Agenda
y Plan Políticos para 2.018 y 2. 019 (XI)
QUE
HACER EN EL PRIMER CUATRIMESTRE DE 2.018/ “LO QUE ESTAMOS VIVIENDO” (7)
Invitación a una
reflexión para dirigir, al filo del primer
y segundo cuatrimestre
de 2.018
Cuando finalice el mes de abril, dentro
de unos pocos días, sólo quedarán 3 cuatrimestres + 1 mes para las próximas
elecciones.
Parece un buen momento para
pensar/repensar ¿Dónde estamos? ¿Dónde
queremos estar? ¿Cómo llegaremos?
Los núcleos iniciales que se proponen dirigir
la organización política hasta las próximas elecciones, pueden ir constituyendo
el poder que les va a habilitar para, efectivamente, hacerlo a partir de dos
factores constituyentes:
v Su capacidad de elaborar
y expresar unas hipótesis estimulantes de partida de respuesta a las tres
preguntas.
v Poner en marcha un
proceso de experimentar y completar las hipótesis, coaligándose en cada
paso con los grupos que pueden formar la red partidaria que va a asumir la
realización de las acciones necesarias para llegar a dónde decidirá que queremos estar.
“Hay, al menos, cuatro circunstancias que vamos a
considerar aquí, que pueden estar impidiendo que una organización política
empiece a situar sus recursos en orden a los resultados de 2.019:
Ø tener
consumidos esos recursos en luchas internas, más o menos declaradas/cruentas;
Ø una
variante, como podría ser emplear los recursos en muchas actividades que no
contribuyen a los resultados, en una suerte de empresa de animación
sociocultural;
Ø que
los cargos públicos estén absorbidos por la gestión de la institución;
Ø una
actitud pasiva, al respecto, de los militantes, que no saben/no quieren
ocuparse de los votantes y sus líderes de opinión y de obtener de ellos
recursos humanos y financieros.”
Hoy, a estas circunstancias que apuntaba ya al hablar
de cómo ir construyendo el poder de la
dirección consciente de la campaña, habría que añadir, para ser realistas, la necesidad de aumentar la capacidad de
coaligarse de los que dirigen, reemplazando sus prácticas, las actuales de imponerse en lugar de
coaligarse.
QUÉ
ES COALIGARSE
Parece que la realidad va obligando a los políticos a
pensar que no es la imposición el único método de conseguir la colaboración de
otros. A pesar de los cual, hay bastante distancia entre lo que aceptan
verbalmente y lo que luego hacen.
A pesar de los discursos públicos sobre que hay que
dialogar, negociar y llegar a acuerdos, lo que vemos con más frecuencia son
luchas más o menos sordas y coaliciones inestables y poco maduras.
Tampoco hay que extrañarse que la idea de coaligarse
resulte extraña a nuestra cultura con más de cuatrocientos años de imposición,
unas veces carismática y otras burocrática y otras una mezcla de las dos.
Desde el 2.011, he venido publicando en este mismo
blog, muchas entradas que tienen que ver con construir una comunidad - ¿por qué
no de los votantes de un partido? –; la comprensión, reflexión y negociación
conjunta de una estrategia; el líder
como constructor de experiencias de un futuro deseado; dirigir como hacer
política, crear coaliciones. Todas ellas han apuntado hacia la conjugación del
verbo coaligarse.
Pero no pretendo ofrecer aquí unas claves para avanzar
definitivamente en esta línea. Probablemente, lo intentaré más adelante. Ahora,
podríamos quedarnos en recomendar la lectura de esas entradas pasadas – la
entrada anterior a ésta contiene una propuesta de un seminario taller sobre
“conversando para coaligarse”- , y la sugerencia que el núcleo inicial de
dirección lleve a cabo algunas sesiones de reflexión sobre su propia coalición
y su mejora, como principio de una preocupación permanente sobre ello, en la
medida que se encare la incorporación de
nuevos miembros al capital social
partidario.
SOBRE
QUE COALIGARSE
Cada organización política, por ejemplo, cada
agrupación local de partido, tiene que construir lo que llamaríamos el espacio
de su tarea, sobre el que podrá ir urdiendo las coaliciones que necesita para
alcanzar los resultados que se propone.
El esquema conceptual que aquí estamos proponiendo,
pretende aportar hipótesis que ayuden a identificar las dimensiones de ese
espacio. El esquema tiene la forma de una matriz de tres dimensiones:
1.- Las preguntas
¿Dónde estamos? ¿Dónde queremos estar? ¿Cómo llegaremos? , permiten que cada
actor explore sus intereses y cómo la organización puede responder a los
mismos.
2.- Los ejes de
proyecto ayudan a explorar respuestas a las preguntas. El diseño de estos
cinco ejes es convencional y agrupan
cuestiones que se solapan entre sí, y que pueden formularse de formas distintas
en distintas organizaciones. Si bien, las estrategias que se proponen en
ellos, deberían tener respuesta
satisfactoria en todos los casos. Constituir
suficiente poder de la dirección consciente – Orientar las acciones a los
resultados – Enraizar el activismo/liderazgo político – Mejorar la percepción
del valor público por parte de los votantes – Madurar las coaliciones de
gobiernos de varios partidos y del gobierno con la administración. Todo ello se hará de muy distintas formas;
pero deberá hacerse para asegurar los resultados. Cabe agrupar estos ejes en
dos ejes mayores con un enlace que forman las cuestiones que generan valor
público: un primer gran eje tendría que ver con los votantes y sus líderes de
opinión, los activistas, los cuadros y ejecutivos del partido, los cargos
públicos como activistas y un segundo con la organización de la institución y
la madurez de las coaliciones en el interior de la institución, de los socios
de gobierno y del gobierno con la administración.
3.- Los cuatrimestres.
El tiempo es un factor determinante de la eficacia de la acción, tanto la
disponibilidad del mismo como en la secuencia que deben guardar las acciones.
Acciones que no se pongan en marcha en un momento determinado, arriesgan ser
ejecutadas precipitadamente e influir negativamente en otras acciones de las
que deberían jugar el papel de precedentes necesarios. Dada la configuración de
estaciones y festividades, en nuestro país, la división cuatrimestral es más
práctica que la trimestral. Sin perjuicio de llevar cuenta de las realizaciones
mensual o incluso semanalmente.
o-o-o-o-o-o-o-o
La
estabilidad y fuerza de las coaliciones no surgen del intercambio de palabras o
promesas, sino más bien de la confianza en “crecer juntos” que da una acción
compartida en orden a los diferentes intereses de los coaligados.
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