Agenda
y Plan Políticos para 2.018 y 2. 019 (X)
QUE
HACER EN EL PRIMER CUATRIMESTRE DE 2.018/ “LO QUE ESTAMOS VIVIENDO” (4)
Conseguir un número de personas comprometidas íntimamente en lograr que sean
favorables a un partido/ candidatura la mayoría de votantes que se considera
necesaria en una unidad electoral concreta – sección electoral, barrio-, es una
condición de éxito. En efecto, representa la mejor garantía de conseguir los
resultados y, al mismo tiempo, va completando
el círculo virtuoso de la acumulación y reparto del poder, que la
dirección ha ido abriendo al orientar la organización a los resultados.
Pero no es ésta una cuestión puntual. Mantener
a estas personas movilizadas interesa a esta campaña, y también a las siguientes.
Y conseguir esto, tampoco es una acción puntual, sino más bien un cultivo
permanente.
En algún momento hay que conseguir que
ese cultivo eche raíces. Sin esas raíces y un funcionamiento permanente no lo
hará eficazmente cuando se les convoque puntualmente a una campaña. Y en la medida
que, en cada caso sea necesario, el primer cuatrimestre de 2.018 es el momento oportuno
para acometerlo.
Tres acciones deberían tener lugar en
este cuatrimestre, para ir creando esas raíces:
v Acordar en la dirección el papel primordial que deben jugar los activistas en identificar y
mantener a los votantes actuales; identificar los votantes potenciales – antiguos
votantes propios, abstencionistas, nuevos votantes, nuevos residentes – y convertir
en favorables el número necesario; llevar a las urnas la mayor proporción de favorables.
Proyectar cómo se va a ir logrando contar con un número de un 2% de voluntarios como activistas, sobre el número de votantes que
se van a ir considerando, en cada momento del ciclo electoral.
v Identificar los
militantes y simpatizantes que saben y tienen experiencia en llevar a cabo esta
tarea, y negociar con ellos su compromiso
en su área de actuación, y, eventualmente, en el entrenamiento de otros para que
asuman el papel de activistas, a su vez.
v Asumir por los miembros
de la dirección que, al menos, una parte sustancial de ellos, han de ser capaces
de asumir la tarea de activista en su entorno
de referencia, y, por consiguiente, iniciar su aprendizaje si no cuenta con experiencia previa. En este sentido,
cuanto antes pueda, debería hacerse cargo de la tarea en la sección electoral
donde esté censado, contando con la
colaboración de dos o tres actuales o futuros activistas, que asumirán
la responsabilidad de futuros resultados. Sin
esta acción ejemplar de los líderes es difícil que tengan éxito las llamadas a
que otros hagan ese trabajo.
El ciclo de las
prácticas a aprender pasa por,
- · hacerse cargo de la situación, tendencia y metas de su sección electoral;
- · identificar los lugares donde los votantes se reúnen y hablan de política, asistiendo y escuchando en los mismos;
- · identificar a los votantes actuales y a los abstencionistas que podrían ser favorables;
- · Llevar a cabo encuentros con pequeños grupos de estos votantes, en orden a ir constituyendo comunidades de votantes, y detectando en ellas preocupaciones y líderes de opinión.
- · Acompañar a estos votantes y líderes de opinión, no con intentos de “venta”, sino prestándoles servicios políticos que contribuyan a que formen y manifiesten su voluntad política.
A medida que los líderes vayan
adquiriendo la práctica de este activismo, deberán
ir entrenando en esa misma práctica a posibles activistas; y poniéndose de
acuerdo con otros buenos prácticos hasta llegar al número que requiere
conseguir el número de activistas necesarios para las metas propuestas. A este
respecto, hay que considerar la conveniencia de que tanto líderes como buenos
prácticos se entrenen, a su vez, en la
práctica de entrenar a otros.
Junto al entrenamiento individual de
cada activista, jugarán un papel importante en el enraizamiento del activismo
que el trabajo colectivo se mantenga
orientado a los resultados y a la evaluación de buenas/malas prácticas, en
encuentros de dirección, asambleas, grupos de trabajo y reuniones de
ejecutivas. A su vez, tanto entrenamientos como trabajo colectivo orientado a
resultados, alimenta el círculo virtuoso de acumular/repartir poder de la
organización.
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