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martes, 10 de abril de 2018

EMPEZAR A PLANTAR LAS RAÍCES DEL ACTIVISMO/LIDERAZGO POLÍTICO


Agenda y Plan Políticos para 2.018 y 2. 019 (X)
QUE HACER EN EL PRIMER CUATRIMESTRE DE 2.018/ “LO QUE ESTAMOS VIVIENDO” (4)






Conseguir un número de personas comprometidas íntimamente en lograr que sean favorables a un partido/ candidatura la mayoría de votantes que se considera necesaria en una unidad electoral concreta – sección electoral, barrio-, es una condición de éxito. En efecto, representa la mejor garantía de conseguir los resultados y, al mismo tiempo, va completando  el círculo virtuoso de la acumulación y reparto del poder, que la dirección ha ido abriendo al orientar la organización a los resultados.

Pero no es ésta una cuestión puntual. Mantener a estas personas movilizadas interesa a esta campaña, y también a las siguientes. Y conseguir esto, tampoco es una acción puntual, sino más bien un cultivo permanente.

En algún momento hay que conseguir que ese cultivo eche raíces. Sin esas raíces y un funcionamiento permanente no lo hará eficazmente cuando se les convoque puntualmente a una campaña. Y en la medida que, en cada caso sea necesario, el primer cuatrimestre de 2.018 es el momento oportuno para acometerlo.

Tres acciones deberían tener lugar en este cuatrimestre, para ir creando esas raíces:

v Acordar en la dirección el papel primordial que deben jugar los activistas en identificar y mantener a los votantes actuales; identificar los votantes potenciales – antiguos votantes propios, abstencionistas, nuevos votantes, nuevos residentes – y convertir en favorables el número necesario; llevar a las urnas la mayor proporción de favorables. Proyectar cómo se va a ir logrando contar con un número de un 2% de voluntarios como activistas, sobre el número de votantes que se van a ir considerando, en cada momento del ciclo electoral.
v Identificar los militantes y simpatizantes que saben y tienen experiencia en llevar a cabo esta tarea, y negociar con ellos su compromiso en su área de actuación, y, eventualmente, en el entrenamiento de otros para que asuman el papel de activistas, a su vez.
v Asumir por los miembros de la dirección que, al menos, una parte sustancial de ellos, han de ser capaces de asumir la tarea de activista en su entorno de referencia, y, por consiguiente, iniciar su aprendizaje si no cuenta con experiencia previa. En este sentido, cuanto antes pueda, debería hacerse cargo de la tarea en la sección electoral donde esté censado, contando con la  colaboración de dos o tres actuales o futuros activistas, que asumirán la responsabilidad de futuros resultados. Sin esta acción ejemplar de los líderes es difícil que tengan éxito las llamadas a que otros hagan ese trabajo.







El ciclo de las prácticas a aprender pasa por,

  • ·        hacerse cargo de la situación, tendencia y metas de su sección electoral;
  • ·        identificar los lugares donde los votantes se reúnen y hablan de política, asistiendo y escuchando en los mismos;
  • ·        identificar a los votantes actuales y a los abstencionistas que podrían ser favorables;
  • ·        Llevar a cabo encuentros con pequeños grupos de estos votantes, en orden a ir constituyendo comunidades de votantes, y detectando en ellas preocupaciones y líderes de opinión.
  • ·        Acompañar a estos votantes y líderes de opinión, no con intentos de “venta”, sino prestándoles servicios políticos que contribuyan a que formen y manifiesten su voluntad política.


A medida que los líderes vayan adquiriendo la práctica de este activismo, deberán ir entrenando en esa misma práctica a posibles activistas; y poniéndose de acuerdo con otros buenos prácticos hasta llegar al número que requiere conseguir el número de activistas necesarios para las metas propuestas. A este respecto, hay que considerar la conveniencia de que tanto líderes como buenos prácticos se entrenen, a su vez, en la práctica de entrenar a otros.
Junto al entrenamiento individual de cada activista, jugarán un papel importante en el enraizamiento del activismo que el trabajo colectivo se mantenga orientado a los resultados y a la evaluación de buenas/malas prácticas, en encuentros de dirección, asambleas, grupos de trabajo y reuniones de ejecutivas. A su vez, tanto entrenamientos como trabajo colectivo orientado a resultados, alimenta el círculo virtuoso de acumular/repartir poder de la organización.











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