En la jerarquía democrática, los dirigentes equilibran sus intereses propios con el logro de unos resultados sostenidos de la organización en su entorno, conciben su papel como de empoderarse empoderando a los otros, utilizando su poder para coaligar el mayor número posible de otros líderes, seguidores y recursos; como candidatos dan un papel prioritario a las redes partidarias.
Ni la jerarquía democrática, ni la maestría de la práctica política, puede concebirse hoy a niveles muy altos de una organización política. Pueden originarse en niveles locales o comarcales en líderes y grupos empeñados en coaligarse para ganar poder institucional en servicio de los intereses propios de sus comunidades de votantes, como mayoritarios de sus respectivas comunidades locales. Así, vamos a proponer una vía que comienza por organizar comunidades locales, para después considerar cómo se organiza una unidad mayor que lo local, y finalmente cómo se organiza   una unidad global.



[1] Marshall Grantz, es un veterano líder social y profesor en la Universidad Harvard que contribuyó a la formación de los 2.500 organizadores que consiguieron revitalizar el Democratic Party del Gobernador Dean para ganar aquellas emorables elecciones intermedias en que recuperó la mayoría. Los planteamientos de este artículo deben mucho a la documentación producida por el maestro Gantz.




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